Gobierno-sindicatos: entre el di¨¢logo la negociaci¨®n
Un a?o ha tardado el presidente Su¨¢rez en convencerse de que ten¨ªa que reunirse personalmente con los sindicatos espa?oles. Hace ahorajustamente un a?o, el entonces ministro de Relaciones Sindicales, Enrique de la Mata, sorprend¨ªa al pa¨ªs con la apertura (casi de tapadillo) de los primeros contactos entre el Gobierno y la oposici¨®n sindical, contactos que, con resultados moderadamente positivos, se prolongaron hasta que el reciente cese de De la Mata cort¨® un di¨¢logo que ahora, mes y medio m¨¢s tarde, intenta reanudar el Gobierro de la Monarqu¨ªa.El di¨¢logo recientemente abierto entre el Gobierno y parte de los sindicatos democr¨¢ticos (UGT, USO y CCOO) se ha iniciado, sin duda, porque el Gobierno se ha convencido, aunque tardiamente, de que no cabe salir de la crisis econ¨®mica que el pa¨ªs padece sin contar con la opini¨®n de los trabajadores organizados sindicalmente.
El Gobierno pretende llevar a los sindicatos a su terreno, no tanto porque est¨¦ sinceramente convencido de que la instauraci¨®n de la democracia requiere ese di¨¢logo, cuanto porque la un¨¢nime reacci¨®n negativa de los sindicatos obreros ante su plan econ¨®mico de urgencia ha puesto seriamente en peligro la viabilidad de ese plan y, a medio plazo, la misma continuidad del Gobierno.
En todo caso, cualquiera que sea la causa determinante de la apertura de los contactos sindicatos-Gobierno, soy de quienes entienden que es positivo el que el presidente Su¨¢rez haya convocado a su despacho a los responsables de CCOO, USO y UGT, aunque ese di¨¢logo haya nacido tarado, porque a ¨¦l no han sido llamados todos los que son.
El que desde la Presidencia del Gobierno no se haya convocado a todos los sindicatos legales, el que se haya olvidado a organizaciones sindicales que ya en 1976 hab¨ªan pisado las alfombras de las oficinas gubernamentales para entrevistarse con Enrique de la Mata, el inexplicable olvido en que se ha dejado a dos centrales de inspiraci¨®n comunista como la CSUT y los SU, y a la veterana y a la vez renovada CNT, no son nijustificables ni, por supuesto, oportunos.
.Si la STV, la SOC, la CNT,-la, CSUT y los SU, entre otras, son centrales sindicales legales no es justificable que el Gobierno Su¨¢rez, autor formal de la legalizaci¨®n de esas centrales, las haya excluido del di¨¢logo. Por otras razones, tampoco parece l¨®gico que si todas las centrales socialistas fueron llamadas (UGT y USO), no lo hayan sido todas las centrales comunistas.
Nadie est¨¢ capacitado, y mucho menos el Gobierno Su¨¢rez, para conceder o denegar patentes de representatividad a. las centrales sindicales, pues si bien es cierto que UGT, USO y CCOO parecen ser, por el momento, las centrales m¨¢s implantadas, y, por tanto, las m¨¢s representativas, no es menos cierto que, con la necesaria objetividad, la que se mide en votos, nadie puede hablar de representatividad hasta que no se hayan celebrado las elecciones sindicales previstas para el oto?o de este a?o.
De ah¨ª que, dadas las todav¨ªa bajas tasas de afiliaci¨®n de los trabajadores a las centrales sindicales (tema que no se resolver¨¢ claramente hasta que no se reparta el patrimonio de la AISS), el inicial acierto del Gobierno al abrir el di¨¢logo con algunas centrales sin dicales est¨¦ seriamente en peligro por el error que ha supuesto haber discriminado a otras centrales, ol vid¨¢ndolas sin m¨¢s.
Esta ausencia, que a¨²n se puede remediar (otra cosa es que las centrales sindicales hoy excluidas, si se las cita desde Presidencia del Gobierno, acudan al encuentro), har¨¢ inviable, a cort¨ªsimo plazo (oto?o de este a?o), los contactos entre el Gobierno y las centrales sindicales por el momento llamadas a formar parte de la Comisi¨®n Mixta de expertos econ¨®micos. T¨¦nganlo en cuenta el Gobierno de una parte (porque un di¨¢logo con exclusiones garantiza la radicalizaci¨®n de las posiciones de los trabajadores no. afiliados) y USO, UGT y CCOO, de otra (porque un di¨¢logo con exclusiones las convertir¨¢ en centrales sometidas al Gobierno Su¨¢rez y las reglas del juego por ¨¦l impuestas). Creo que remediar esta situaci¨®n es tarea que el Gobierno y las tres mencionadas sindicales tienen la obligaci¨®n de resolver a corto plazo, porque la cr¨ªtica situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola no est¨¢ ni para dar pasos en falso ni, mucho menos, para perder el tiempo.
Queda finalmente necesitado de aclaraci¨®n al pa¨ªs, qu¨¦ es lo que pretende el Gobierno con la aper tura del di¨¢logo con las centrales sindicales, pues suscita evidentes dudas que el Gobierno haya ofre cido dos distintas versiones de sus pretensiones. As¨ª, mientras el pre sidente Su¨¢rez, en sus entrevistas con UGT, CCOO y USO, propon¨ªa simplemente la creaci¨®n de una comisi¨®n mixta de expertos, p?a dialogar y cambiar impresiones e informaci¨®n sobre la situaci¨®n ac tual de la econom¨ªa espa?ola, po qu¨ªsimas horas despu¨¦s, el vice presidente Fuentes Quintana anunciaba por televisi¨®n la preten si¨®n gubernamental de abrir una negociaci¨®n con las centrales sindicales y los empresarios, negociaci¨®n que, en palabras del propio Fuentes Quintana tendr¨ªa como objetivos concretos el logro de la moderaci¨®n en el incremento de los salarios y la defensa del nivel de empleo.
La aclaraci¨®n p¨²blica de los objetivos del Gobierno no parece un tema balad¨ª, ni para las centrales por ahora convocadas, ni para las ausentes, y, mucho menos, para las organizaciones patronales.
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