Consolidaci¨®n de la democracia
Quienes hemos militado de una forma u otra en alguno de los 250 o m¨¢s partidos pol¨ªticos que pululaban en nuestro pa¨ªs hemos o¨ªdo innumerables veces la cr¨ªtica principal del futuro elector. ?Por qu¨¦ no os fusion¨¢is?La respuesta que daba siempre Joaqu¨ªn Garrigues, uno de los primeros en la lucha, ha resultado prof¨¦tica: ?Cuando haya elecciones no quedar¨¢n m¨¢s de cinco partidos.? Efectivamente, no hay en Espa?a en este momento m¨¢s que UCD, PSOE, AP, PCE y PSP. He utilizado voluntariamente las siglas en la seguridad de que todos las conocen, porque se han destacado claramente de esa mara?a que desconcertaba al elector.
El resultado se lo debemos, desde luego, a un pueblo espa?ol infinitamente m¨¢s maduro que muchos de sus pol¨ªticos. Los creadores de discordia, los personalistas a todo trance y los que se cre¨ªan llamados por no s¨¦ qu¨¦ voz exterior han mordido el polvo y s¨®lo merecen el olvido.
La realidad ha superado en cierto modo las previsiones m¨¢s optimistas, y el International Herald Tribune ha mencionado incluso la posibilidad de que Espa?a consiga el sue?o de las democracias estables: la existencia de s¨®lo dos grandes partidos.
Como en la historia las personas tambi¨¦n cuentan, es necesario reconocer que esa madurez del electorado no se habr¨ªa podido plasmar si no hubieran existido dos hombres: Adolfo Su¨¢rez y Felipe Gonz¨¢lez. El primero, traduciendo, inicialmente de una manera magistral los impulsos democratizadores de la Corona y saltando despu¨¦s a la palestra electoral por medio de un Centro Democr¨¢tico que sin ¨¦l no ten¨ªa la cohesi¨®n necesaria a un partido de Gobierno. El segundo, forjando inicialmente un aut¨¦ntico partido y orient¨¢ndolo despu¨¦s en una direcci¨®n que si se mantiene merecer¨¢ los respetos de todos los espa?oles y convertir¨¢ al PSOE en una aut¨¦ntica opci¨®n de Gobierno.
Pero si el pueblo ha dado el ejemplo y los l¨ªderes han acudido a la cita, queda a¨²n una gran duda: ?ser¨¢n capaces los pol¨ªticos espa?oles de seguir ese ejemplo entrar por el camino de una aut¨¦ntica democracia, olvidando personalismos y ajust¨¢ndose a una disciplina de partido?
El primer peligro est¨¢ en el Centro. La campa?a electoral ha forjado amistades y creado lazos profundos. Pero todav¨ªa hay quienes creen que las tres ideolog¨ªas dem¨®crata-cristiana, social-dem¨®crata y liberal son tan distintas que requieren la existencia de entidades pol¨ªticas separadas.
Yo me digo: ?en qu¨¦ se distingue un liberalismo progresista, que es el que! est¨¢ incorporado en UCD, de una social-democracia que tiene a su izquierda un partido socialista que se est¨¢ volviendo social-dem¨®crata a pasos agigantados? Personalmente no lo s¨¦ y cada vez, me molesta m¨¢s que se me atribuya uno de los dos calificativos si es para distinguirme del otro. Y a?ado: ?creen realmente los dem¨®crata-cristianos que tienen algo que a?adir a esas dos ideolog¨ªas excepto en cuestiones puramente filos¨®ficas? ?No ha demostrado el fracaso rotundo de la FDC que Espa?a ha sobrepasado la etapa de los partidos con nombre confesional?
Una cosa est¨¢ clara: el primer partido pol¨ªtico de este pa¨ªs es el PSOE. Si consigue vencer las tentaciones demag¨®gicas de algunos de sus l¨ªderes y la juvenil inexperiencia de buena parte de su base podr¨¢ ser un aut¨¦ntico partido de Gobierno.
Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico es la coalici¨®n electoral m¨¢s fuerte. Tiene el l¨ªder m¨¢s popular y m¨¢s capaz. Cuenta tambi¨¦n con hombres de gran inteligencia y con un pasado irreprochable. De esos hombres depende en gran parte que UCD se convierta en el primer partido pol¨ªtico de este pa¨ªs y permita en el futuro un funcionamiento eficaz de la democracia. Quedan fundamentalmente Alianza Popular y el Partido Comunista. La primera desempe?ar¨¢ un papel importante recogiendo esa fracci¨®n de la poblaci¨®n espa?ola que es tan respetable como cualquier otra, pero que no sient e la necesidad de cambie). Tienen en mi opini¨®n, s¨®lo una posibilidad de Gobierno, en caso de cat¨¢strofe. El segundo ir¨¢ quiz¨¢ aumentando lentamente su apoyo electoral, pero deber¨¢ antes aclarar su postura, porque no se puede ser a la vez tan moderado y tan reacio a condenar violaciones de derechos humanos en pa¨ªses comunistas que todos los dem¨®cratas del mundo condenan y que en Espa?a se consiguen silenciar mucho m¨¢s que en otros sitios por una prensa todav¨ªa obsesionada por el franquismo y poco atenta a los peligros del otro extremo. Queda el PSP, que se ha defendido con honor pero deber¨ªa optar entre la imagen social-dem¨®crata de su presidente y el marxismo, a veces rabioso, de su base. Si no ocupo un lugar claro en el espectro pol¨ªtico, parece indudable que la ¨²nica , salida es su absorci¨®n por el PSOE.
Creo que el pueblo espa?ol tiene derecho a exigir responsabilidad a quienes podemos desempe?ar un papel en la vida pol¨ªtica de este pa¨ªs. Si no satisfacemos esa exigencia podr¨ªamos condenar a la democracia a una vida dif¨ªcil y quiz¨¢ breve.
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