Cine de medios, cine de ideas
ENVIADO ESPECIAL, El cine australiano ha vuelto, una vez m¨¢s, a un festival espa?ol con sus filmes as¨¦pticos, bien hechos y en realidad bastante aburridos. As¨¦pticos, pues casi todos los vistos por aqu¨ª hasta ahora, se refieren a pasadas ¨¦pocas, en especial a los a?os veinte, que si se prestan a ciertos lujos ambientales, tal como este cinema los retrata, hoy quedan definitivamente lejos.
Quiz¨¢ la pel¨ªcula del a?o pasao con su defensa un tanto limitada de la mujer, viniera a decir algo al p¨²blico de hoy, pero en lo que se refiere al presentado a concurso en esta ocasi¨®n, su tem¨¢tica se limita a una historia de amor un poco rancia.Este viejo soldado a puento de ser padre, enamorado de una pintora y criticado por la sociedad que le rodea, no va m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota particuar, de una vaga cr¨ªtica de costumbres que el final feliz-amargo desvirt¨²a.
A juzgar por este tipo de relatos que vienen siendo habituales entre nosotros, se diria que la Australia actual pertenecia a una galaxia particular, donde sus creadores cinematogr¨¢ficos gustar¨¢n de espigar historias como este Amanecer, preludio a un d¨ªa vac¨ªo cinematogr¨¢ficamente, en un lejano continente en el que no existiera ning¨²n tipo de problemas.
Como se ha dicho, se trata de un filme bien realizado t¨¦cnicamente, Ken Hannam, su director, tiene en su haber unos cuantos premios que acreditan su buen oficio, pero que no parecen haberle empujado m¨¢s all¨¢ de los intentos habituales. Ni su paso por Inglaterra, ni sus trabajos sobre Nueva Guinea para la televisi¨®n parecen haberle interesado por el papel de hombre en la sociedad actual m¨¢s all¨¢ de problemas particulares.
El tema no justifica la duraci¨®n de la pel¨ªcula, quiz¨¢ el ritmo de lectura del espectador australiano corra parejo con lo desmesurado de su continente, pero el caso es cuanto se dice de ¨¦l, llevar¨ªa contarlo mucho menos que cualquier realizador europeo, que en el caso de los espa?oles, bien quisieran para s¨ª tal derroche de medios.
"Mi hija Hildegart"
Lo que se apunta m¨¢s arriba a prop¨®sito de medios t¨¦cnicos, bien podr¨ªa decirse del filme de Fern¨¢n G¨®mez Mi hija Hildelgart. Incluso las ideas en cine necesitan un m¨ªnimo soporte econ¨®mico sobre el que tomar forma ytal soporte no parece demasiado amplio en esta pel¨ªcula. Rodada en precario y no por culpa del realizador, como esde suponer, la historia se mantiene en pie por su propios m¨¦ritos, por el hecho de que esta Hildelgart existiera en la realidad, tal como Eduardo Guzm¨¢n la retratara junto con su madre en el libro que ha servido de base a su biograf¨ªa.
Aurora Rod¨ªguez, pionera en Espa?a de los movimientos para la liberaci¨®n de la mujer, all¨¢ por los a?os anteriores a nuestra guerra, concibi¨® la idea de crear una perfecta, que m¨¢s tarde se dedicara exclusivamente a defender sus propios ideales. As¨ª lo intent¨® dando a luz una ni?a que a los pocos a?os sobrepasaba en mucho su mejores esperanzas. Miembro del Partido socialista a los doce a?os, poco tiempo despu¨¦s hab¨ªa concluido la carrera de Derecho, escrib¨ªa libros y era figura conocida, cuando no pintoresca en el mundillo de escritores y pol¨ªticos. M¨¢s el tiempo, o mejor la edad, acab¨® por destruir la criatura de Aurora Rodriquez separando a las dos, sembrando de recelo las esperas de la madre que la final, viendo que no pod¨ªa disponer de su vida, acab¨® por arrebat¨¢rsela a tiros de rev¨®lver.
El por qu¨¦ de tal decisi¨®n, a medias entre los celos confusos, amor de ¨ªndole diversa, man¨ªa persecutoria, complejo de Pigmali¨®n frustrado y objetivas realidades acerca de la condici¨®n de la mujer entonces, viene a ser el tema de esta pel¨ªcula, que narra fielmente los avatares de su protagonista y su proceso.
La historia, con sus vueltas atr¨¢s, a?ade poco en lo que a construcci¨®n se refiere, con escena viradas en sepia, realizadas en clave de cine antiguo, no demasiaso necesaria. Quiz¨¢ las declaraciones de Aurora durante su proceso, resulten un tanto doctorales y el gui¨®n completo peque de cierta falta de acercamiento a la verdad de aquellos a?os vista con ojos contempor¨¢neos. Pero de todas formas, el personaje principal , o por mejor decirlo, ambos personajes quedan en pie, precursores de un tiempo y a la vez victimas de su ¨¦poca.
Amparo Soler se muestra convincente, por encima de lso papeles que le suelen tocar habitualmente. Carmen Rold¨¢n sale airosa en su debut.
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