Juventudes Revolucionarias (Movimiento Comunista): "Los partidos deben asumir nuestra problem¨¢tica"
El problema de los j¨®venes est¨¢ poco asumido por los partidos pol¨ªticos, y ello es la principal fuente de conflictos internos, en opini¨®n de la Federaci¨®n de Juventudes Revolucionarias (FJR), que agrupa a once organizaciones regionales vinculadas al Movimiento Comunista (MC). Como portavoces de la FJR hablaron para EL PAIS, Javier Solo de Zald¨ªvar, Juan Fern¨¢ndez y Santos Ruesga, miembros de su consejo federal.
EL PAIS: ?Qu¨¦ relaciones mantienen con el Movimiento Comunista?Federaci¨®n de Juventudes Revolucionarias: El MC impuls¨® el nacimiento de las organizaciones que integran la FJR, que surgieron de forma muy descentralizada e iniciaron un proceso de unificaci¨®n hasta la constituci¨®n formal en abril de este a?o. Se trata de organizaciones aut¨®nomas, soberanas, que se vinculan a un partido en cuanto necesitan una estrategia revolucionaria.
EL PAIS: ?Y con otras fuerzas pol¨ªticas juveniles?
FJR: Somos pragm¨¢ticos en este aspecto, desde el momento que consideramos que es preferible prestar mayor atenci¨®n a una colaboraci¨®n concreta, que no a proyectos te¨®ricos irrealizables.
En primer lugar, diferenciamos lo que podr¨ªa ser un sector de vanguardia dentro de la juventud, que se puede concretar en varias organizaciones, como de hecho ya existen, y lo que podr¨ªa ser un movimiento masivo de la juventud, que deber¨ªa ser unitario y contar con la presencia de todas las fuerzas pol¨ªticas, sociales y religiosas.
Desaparecida la plataforma que antes exist¨ªa, hoy s¨®lo quedan contactos parciales. Hay que reconocer que existen diversas corrientes, y por tanto tender a una convergencia sobre temas concretos, como podr¨ªa ser la legalizaci¨®n de las organizaciones, etc¨¦tera.
EL PAIS: ?Las organizaciones juveniles deben ser el componente cr¨ªtico de los partidos? ?Lo son ustedes respecto al MC?
FJR: Tenemos idea de que el problema de la juventud est¨¢ poco asumido por los partidos en general, y esta, es la principal fuente de conflictos entre los partidos y las organizaciones juveniles.
El conflicto no tiene por qu¨¦ surgir en cuanto un partido sepa asumir el conjunto del problema. Esa asimilaci¨®n no significa s¨®lo acoger un programa reivindicativo, sino que implica todo un cambio en el sistema de relaci¨®n adulto-joven. En este sentido, huimos de ser ¨²nicamente la organizaci¨®n cantera de militantes o el brazo agitativo del MC, para tender hacia una organizaci¨®n mucho m¨¢s ligada al movimiento juvenil, su problem¨¢tica y su ideolog¨ªa.
EL PAIS: ?Cu¨¢les son, a su juicio, los derechos pol¨ªticos del joven?
FJR: El problema principal, y que no va a desaparecer mientras permanezca la base material que lo, produce, es el de la marginaci¨®n de la juventud en todos los aspectos; pol¨ªticos, sociales, etc¨¦tera.
Por otro lado, es obvio que en el actual proceso de democratizaci¨®n de que se habla. en el Estado espa?ol, hay una serie de: derechos de la juventud que deben ser inexcusablemente recogidos por la Constituci¨®n, tales como la mayor¨ªa de edad pol¨ªtica a los dieciocho a?os.
Adem¨¢s, somos partidarios de que se constituya una comisi¨®n de fuerzas juveniles para elaborar una serie de directrices sobre el tratamiento jur¨ªdico general de la juventud, dentro de la nueva legislaci¨®n que creemos que el nuevo Parlamento debe crear, y que esta comisi¨®n trabaje conjuntamente con los parlamentarios que est¨¦n dispuestos a apoyarla.
EL PAIS: ?Qu¨¦ soluciones plantean ante los problemas del joven trabajador?
FJR: Hay que revisar toda la legislaci¨®n laboral, y, en cuanto a los j¨®venes, conseguir su mayor¨ªa de edad, como trabajador a los dieciseis anos, y asegurar que sea a esa edad cuando se empieza a trabajar, no antes, como facilitan ciertas ambig¨¹edades de la actual legislaci¨®n. Otro problema es el del paro, pues el 60% de los parados tienen entre 15 y 24 a?os. Esto se produce por no estar asegurado el estudio hasta los 16 a?os, y por falta de centros de formaci¨®n profesional, a cuya salida debe estar asegurado un puesto de trabajo, as¨ª como el seguro de desempleo desde los 16 a?os. Tambi¨¦n debe revisarse el contrato de aprendizaje y el de trabajo para asegurar al joven plena capacidad de contrato. Pedimos tambi¨¦n cuatro horas de trabajo y cuatro de estudio entre 16 y 18 a?os, plena sindicaci¨®n del trabajador joven, y participaci¨®n en los ¨®rganos sindicales de la empresa.
Hay que se?alar tambi¨¦n la doble explotaci¨®n de la joven trabajadora, por las barreras para acceder al trabajo en raz¨®n de su sexo y por el no reconocimiento de su plena capacidad de trabajo.
EL PAIS: ?Y en cuanto a la ense?anza? .
FJR: El primer problema es el de la democratizaci¨®n de todo lo que gira alrededor de la ense?anza. Por otro lado, esta debe ser m¨¢s cient¨ªfica, m¨¢s pr¨®xima a la realidad. Estamos, pues, por un ciclo, ¨²nico hasta los 16 a?os, que combine teor¨ªa y pr¨¢ctica, con un sistema estatal, gratuito y laico. Tambi¨¦n nos planteamos la creaci¨®n de una organizaci¨®n estudiantil unitaria, que participe en la gesti¨®n de los centros y asuma las reivindicaciones de los j¨®venes.
EL PAIS: ?Hay una contraproposici¨®n moral-adulto moral-joven?
FJR: La contradicci¨®n fundamental no es entre generaciones, sino entre clases, entre una moral burguesa y una nueva moral de las clases explotadas, revolucionaria, que est¨¢ por construir y que debe incluir los conceptos de todas las minor¨ªas marginadas y oprimidas. En resumen, se trata de sustituir una concepci¨®n cristiana que vincula sexualidad con procreaci¨®n, por otra que concibe la sexualidad como un aspecto de la relaci¨®n entre las personas, y que conlleva la libre utilizaci¨®n del propio cuerpo.
En concreto, estamos por la anulaci¨®n de la Ley de Peligrosidad Social y la amnist¨ªa total de todos los procesos incoados en base a ella.
El otro problema discutido, la droga, es un tema controvertido.
En primer lugar, denunciamos la moral burguesa, en cuanto de la burgues¨ªa salen los que est¨¢n detr¨¢s de las grandes cadenas de comercializaci¨®n, y al mismo tiempo mantienen sus reglas condenatorias. En definitiva, se tratar¨ªa de que una visi¨®n cient¨ªfica y una informaci¨®n meridiana sustituyan a la normativa represiva, por un lado, y al ambiente de mito que se ha creado en torno al consumo de las drogas.
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