La subitaneidad del tr¨¢nsito
El libro de Garc¨ªa Trevijano plantea agudos problemas de reflexi¨®n sobre la actual situaci¨®n pol¨ªtica. Escrito antes de las elecciones del 15 de junio, hay que subrayar que contiene juicios positivos sobre el desarrollo de unos hechos cuya valoraci¨®n anticipada era de un riesgo evidente.Tiene toda la raz¨®n cuando afirma que ?si no se capta el sentido de los cambios sociales no se puede actuar a tiempo y se va a la zaga de los acontecimientos?. Tambi¨¦n es acertada la interpretaci¨®n socioecon¨®mica que hace del franquismo. Es una realidad evidente que el proceso hacia la hegemon¨ªa financiera se realiz¨® a trav¨¦s del control del Estado totalitario en detrimento del movimiento obrero y de las aspiraciones auton¨®micas de las regiones industrializadas.
La alternativa democr¨¢tica
Antonio Garc¨ªa Trevijano. Plaza & Jan¨¦s. Barcelona, 1977.
En lo que no estamos de acuerdo es cuando escribe (p¨¢gina, 32): ?Es una actitud reaccionaria, por ser antidial¨¦ctica, la fijaci¨®n moral de la mayor parte de la clase intelectual y pol¨ªtica de la oposici¨®n en la guerra civil. Lo m¨¢s trascendente, lo m¨¢s decisivo de nuestra reciente historia no es la guerra civil, con ser acontecimiento que todav¨ªa nos condiciones, sino el hecho posterior del crecimiento econ¨®mico.? El argumento es un claro sofisma y coincide ¨ªntegramente con la tesis del oportunismo pol¨ªtico. Es un viejo t¨®pico de la dictadura que no resiste el an¨¢lisis hist¨®rico.
A rengl¨®n seguido nos aconseja sobre la necesidad de una moderna alianza industrial que destruya la ideolog¨ªa tradicional del Estado liberal y del Estado totalitario. Habr¨ªa que definir con mayor rigor la naturaleza de esa alianza industrial, que originar¨ªa un hipot¨¦tico Estado democr¨¢tico, pues su fundamento metaf¨ªsico queda en una nebulosa positivista.
La verdadera conquista de la suprema y absoluta libertad estriba en haberse hecho libre por medio de la libertad subsistente consintiendo en ello libremente. La perspectiva abstracta de los principios filos¨®ficos de la pol¨ªtica es un tema que despierta muchas pasiones. Son perfectamente admisibles todas las formulaciones del pensamiento. En esta ocasi¨®n concreta se puede defender la reforma o la ruptura. Pero es pasionado afirmar (p¨¢gina 43): ?La verdad es que estando, como est¨¢n, sin conciencia pol¨ªtica, los pueblos de Espa?a tienen hoy necesidad de libertades antes que de elecciones. Quien sostiene lo contrario, desde el poder o la oposici¨®n, no es que sea un irresponsable, porque sabe lo que quiere, pero desea mantener al pueblo en la irresponsabilidad pol¨ªtica, y denota, de otra parte, por ignorancia o mala fe, una supina falta de conciencia de Estado?. Toda una definici¨®n, y recu¨¦rdese lo que dec¨ªa Ortega: hay que decidirse por una de estas dos tareas incompatibles, o se viene al mundo para hacer pol¨ªtica, o se viene para hacer definiciones.
En su libro, Garc¨ªa Trevijano demuestra su vocaci¨®n pol¨ªtica, defiende con vehemencia su idea de que la ruptura hubiese obtenidos mayores resultados, pero, a proposito, hace demasiadas definiciones.
Hay que recordarle lo que, en 1789, postulaba Mirabeau: ?Hay que salvar la subitaneidad del tr¨¢nsito.? Porque toda aut¨¦ntica pol¨ªtica busca la unidad de los contrarios. Hace falta, a la vez, un impulso y un freno, una fuerza de aceleraci¨®n, de cambio social, y una fuerza de contenci¨®n que impida la vertiginosidad.
Ya, en otro terreno, el verdadero pol¨ªtico debe huir, como del diablo, de la egolatr¨ªa. El que tiene que valorar una pol¨ªtica es el pueblo. Hay que someterse al juicio inexorable del pueblo. Conviene, pues, acentuar con m¨¢s energ¨ªa que nunca el hecho de que las sanciones de la justicia intuitiva del pueblo fallan mucho menos raramente de lo que la mirada corta de nuestra experiencia nos inducir¨ªa a creer.
Puede estar seguro Garc¨ªa Trevijano: en realidad el maquiavelismo no triunfa nunca. Y destruir no es triunfar; no hay que deslumbrarse por el ¨¦xito o el fracaso inmediato. Un Estado o una civilizaci¨®n se disuelve, pero sus obras, buenas o malas, contin¨²an dando sus frutos, en un estricto sentido pol¨ªtico. En el cap¨ªtulo que dedica en su obra a las Fuerzas Armadas, escribe: (p¨¢gina, 134): ?Espa?a invertebrada fue un t¨ªtulo genial de una obra de sociolog¨ªa pol¨ªtica, superficial e interesada, que sent¨® las bases ideol¨®gicas para evitar, contra el prop¨®sito consciente de su autor, la vertebraci¨®n pol¨ªtica de Espa?a.?
Se me ocurre comentar esta frase con un p¨¢rrafo, precisamente, de Ortega: ?No se pretenda excluir del pol¨ªtico la teor¨ªa: la visi¨®n puramente intelectual. A la acci¨®n tiene en ¨¦l que preceder una prodigiosa contemplaci¨®n; s¨®lo as¨ª ser¨¢ una fuerza dirigida y no un est¨²pido torrente que ba?e da?ino los fondos del valle. Lindamente lo dijo, hace cinco siglos, el maestro Leonardo: La teor¨ªa ¨¦ il capinato e la prattica sono i soldati.?
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