El sexo en el escaparate
Largas filas de posibles espectadores se agolpan a la entrada del cine, bajo los cartelles publicitarios en los que figuran como convincente reclamo, diversas partes de generosa anatom¨ªa femenina al exagerado gusto americano. El Mondo cane del sexo en USA. recomendada por los pont¨ªfices del Playboy como contestaci¨®n del bicentenario americano, es un fil¨¢le documental compuesto por diversas secuencias encadenadas por un narrador, estilo telefilme, de inefable vocabulario.El espectador no se siente decepcionado, la mercanc¨ªa corresponde al enunciado y entre los innumerables timos, pel¨ªculas sin una sola escena de desnudo, presentadas publicitariamente como el no va m¨¢s del erotismo, esta Locura americana resulta ser, en efecto, un escaparate abigarrado y chill¨®n de.las mil y una maneras de enfocar el sexo, en todas sus facetas, en los diferentes estados de la Uni¨®n. Motorizados vaqueros del Far West, amas de casa del medio Oeste, ejecutivos neoyorquinos y starlettes hollywoodenses, pululan ofreciendo y consumiendo las m¨¢s variadasmercanc¨ªas. Como relleno, el h¨¢bil Vanderbes introduce algunos refinados t¨®picos USA, a veces, con excepcionales tomas como las de los accidentes de Indian¨¢polis, el servicio religioso para automovilistas, que no quieren abandonar sus confortables veh¨ªculos, o la cura de adelgazamiento de una obesa consumidora de hamburguesas y hot dogs.
This is America (Locura americana)
Director: Romano Vanderbes. Documental, 1976. Sala de estreno: Vergara.
El collage resulta sorprendente y propicia la participaci¨®n del espectador, con toda clase de comentarios, en la abarrotada sala de proyecci¨®n. Por supuesto, el criterio de selecci¨®n de las secuencias busca, m¨¢s que el testimonio sociol¨®gico, el entretenimiento del p¨²blico y la pel¨ªcula abunda en lo ins¨®lito y lo ex¨®tico como v¨ªas m¨¢s f¨¢ciles y efectivas.
Las luchadoras sobre barro, las sesiones de tatuaje genital, las -c¨¢maras de tortura en alquiler para sadomasoquistas o las interioridades de la fabrica¨¦i¨®n de objetos para sex shops son presentados, por una c¨¢mara h¨¢bil con la aparente ob?etividad del cine documental. Una vez m¨¢s, Am¨¦rica consigue la perfecta envoltura para venderse a s¨ª misma y los toques sat¨ªricos o cr¨ªticos no son m¨¢s que un aliciente m¨¢s para realizar un producto comercial. El sexo mercantilizado, empaquetado y servido en bandeja para todos los gustos y todas las posibilidades, es un producto f¨¢cilmente exportable y aunque sus formas puedan resultar excesivas o par¨®dicas, el fondo de la cuesti¨®n no resulta tan sorprendente, sobre todo, en un momento en el que el espectador espa?ol se recupera a marchas forzadas de un reciente pasado oscurantista.
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