La larga marcha espa?ola hacia la CEE
La historia de las relaciones de Espa?a con la Comunidad Econ¨®mica Europea tiene sus inicios en la carta que el fallecido ministro de Asuntos Exteriores espa?ol Fernando Mar¨ªa Castiella dirigi¨® en febrero de 1962 al presidente del Consejo de Ministros de la CEE, Couve de Mourville, para pedir la apertura de negociaciones que posibilitaran la vinculaci¨®n de Espa?a al organismo europeo. Antes, en diciembre de 1960, Espa?a hab¨ªa nombrado su primer embajador ante los pa¨ªses de la CEE. Aunque las pretensiones se basaban en la firma de un acuerdo de asociaci¨®n -necesario por la inviabilidad de la pol¨ªtica aut¨¢rquica y la realidad de los intercambios econ¨®micos-, se establec¨ªa el deseo de una futura y plena integraci¨®n, una vez salvadas las etapas de acoplamiento que nuestra econom¨ªa exig¨ªa.Los impedimentos institucionales, aut¨¦ntica clave del problema hasta la actualidad, dejaban reducida la aspiraci¨®n espa?ola al plano de simple acuerdo comercial, ¨²nico posible, que la CEE no calific¨® de-oportuno, al corresponder a la petici¨®n con un lac¨®nico acuse de recibo. El primer paso estaba dado. Y as¨ª, cuando en junio e 1964 Espa?a ingresa en el GATT y recuerda su petici¨®n a la Comunidad, el Consejo de Ministros de la CEE autoriza a la comisi¨®n ejecutiva para el inicio de las conversaciones. El 9 de diciembre del mismo a?o comenzar¨ªan formalmente, para prolongarse por m¨¢s de cinco anos, y sin adquirir verdadero car¨¢cter de negociaciones hasta casi dos a?os despu¨¦s.
Etapa Ullastres
En 1965, el embajador ante la Comisi¨®n Ejecutiva de la Comunidad, Alberto Ullastres, presenta un memor¨¢ndum con las razones que argumentan la base de la negociaci¨®n. La Comunidad responde con un cuestionario sobre los temas del memor¨¢ndum. El 19 de julio de 1966 comienzan las negociaciones, estableci¨¦ndose en noviembre un primer balance con las posibles soluciones a adoptar. Esta primera fase se cierra en febrero de 1967, cuando la Comisi¨®n estima imposible, por el momento, la aceptaci¨®n ¨ªntegra de las demandas espa?olas de crear una uni¨®n aduanera y econ¨®mica.
No obstante, el 11 de julio, el Consejo decide abrir de nuevo las negociaciones con la delegaci¨®n espa?ola. En noviembre de 1967 y febrero de 1968 se llevan a cabo nuevas conversaciones, que habr¨¢n de continuarse hasta la materializaci¨®n del acuerdo.
El acuerdo del 70
La firma, en Luxemburgo, del acuerdo comercial preferencial, que entr¨® en vigor en septiembre de 1970, supone la realizaci¨®n de las primeras aspiraciones espa?olas. Un mes despu¨¦s de la firma, el embajador Ullastres defin¨ªa la Comunidad como ?la uni¨®n econ¨®mica de seis pa¨ªses (actualmente nueve) que han decidido poner en com¨²n toda su econom¨ªa. Toda su econom¨ªa quiere decir no s¨®lo el mercado, no s¨®lo que se van a vender unos a otros lo que quieran sin trabas, sino que para ello van a tener que unificar su legislaci¨®n econ¨®mica, su legislaci¨®n laboyal, su legislaci¨®n de sociedades, su legislaci¨®n industrial ... ?.
El acuerdo establec¨ªa dos etapas. La primera, de seis a?os de duraci¨®n, determinaba un calendario de rebajas arancelarias y de reducci¨®n de contingentes. Su t¨¦rmino estaba fijado para el primero de enero de 1977, fecha en la que, de no haberse llegado al acuerdo de pasar a una segunda etapa, continuar¨ªan vigentes las disposiciones de la primera. El ¨¢mbito del acuerdo en el plano industrial favorec¨ªa el desarrollo de nuestro comercio. (Las exportaciones espa?olas a los seis pa¨ªses, entonces, de la CEE, que en 1969 supon¨ªan un 34% del total, pasaron a convertirse en un 40% en 1971) La escasez de concesiones agr¨ªcolas, que defraud¨® ya en el momento de la firma, se ha visto confirmada por los hechos: estancamiento relativo de las ventas al Mercado Com¨²n, acompa?ado de incidentes desagradables. Adem¨¢s, el tema pesquero, y otros aspectos, se habr¨ªan de mostrar problem¨¢ticos eri el futuro.
La CEE de los nueve
La entrada en la CEE, a partir de enero de 1973, de tres nuevos miembros (Dinamarca, Gran Breta?a e Irlanda) plante¨® la necesidad t¨¦cnica de la ampliaci¨®n del acuerdo preferencial. De momento, una simple pr¨®rroga permitir¨ªa mantener las mismas circunstanciasjur¨ªdicas, como se hizo cuando el se?or L¨®pez Bravo acudi¨® el 29 de enero de 1973 a Bruselas para firmar el protocolo adicional. El protocolo manten¨ªa el statu quo -las disposiciones del acuerdo no se extienden a los tres nuevos miembros-, con la salvedad de que si no se llegaba a un acuerdo con la Comunidad de los nueve que sustituyese al de 1970, se fijar¨ªan medidas transitorias. Esta transitoriedad, entremezclada y acentuada por declaraciones pol¨ªticas de doble signo, es la que se ha mantenido vigente hasta la actualidad. La postura prevaleciente en nuestro pa¨ªs en los tres ¨²ltimos a?os de negociaciones se inclin¨® m¨¢s a acogerse a la zona de libre cambio propuesta por la CEE, pero consiguiendo mejorar las condiciones iniciales. Se tratar¨ªa de ceder lo menos posible en el terreno industrial, alargando el calendario de desarme, y de obtener m¨¢s ventajas para nuestros productos agr¨ªcolas. Constituye, en definitiva, un intento de hacer evolucionar la base modesta, pero operativa, del acuerdo de 1970, acerc¨¢ndose paso a paso a la plena integraci¨®n a medida que el cambio pol¨ªtico lo fuese permitiendo.
Durante 1974 contin¨²an las conversaciones sin acuerdos sustanciales. Es en noviembre cuando se inician conversaciones para un nuevo acuerdo de libre cambio, exponiendo la imposibilidad,de aceptar el acelerado desarme industrial que ped¨ªa la CEE. (Conviene tener presente que las mercanc¨ªas de la CEE est¨¢n gravadas en su entrada en nuestro pa¨ªs con un arancel medio del 13 %,frente al 3% que recae sobre las espa?olas.) En 1975, despu¨¦s de laboriosas conversaciones Ullastres-Kergorlay, con la dif¨ªcil negociaci¨®n de los productos agrarios, parece llegarse a la base de un nuevo acuerdo, pero las negociaciones se interrumpen a ra¨ªz de las ejecuciones de septiembre. El 12 de noviembre se produce el relevo de Alberto Ullastres por el nuevo embajador, Raimundo Bassols.
La llegada de la Monarqu¨ªa supuso la reanudaci¨®n de las conversaciones, despu¨¦s del periplo europeo del ministro Areilza por las canciller¨ªas europeas, exponiendo el alcance y sentido de la reforma pol¨ªtica iniciada en Espa?a. Las declaraciones de los principales l¨ªderes de los pa¨ªses de la Comunidad, en el sentido de una pr¨®xima y ya posible integraci¨®n de Espa?a, se han multiplicado, sin que falten aqu¨¦llas, m¨¢s prudentes, expresando la necesidad de esperar a la total implantaci¨®n de la demociracia formal. El Consejo de Ministros de 23 de abril del presente a?o informaba sobre las pr¨®ximas entrevistas -que se han venido realizando- del ministro de Comercio con las autoridades de la Comunidad. Estas entrevistas y las de car¨¢cter t¨¦cnico entre funcionarios espa?oles y la Comisi¨®n dela CEE estaban encaminadas a la formafizaci¨®n del protocolo adicional del acuerdo comercial preferente de 1970, adaptado ya a la realidad de la Comunidad ampliada. Este protocolo regular¨¢ nuestras relaciones con el Mercado Com¨²n hasta que se inicien las negociaciones para la futura adhesi¨®n de Espa?a a la Comunidad Econ¨®mica Europea.
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