La Bolsa y los bancos
EN LA sesi¨®n de ayer martes, 2 de agosto, el ¨ªndice general de cotizaciones de la Bolsa de Madrid descendi¨® casi dos puntos. Al concluir, dicho ¨ªndice reflejaba una baja de casi veinticinco enteros desde comienzos de a?o. Descenso tan pronunciado ha originado p¨¦rdidas de capital muy importantes entre los millones de espa?oles que, por una u otra raz¨®n, han invertido en Bolsa, y justifica la preocupaci¨®n con que las autoridades econ¨®micas observan la situaci¨®n. Una pregunta est¨¢, sin embargo, en la mente de todos, especialistas y profanos, ?semejante descenso est¨¢ justificado en base a los datos puramente econ¨®micos, o cabe aceptar otro tipo de interpretaci¨®n? La interrogante no es artificiosa si se relaciona con las noticias de que algunos bancos est¨¢n comenzando a aplicar una pol¨ªtica crediticia muy dura.Ante todo, lo que salta a la vista es que desde el d¨ªa siguiente al que el Gobierno dio a conocer su declaraci¨®n program¨¢tica y anunci¨® las l¨ªneas generales de su actuaci¨®n econ¨®mica, el ¨ªndice de la Bolsa de Madrid ha bajado casi nueve puntos. Antes hab¨ªa necesitado pr¨¢cticamente cuatro meses para alcanzar un descenso equivalente. No faltan razones econ¨®micas que expliquen el des¨¢nimo de los inversores. La situaci¨®n sigue siendo mala y no cabe esperar que las empresas consigan realizar este a?o beneficios suficientes para asegurar saneados dividendos el pr¨®ximo ejercicio, el descenso ininterrumpido es causa de p¨¦rdidas de capital y, adem¨¢s, la subida de los tipos de inter¨¦s, recientemente decretada, no pod¨ªa por menos que influir de forma negativa en las cotizaciones.
Pero cabe preguntarse si, adem¨¢s de estas causas estrictamente econ¨®micas, no est¨¢n empezando a hacer su aparici¨®n fen¨®menos y actitudes extraecon¨®micos. Hay que desechar, desde luego, las teor¨ªas conspiratorias, pero s¨ª cabe admitir que grupos importantes de presi¨®n, en funci¨®n de la defensa de unos intereses muy leg¨ªtimos en principio, est¨¦n planteando lo que pudi¨¦ramos denominar un ?reto? al Gobierno. Para entenderesta hip¨®tesis habr¨ªa que tener presente cu¨¢les son las medidas adoptadas por ¨¦ste y cu¨¢les las contrapartidas a obtener en esa pugna: impuesto sobre el patrimonio, creaci¨®n del delito fiscal, levantamiento del secreto bancario.
Este ¨²ltimo punto enlaza con otra de las zonas m¨¢s delicadas de la actual coyuntura financiera: la situaci¨®n de liquidez de los bancos y los rumores de restricciones crediticias que algunos de ellos parecen estar aplicando.
Con anterioridad a las elecciones generales del pasado 15 de junio, algunos bancos, grandes y medianos, adop taron una actitud de prudente espera que se tradujo en un cierto grado de racionamiento de cr¨¦ditos. Esos bancos quer¨ªan saber hacia d¨®nde se decantaban las preferencias pol¨ªticas de los espa?oles, y prefirieron no comprometer se demasiado. Los resultados electorales, que dieron una composici¨®n de las Cortes propia de un pa¨ªs pol¨ªtica mente muy maduro, hizo pensar que la amenaza de las restricciones crediticias se disipar¨ªa. Parece que no ha sido as¨ª. ?Razones?
En su declaraci¨®n program¨¢tica, el Gobierno reconoci¨® la necesidad de desacelerar el ritmo de crecimiento del dinero como medio de luchar contra las tensiones inflacionistas. D¨ªas despu¨¦s, el gobernador del Banco de Espa?a se reun¨ªa con los banqueros, a los que, presumiblemente, explicaba con cifras los planes del Gobierno en ese campo. Sin embargo, hace escasas fechas, un diario madrile?o de la manana publicaba un art¨ªculo en el cual se aventuraba la afirmaci¨®n de que la pol¨ªtica de liquidez del Gobierno y del Banco de Espa?a podr¨ªa acarrear el cierre de numerosas empresas. Aun cuando la tesis del art¨ªculo se basaba en una interpretaci¨®n equivocada de una medida legislativa -la descongelaci¨®n de la contrapartida de los incrementos en los dep¨®sitos en pesetas convertibles- hizo sensaci¨®n en la Bolsa y aquella ma?ana numerosos bancos no consegu¨ªan cotizar.
Por otro lado, a pesar de momentos ocasionales de tensi¨®n -menos frecuentes y menos agudos que en las mismas fechas del a?o pasado- el mercado monetario no parece reflejar una situaci¨®n angustiosa de liquidez que justifique por parte de los bancos una revisi¨®n brusca de su pol¨ªtica crediticia. Los rumores dedificultades crecientes por parte de empresas que se encuentran con una rotunda negativa a descontar efectos crecen, sin que se vea, sin embargo, una raz¨®n muy clara para ello.
La situaci¨®n exige, creemos, una clarificaci¨®n r¨¢pida y completa. Cierto que los bancos son empresas privadas como cualquier otra, pero la existencia de una legislaci¨®n especial les otorga unos priviregios que les obligan a ser especialmente claras y consecuentes en su pol¨ªtica crediticia. Esa claridad debe manifestarse en la exposici¨®n p¨²blica de sus opiniones sobre la situaci¨®n y sobre la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, discrepando cuanto sea preciso, perci renunciando a cualquier otra forma de actuaci¨®n. El Gobierno, por su parte, est¨¢ obligado a informar a la opini¨®n p¨²blica sobre la situaci¨®n econ¨®mica y social -en ese sentido son urgentes las intervenciones del ministro de Hacienda ante las Cortes y del vicepresidente para Asuntos Econ¨®micos ante las c¨¢maras de RTVE- y a dar cuenta de cu¨¢les van a ser las l¨ªneas de actuaci¨®n en esos temas que hoy preocupan al pa¨ªs -pol¨ªtica monetaria, pol¨ªtica fiscal, medidas contra el paro-; ¨¦ste tiene derecho a sentirse confiado y a saber qu¨¦ le reserva el futuro.
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