De la copla cantada a la estenotipia Braille
Desde antiguo, los ciegos han hecho cultura. Rodeados de un temor reverencial escribieron o profetizaron, curaron enfermos o hicieron milagros. Ciegos eran los primeros poetas de cada cultura -Homero, Ossian y Walmiki- y corno si la poes¨ªa fuera sin¨®nimo de ceguera, ciegos han sido algunos grandes: Ferdinand, que azotara brujas en el siglo XV; Jehuda Halevi, el sefard¨ª toledano; John Milton, atormentado pol¨ªtico e inventor de para¨ªsos perdidos o, ya en nuestros d¨ªas, Aldous Huxley o Jorge Luis Borges, por decir s¨®lo algunos. Y ciegos han sido tambi¨¦n m¨²sicos de chiringuito y otros de altos vuelos, cantores de cart¨®n y puptero y titiriteros de cabra y tradici¨®n oral. A la tradici¨®n oral han estado unido los ciegos hasta Braille. Ahora capaces de leer y escribir, plantean su inserci¨®n en la cultura como problema a los videntes. El problema de otro grupo marginal, que tiene su manera de vivir y crear, y sobre todo, su manera de leer, su imagen del mundo, que puede independizarse de la de los normales, aunque todav¨ªa no lo est¨¦.Un ciego tiene tres procedimientos para leer: que tenga un lector; el sistema Braille de lectura t¨¢ctil, con un alfabeto propio, y el libro hablado, grabaciones de textos en cintas de larga duraci¨®n.
En Espa?a, descartado el primer sistema por lo aleatorio, el segundo se ha tratado a nivel de la casi beneficencia. Se?oritas de la buena sociedad espa?ola hac¨ªan de copistas voluntarias, con un punz¨®n y sobre plantillas, de los diversos textos en braille. Hab¨ªa dos o tres bibliotecas de diversas asociaciones de protecci¨®n del ciego que, hace casi catorce a?os, fueron unificadas en la secci¨®n cultural de la Organizaci¨®n Nacional de Ciegos Espa?oles (ONCE).
Libro hablado
Este sistema, que cuenta con copistas e imprentas -la Imprenta Nacional Braille, de Madrid, y otra m¨¢s en Barcelona- tiene en contra lo costoso de los libros y el espacio qu¨¦ ocupan: por ejemplo, El Quijote puede leerse en catorce enormes tomos. La soluci¨®n, en costos e incluso en vol¨²menes, fue el libro hablado.El libro hablado que se utiliza actualmente entre los ciegos, est¨¢ normalizado internacionalmente y tiene patente inglesa. Se trata de un aparato lector, que recientemente ha sido reducido de tama?o, y unos casettes especiales, de trece horas de duraci¨®n. Teniendo en cuenta que la duraci¨®n media de una novela, por ejemplo, son siete horas, suelen caber dos libros, a veces tres, en una sola cinta.
El antiguo sistema de libros hablados, tambi¨¦n ingl¨¦s, era mucho m¨¢s voluminoso, y la cinta, tambi¨¦n envuelta ¨¢modo de casette para mayor comodidad del lector ciego, duraba hasta veintiuna horas de grabaci¨®n.
En cat¨¢logo hay diversas secciones de grabaci¨®n y braille, que el ciego instruido hace compaginar. Se graban o se editan libros de estudio, que en el caso de ciencias, son siempre Braille (?c¨®mo grabar un tratado de alta matem¨¢tica, por ejemplo?) pero no en el caso de humanidades en general: y cabe desde creaci¨®n a textos de trabajo, y las materias m¨¢s diversas: filosof¨ªa, historia, biograf¨ªas, literatura... Curiosamente, la poes¨ªa no se graba nunca, y esto puede dar pistas sobre su car¨¢cter distipto del resto de la escritura. A petici¨®n de los propios ciegos, y para que puedan ver la estructura del verso, que se rompe con la lectura oral, la poes¨ªa siempre se transcr¨ªbe en el sistema Braille. As¨ª hay toda esa serie de recursos que le dan su sentido, como el encabalgamiento o las rupturas del sistema m¨¦trico r¨ªtmico, o este mismo, que son comprendidos con la visi¨®n directa, t¨¢ctil, de cada verso.
El cap¨ªtulo de la actualidad diaria lo cubren los ciegos con la radio y, acaso, con la televisi¨®n. Tambi¨¦n el sistema de trans¨ªstores les acerca a la vida social cotidiana. Pero ese otro mundo, el de las revistas especializadas, se cubre tambi¨¦n en Braille y por el sistema hablado. Existen en Espa?a Prometeo, una revista para j¨®venes ciegos escolarizados, en la que videntes y ciegos tratan de encontrar un lenguaje, obligatoriamente barroco, que sustituya el verbalismo, o lo que es lo mismo, la asociaci¨®n simplificadora entre la palabra y la imagen visual de la cosa, espont¨¢nea. para el vidente pero imposible para el ciego. Se describir¨¢ entonces objetos y conceptos en base a la experiencia sensible de los ciegos mismos.
Otros t¨ªtulos de revistas son Relieves, Destino Humano, y Cultura, ¨¦sta para adultos especializados o muy interesados en el mundo de la creaci¨®n cultural. Hay que a?adir que el precio a los lectores es directamente pol¨ªtico: por ejemplo, en el sistema Braille pueden conseguirse las obras completas de Antonio Machado por veinticinco pesetas, cuando el costo de cada ejemplar es de casi. quinientas. Con todo, el sistema m¨¢s empleado por los ciegos, para su lectura, es el de la biblioteca circulante, actualmente centralizada, que presta el libro -hablado o Braille- y lo pone directamente en casa de los ciegos. En la Biblioteca NacionalBraille trabajan bibliotecarios ciegos. En cuanto al problema del espacio, se trata de remediar con la estenograf¨ªa Braille, una reducci¨®n taquigr¨¢fica del sistema, que es un paso m¨¢s en el aprendizaje habitual del ciego, y con la impresi¨®n en relieve sobre hojas de pl¨¢stico, que sustituyan a las cartulinas actuales, y que dependen tambi¨¦n de la investigaci¨®n inglesa.
El sistema Braille, que s¨®lo un ciego pudo haber inventado, es un ajuste al tacto y a su car¨¢cter discontinuo, de una primitiva idea, t¨ªpica del romanticismo humanitario, que pretend¨ªa hacer leer a los ciegos cori, las letras ?normales?, pero en relieve, y que puso en marcha a finales del siglo XVIII Valent¨ªn Ha¨¹y. Luis Braille, que aprendi¨® su sistema, lo modific¨® y es el suyo, que construye el alfabeto gracias a un sistema de seis puntos, y sus diversas combinaciones, el que se usa actualmente. Lo dem¨¢s ha sido inventar la utilizaci¨®n de las cartulinas por las dos caras para reducir espacio, la invenci¨®n de la imprenta Braille, y la especial taquigraf¨ªa que mencion¨¢bamos antes.
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