Otra cornada en Las Ventas
Otra cornada m¨¢s en Las Ventas. Habr¨¢ que calificar esta temporada de sangrienta, por el n¨²mero de percances, ya elevado, que se producen en dicho ruedo. Pero con una importante matizaci¨® la mayor parte los han sufrido novilleros. Con toda probabilidad, porque el espect¨¢culo s¨®lo suele ser aut¨¦ntico en la Monumental para las novilladas, en las que se lidian ejemplares de gran trap¨ªo, serios, enteros -es decir, en toda su pujanza- cornalones y astifinos.As¨ª ocurri¨® ayer. Las cabezas del primero y del sexto juntaban m¨¢s le?a que toda una feria. Cornamentas como agujas, sobre todo las del sexto, un Aleas cuajado, melocot¨®n y feo, de asta blanca, quiz¨¢ el m¨¢s afilado de pitones que podamos ver en todo el a?o. Pero, adem¨¢s, toda la novillada, de mucho trap¨ªo, present¨® problemas; arduos problemas en la mayor parte de los casos. Para dominar aquellas reses hac¨ªan falta conocimiento del oficio, experiencia y valor, todo lo cual esbasi imposible que pueda reunirlo un novillero, y menos a¨²n si suma pocas actuaciones, como era el caso de los tres espadas del domingo.
Plaza de Las Ventas
Cinco novillos de Garc¨ªa Romero y un sobrero (sexto) de Aleas, todos muy bien presentados, la mayor¨ªa cornalones y astifinos. Los de Garc¨ªa Romero. cumplieron en varas, para luego irse arriba; tuvieron problemas. El de Aleas, manso y noble.Pedro Giraldo: Cogido en su primero, pero mata de estocada ca¨ªda (aplausos, que recoge la cuadrilla en el tercio). Jos¨¦ Salazar: Pinchazo y estocada (algunos pitos). Pinchazo y estocada (silencio). Estocada trasera, rueda de peones y dos descabellos (silencio). Rafael Pirela, debutante: Estocada delantera con derrame (pitos, que se convierten en bronca, pues intenta dar la vuelta al ruedo). Estocada delantera ca¨ªda que asoma por abajo (vuelta protestada). Presidi¨® bien el comisario Corominas. Hubo muy buena entrada. Giraldo sufri¨® cornada de pron¨®stico menos grave en un muslo.
Los garciarromero pelearon en el primer tercio, con alguna excepci¨®n -como el segundo, que se solt¨® en todos los encuentrosy se iban arriba en banderillas. Crecidos en la muleta, admit¨ªan con cierta boyant¨ªa faenas de pocos pases, ejecutados a conciencia. Justo al rev¨¦s de lo que hicieron los toreros: iniciaban los trasteos sin acoplarse y sin imprimir hondura a las suertes, e inten taban continuar, con numerosas y largas tandas. Pero a los pocos muletazos, los novillos, que desarrollaban sentido, no admit¨ªan toreo si no era a cambio del derrote descompuesto y violento.
Giraldo, que lance¨® al primero con, las manos muy bajas, banderille¨® vulgar e insfrument¨® ayu dados por alto excelentes, conti nu¨® la faena voluntarioso, pero sin acertar a resolver el problema del novillo, que le embest¨ªa conla cara alta, y no le pod¨ªa forzar a que la bajara, pues, muy castigado en varas, se derrumbaba. Prolong¨® innecesariamente el trasteo y ese fue su gran error, porque la fiera, que ten¨ªa sentido, le volte¨® y le cal¨®. Giraldo, con mucho pundonor, sigui¨® en el ruedo, pese a que estaba herido. y mat¨® de una estocada.
Por este percance tuvo que matar tres novillos Salazar. La fuerte acometida del segundo de la tarde le movi¨® a ali?ar, cortando los viajes; el cuarto se puso pronto reserv¨®n, y no permiti¨® lucimiento alguno, pese a los indudables, buenos deseos del torero, y al quinto, que pas¨® tambi¨¦n a la defensiva despu¨¦s de varias acometidas violentas, le porfi¨® mucho para obtener algunos naturales sueltos. Con la espada estuvo eficaz Salazar, aunque sin estilo. Y poco h¨¢bil con el capote, si bien instrument¨® a su primer enemigo buenas ver¨®nicas rodilla en tierra.
Muchas tablas tiene el debutante venezolano Rafael Pirela, en lo que se refiere a conectar con el p¨²blico y pedir palmas. Pero Madrid es Madrid, y no le valieron sus inocentes truquitos. La afici¨®n vio c¨®mo rectificaba en todos los pases durante la fugaz y muy movida faena que hizo al tercero. Le pitaron por ello, y pe se al desagrado de los tendidos, pretendi¨® dar la vuelta al ruedo. Se la pararon en seco con una bronca. El sexto fue de vuelto al corral por cojo y le sus tituy¨® el aleas astifino, que result¨® noble, pese a lo cual tampoco aqu¨ª se vio torear. El venezo lano no parece dotado de calidad (ni de reposo), aunque a sonrisas y reverencias no hay quien le gane. A este novillo le dio dos largas de rodillas, y a sus dos enemigos los banderille¨® con bastante vulgaridad.
Una nota final: Cada vez lo hacen peor los picadores. La tropel¨ªa de tapar la salida a las resesya es vicio. ?Qui¨¦n pone coto a esto?
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