Estreno de las "Eleg¨ªas a tres poetas espa?oles"
El vigesimosexto Festival granadino ha estado vertebrado por los conciertos sinf¨®nicos. Dos programas de la Orquesta y Coro de RTVE, tres a cargo de la Orquesta y Coro Nacionales y dos de la Sinf¨®nica de Radio de Hamburgo suponen un conjunto importante, una presencia de aquello que el p¨²blico de la ciudad de la Alhambra desea en mayor medida.
Buena parte de tan rica actividad sinf¨®nica y coral estuvo dedicada a Beethoven, con ocasi¨®n del 150 aniversario de su muerte: sinfonias sexta, s¨¦ptima y novena, oberturas de Egmont y Coriolano, concierto del Emperador, fantas¨ªa para piano, coros y orquesta y versi¨®n de concierto de la ¨®pera Fidelio. Razones suficientes para que la asistencia al anillo renacentista de Carlos V haya sido no ya numerosa, sino multitudinana.Las "Eleg¨ª¨¢s " de Halffer
Al frente de la Orquesta Nacional, el compositor Crist¨®bal Halffter dirigi¨® la primera espa?ola de sus Eleg¨ªas a la muerte de tres poetas espa?oles, dadas por vez primera en Baden-Baden, febrero de 1976. Se trata de una partitura con muchas bellezas y confirmatoria del estilo predominante y el buen hacer del m¨²sico madrile?o. Crist¨®bal se mueve a gusto en el mundo de la gran orquesta que le permite desplegar su invenci¨®n contrastada y vital dentro de una gama ideol¨®gico- expresiva que va desde las tenues sonoridades del homenaje a Machado hasta la violencia del recuerdo a la muerte de Garc¨ªa Lorca, pasando por un movimiento central (dedicado a Miguel Hern¨¢ndez) que participa de matices muy diversificados.
A lo largo de media hora, Halffter muestra tambi¨¦n su inclinaci¨®n a abstraer los temas tratados, aun cuando se trate de motivaciones tan concretas como las que dan origen a las Eleg¨ªas. En este sentido, la obra ahora escuchada se sit¨²a en la misma l¨ªnea del Planto por las v¨ªctimas de la violencia, R¨¦quiem por la libertad imaginada e incluso Secuencias, de 1964. Manera o sentimiento que se quiebran en Yes, speak out (la cantata para la ONU sobre los Derechos Humanos) y Gaudium et Spes-Beunza (en torno a la objeci¨®n de conciencia), mucho m¨¢s directas.
Y es que para Halffter, en general, la tem¨¢tica de su m¨²sica funciona a modo de impulso o ?punto de partida?, a partir del cual habla el m¨²sico y solamente el m¨²sico. El impulso ideol¨®gico le lleva al acto composicional y a partir de aqu¨ª la creaci¨®n halffteriana se mueve obediente a necesidades puramente musicales. El mismo Crist¨®bal suele declarar que no tiene otro modo de realizarse como hombre que el de componer. Si, como escribe Mila, Crist¨®bal ?es un hombre naturalmente moderno y, por tanto, no tiene necesidad de mortificarse en penitencias y ejercicios de estilo o t¨¦cnica ?, me parece que a la hora del compromiso tampoco se, mortifica en penitencias y ejercicios alusivos, ni menos, concretamente descriptivos. Si en ocasiones, mientras escuchamos las Eleg¨ªas, puede parecer que existen alusiones, creo que se trata simplemente de encuentros entra ciertos matices de pura expresi¨®n musical (desolaci¨®n, alucinaci¨®n violenta) y la naturaleza de los hechos dram¨¢ticos muy indirectamente evocados. En menos palabras: Crist¨®bal, a partir de una emoci¨®n, una idea -m¨¢s human¨ªstica que ideol¨®gicamente pol¨ªtica-, habla en el lenguaje que le es propio y que, a estas alturas, ha alcanzado un extraordinario grado de madurez en todos los aspectos. M¨¢s claro todav¨ªa: Halffter no baja a la calle armado con su m¨²sica, no hace m¨²sica civil en el sentido de la poes¨ªa de Alberti. Su compromiso rara vez es directo y coyuntural (de ah¨ª la excepci¨®n de Guadium et Spes, sobre todo, pues la Cantata, como fruto de un encargo para ocasi¨®n y fines concretos, no puede desprenderse de alguna motivaci¨®n circunstancial).
Las Eleg¨ªas no pueden ser interpretadas como compromiso de un momento, como obra de circunstancias cuando la figura, la obra, la vida y la muerte de Machado, Hern¨¢ndez y Lorca han sido tan cantadas aqu¨ª y fuera de aqu¨ª desde hace alrededor de cuarenta a?os.
Queda, entonces, con toda su permanente validez, la actitud de repudio hacia la violencia, tan cruel que puede llegar a segar las vidas de dos poetas j¨®venes y extinguir, en la tristeza del destierro, la de otro en la ¨²ltima vuelta del camino. Como Halffter confiesa, ?he querido hacer m¨²sica en cuyo fondo late una petici¨®n: que nunca m¨¢s nuestros poetas mueran como Machado, Lorca o Hern¨¢ndez?. Hay que entender que en los poetas -voces del pueblo- se simboliza un deseo extendido a toda la comunida d.
Bien vertebrada, pujante, imaginativa, po¨¦tica, dotada de gran pulso, iluminada en mil coloraciones t¨ªmbricas, l¨²cida en su conjunto de cristalizaciones sonoras, rabiosa en algunos de sus climax, ensimismada en pasajes como los de la Eleg¨ªa a Machado, que el m¨²sico apoya, muy significativamente, en dolidos versos de Jorge Manrique, la nueva obra de Crist¨®bal no modifica su trayectoria anterior, pero la enriquece. Al hacerlo, contribuye a definir mejor los perfiles del compositor.
No hay que decir que Halffter condujo sus Eleg¨ªas con fabuloso poder de convicci¨®n hasta ganar algo deseable para quien presenta pentagramas propios y nuevos: la sacudida fuerte del auditorio, particularmente el juvenil, que llenaba las galer¨ªas altas del Carlos V.
Babelia
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