Cuatro palancas para impulsar la unidad
En principio, y en el campo de las fuerzas sindicales representativas, nadie parece negar la necesidad y conveniencia de alcanzar la unidad sindical. Pero en este terreno, como en tantos otros, vale m¨¢s un paso concreto hacia ella que cien declaraciones sobre el tema, Tampoco se trata, en este caso, derese?ar todas las ventajas que tiene para los trabajadores la unidad: aumenta su fuerza, capacidad de negociaci¨®n.. y es elemento clave en la marcha hacia una sociedad m¨¢s democr¨¢tica e igualitaria.En el caso espec¨ªfico de nuestro pa¨ªs, la conveniencia de avanzar por este camino es quiz¨¢ m¨¢s acusada que en otros, debido, por un lado, a la fase pol¨ªtica de transici¨®n en que nos encontramos, y en la que se plantea el problema de la consolidaci¨®n y profundizaci¨®n de la democracia en beneficio de los trabajadores, de las capas populares; en una palabra, de la inmensa mayor¨ªa del pa¨ªs. Por otro, teniendo en cuenta la grav¨ªsima crisis econ¨®mica que padecemos y los peligrosos intentos de que la paguen, sobre todo, los bolsillos m¨¢s escu¨¢lidos, como ya est¨¢ sucediendo en la pr¨¢ctica. Sin embargo, y aunque quiz¨¢ con lo dicho est¨¦ de acuerdo todo sindicalista, el hecho es que la unidad, especialmente a nivel de organizaci¨®n, pasa por un momento complicado. Momento que, en mi opini¨®n, est¨¢ condicionado por la forma espec¨ªfica y original que viene adoptando en Espa?a el paso de un r¨¦gimen dictatorial a uno de car¨¢cter democr¨¢tico, a su vez resultado de una determinada relaci¨®n de fuerzas que se ha ido creando en estos ¨²ltimos, y que no es en absoluto est¨¢tica. Esto demuestra, una vez m¨¢s, que los procesos sindicales no son independientes de lo que suceda en el terreno econ¨®mico o pol¨ªtico, y a la inversa. En el fondo, es al conjunto de todos estos procesos, incluido el campo de la confrontaci¨®n de las ideas, a lo que llamamos los marxistas lucha de clases.
Del secretariado de Comisiones Obreras
Manuel Falces.Publicaciones de la Universidad de Granada. Granada, 1977.
Actualmente, el camino casi siempre dificil hacia la unidad sindical pasa, a mi parecer, por el avance del movimiento obrero en diferentes direcciones. En primer lugar, en el terreno de las elecciones sindicales. Un ¨¦xito, m¨¢s o menos profundo, de una u otras centrales puede ser factor decisivo para. acelerar el proceso unitario; porque, en realidad, en el campo sindical, a diferencia del pol¨ªtico, es falso pretender dividir las posibles corrientes existentes utilizando conceptos como ?sindicalismo socialista? ?sindicalismo comunista?, etc¨¦tera. Hacer esto no es m¨¢s que pretender, ingenuamente, conducir el voto sindical al mismo resultado que tuvo el voto pol¨ªtico. La ¨²nica nomenclatura aceptable ser¨ªa, por el contrario, la de distinguir el sindicalismo de clase en contraposici¨®n a los de car¨¢cter reformista que pudieran darse. El estar incluido en una u otra categor¨ªa depende, en buena medida, de la posici¨®n que se tenga cara a la unidad sindical. Reformismo, en este terreno, es equivalente defensa del pluralismo, a posiciones ambiguas o retardatarias de la unidad sindical.
En segundo lugar, la unidad depender¨¢ igualmente del tipo de nueva legalidad que se implante en las empresas. En este sentido, si los trabajadores y sus sindicatos de clase son capaces de imponer unos organismos unitarios -elegidos por todos los trabajadores afiliados o no- con capacidad de contrataci¨®n en la empresa, se habr¨¢ dado un gran paso hacia la unidad, aunque existan y funcionen diferentes secciones sindicales al lado del consejo o comit¨¦ de empresa. Lo importante es que este organismo est¨¦ elegido por todos los trabajadores y tenga poder de negociaci¨®n. En tercer lugar, incidir¨¢ tambi¨¦n en la unidad el impulso fuertemente reivindicativo que se vislumbra para este oto?o; al -margen de las querellas que puedan darse entre las siglas debido a la actual competencia entre ellas por la hegemon¨ªa, inevitable en un per¨ªodo en que predomina ?el contarse?, la presi¨®n de las movilizaciones obreras ser¨¢ un factor decisivo para que se avance en el terreno de la unidad de acci¨®n y en el fortalecimiento de las expresiones de la democracia directa (asambleas, etc¨¦tera).
Por ¨²ltimo, la consolidaci¨®n y desarrollo de las libertades pol¨ªticas y sindicales facilitar¨¢ normalmente el avance de las fuerzas obreras y populares a nivel general del pa¨ªs. Porque, a fin de cuentas la unidad sindical, cuando se alcanza sobre posiciones de clase, es decir, de contestaci¨®n democr¨¢tica al sistema econ¨®mico-social imperante, suele ser el. reflejo de que los trabajadores han logrado, junto con otros sectores sociales, establecer la relaci¨®n de fuerzas a un nivel tal que permite ir pasando por diferentes formas de unidad org¨¢nica. En mi opini¨®n, es un simplismo considerar que s¨®lo hay unidad de acci¨®n o unidad org¨¢nica; entre una y otra pueden darse m¨²ltiples situaciones.
As¨ª pues, en un inmediato futuro, el proceso hacia la unidad sindical en nuestro pa¨ªs va a depender, sobre todo, de estos cuatro elementos:
- Del car¨¢cter y contenido de los ¨®rganos de representaci¨®n que se implanten en las empresas (cuesti¨®n que, por supuesto, no permanecer¨¢ est¨¢tica).
- Del resultado de las elecciones sindicales y de la proporci¨®n que alcancen las fuerzas m¨¢s unitarias.
- Del grado de impulso reivindicativo de este oto?o y de los acuerdos de unidad de acci¨®n a que sean capaces de llegar los sindicatos, tanto a nivel general como sectorial.
- Del espacio -pol¨ªtico que sean capaces de ocupar los partidos obreros.
Como vemos un conjunto de causas, todas ellas muy relacionadas entre s¨ª, y que demuestra que sobre el tema de la unidad no es bueno simplificar, puesto toda simplificaci¨®n de procesos complejos conduce inexorablemente a caer en el campo de lo irreal y, por tanto, en la inoperancia.
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