Un pueblo en situaci¨®n colonial
La situaci¨®n colonial a que est¨¢ sujeta la poblaci¨®n de Gibraltar se presenta en diversos planos, unos m¨¢s penosos que los otros, pero todos ellos apareciendo, cada vez m¨¢s, bajo la cruda luz de lo inaceptable, a medida que se superan las frustraciones creadas por el aislamiento impuesto por Espa?a y la carrera a abrazar los intereses brit¨¢nicos como medio de protecci¨®n frente a la presi¨®n espa?ola.El plano m¨¢s hiriente de la situaci¨®n colonial se produce en lo laboral. Un trabajador gibraltare?o cobra, por el mismo trabajo, el 72% del salario de su compa?ero ingl¨¦s; el ingl¨¦s, adem¨¢s, cobra primas por su trabajo en ultramar. El gran sindicato gibraltare?o, el Transport and General Workers Union (TGWU), rama del TGWU brit¨¢nico, est¨¢ dando una cerrada batalla contra esta discriminaci¨®n, que ellos ya han suprimido para los trabajadores marroqu¨ªes (3.000), pues ¨¦stos y los gibraltare?os cobran igual por el mismo trabajo. De los 9.000 trabajadores sindicados de Gibraltar, 6.000 pertenecen a ese sindicato, de los que m¨¢s de 4.000 trabajan en el arsenal y la base. En ambos lugares los obreros est¨¢n conduciendo estos d¨ªas una acci¨®n industrial que tiene bloqueados suministros militares, y paralizados gran parte de los trabajos de reparaci¨®n de buques. Los empleados de gasolineras se han negado al suministro de gasolina a los servicios p¨²blicos, provocando paros en otros sectores. ?La polic¨ªa se est¨¢ preparando contra nosotros -me declar¨® Jos¨¦ Neto, secretario del TGWU-; hemos descubierto ,(y hemos paralizado en puerto) suministros de balas de goma, jeeps y minibuses para nuestra detenci¨®n, a semejanza de las fuerzas antidisturbios espa?olas.? Neto a?ade: ?El arsenal es un comod¨ªn del viejo imperio brit¨¢nico, para que una serie de personas vengan aqu¨ª a encontrar un empleo, y se pasen unos anos en casas espl¨¦ndidas y justificar unos sueldos que luego cargan como apoyo al pueblo de Gibraltar. Es todo una farsa.?
Otro plano colonial afecta a la identidad cultural de los gibraltare?os. El castellano, idioma de la poblaci¨®n, no es ni idioma oficial ni de educaci¨®n. La radiotelevisi¨®n gibraltare?a, me informa Tito Benad¨ª, uno de los fundadores del Partido de la Autonom¨ªa, emite exclusivamente en ingl¨¦s. Los candidatos electorales pueden gozar de quince minutos de propaganda en TV, pero deben hablar en ingl¨¦s, so pena de veto por el gobernador; la mayor parte de la poblaci¨®n no entiende el ingl¨¦s, y el proceso electoral se ve reducido a una cooptaci¨®n entre las minor¨ªas biling¨¹es, esto es, la capa superior de la sociedad. El castellano es ense?ado en las escuelas como idioma obligatorio, pero la ense?anza general se imparte en ingl¨¦s, que es un idioma ense?ado y no bien aprendido por los ni?os; el comisionado brit¨¢nico de la educaci¨®n ha reconocido que no se han llevado a cabo estudios sobre el efecto depresivo que este sistema puede tener sobre el nivel educativo general. A?adamos a esto que la justicia se imparte tambi¨¦n en ingl¨¦s. Espa?a tambi¨¦n es culpable de esta situaci¨®n, porque no ha hecho absolutamente ning¨²n esfuerzo de cooperaci¨®n cultural con la poblaci¨®n, siendo el primer responsable, de RTVE, que al parecer, ignora que la primera audiencia de Gibraltar est¨¢ dedicada a ella.
El plano m¨¢s vital donde los gibraltare?os sufren el colonialismo es el espacio urbano. El problema de la vivienda es muy grave; igualmente lo es el de esparcimiento. Sin embargo, la ciudad de Gibraltar est¨¢ bloqueada, de cara al mar, por el arsenal, la base y los clubs brit¨¢nicos, y cara al Pe?¨®n, por las residencias de los oficiales y funcionarios, y los acuartelamientos. ?Con una frontera basta?, gritaban unos carteles pintados en los muros de la base, por la mano de Luis Ghio, un ?croupier? del casi no juzgado recientemente por manchar la propiedad ajena. ?La apertura de la frontera -me hizo observar un gibraltare?o- nos servir¨ªa para aligerar la presi¨®n urban¨ªstica, y los primeros beneficiados ser¨ªan los propietarios ingleses, a los que la poblaci¨®n muestra la injusticia de la distribuci¨®n del suelo.?
En fin, en el plano del status jur¨ªdico, el memorandum Hattersley, enviado por Whitehall al Gobierno de Gibraltar, excluye las f¨®rmulas de independencia y de integraci¨®n con Gran Breta?a, dejando a los gibraltare?os la opci¨®n entre la colonizaci¨®n y el arreglo con Espa?a. Hasta ahora, ¨¦l arreglo con Espa?a pasaba s¨®lo (seg¨²n la posici¨®n espa?ola) por el traspaso de soberan¨ªa. Esta postura ha favorecido el equilibrio de Sir Joshua Hassan, quien ha presentado su juego con los peque?os poderes, que le reconoce la Constituci¨®n como el besi deal que los gibraltare?os pod¨ªan obtener. Pero los poderes de Hassan se reducen a la administraci¨®n local, sin prerrogativas pol¨ªticas. Las leyes de la asamblea legislativa deben ser refrendadas por el gobernador.
Por ¨²ltimo, la suerte final de Gibraltar no pertenece a los gibraltare?os, sino al Parlamento brit¨¢nico, ya que requiere un act of parliament para cambiar el status jur¨ªdico de la colonia.
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