Del padre Vitoria a Torrej¨®n
Por fin le hemos visto los forros al famoso imperio hacia Dios. El reverso de la trama de aquel flato heroico del Imperio consiste en que nuestras limoneras son pisoteadas en el trayecto hacia Europa por agricultores provenzales y que Dios, por su parte, se ha convertido ya en materia de papel de barba, en un rebelde de Concordato. Sin duda fue un error de perspectiva desde las monta?as nevadas: aquello que ve¨ªamos brillar en las altas noches estrelladas y fam¨¦licas de la postguerra no era la Espa?a hecha un lucero; aquello era simplemente un sat¨¦lite disciplinado.En la sesi¨®n plenaria de ayer en el Congreso estaba el embajador de Estados Unidos, mister Stabler, all¨ª arriba, encaramado en el balc¨®n de invitados, con cara de amo de una finca que contempla complacido una reuni¨®n de aparceros. Francamente no puede tener queja, porque los paJires de la patria han demostrado saber lo que es geopol¨ªtica, ese masoquismo geogr¨¢fico que admite como l¨®gico que donde Dios crea Almusafes, los americanos ponen la Ford; donde la naturaleza pone Rota, la metr¨®poli planta polaris, y que Madrid es un p¨¢ramo de ladrillo visto que dista unas tres cocacolas al oeste de Torrej¨®n.
Por lo dem¨¢s todo muy bien. El Congreso fue ayer una freidur¨ªa d¨¦ t¨®picos de derecho internacional. Los problemas que tiene planteados nuestro pa¨ªs m¨¢s all¨¢ de sus m¨¢rgenes fueron dando vueltas como pollos al ast envueltos en una literatura tediosa en el p¨²lpito del hemiciclo. Ra¨²l Morodo sac¨® a relucir el list¨ªn de las p¨²stulas del franquismo. Ignacio Gallego, dos semitonos m¨¢s alto, lleg¨® hasta. la osad¨ªa de citar a Francisco de Vitoria en esa escalada que los comunistas est¨¢n haciendo por apropiarse del brazo de Santa Teresa. El socialista Luis Y¨¢?ez aplast¨® a la concurrencia con un ronrroneo de trivialidades, con una sarta cadenciosa de lugares comunes, con un reparto general de supositorios sedantes. Silva Mu?oz rebaj¨® el derecho internacional a un problema de lechugas y el Mercado Com¨²n a un sarpullido de envidias arancelarias. Ant¨®n Canyellas recit¨® un serm¨®n de navidad, el long play de la paz mundial que uno escucha siempre mientras torna escudella y carne d'olla y prueba un cuerno de mazap¨¢n.
Nada, que estamos muy mal; que la pol¨ªtica internacional durante el franquismo hab¨ªa garreado ya hasta el limo del pantano y que toda su iluminaci¨®n consist¨ªa en obedecer. Pero no hay que desmayar, muchachos, que Dios a los pa¨ªses pobres siempre les regala mujeres guapas y buen vino y una situaci¨®n estrat¨¦gica privilegiada, cruzada de multinacionales. La OTAN, el Mercado Com¨²n, Marruecos, las aguas jurisdiccionales, el Sahara, el Polisario, el Concordato, las bases americanas, todo eso fue ayer amasado por los parlamentarios, cogidos por la resaca, con un sonsonete aburrido, de tarde gris y lluvia mon¨®tona tras los cristales.
Marcelino Oreja lo acab¨® de arreglar. Cogi¨® un mazo de folios y se fue para arriba. Con toda la impunidad que conceden las leyes, se limit¨® a masacrar a la parroquia con una conferencia sobre el ius gentium, por si no lo sab¨ªan, con una roc¨ªada de ejes conceptuales de la estrategia pol¨ªtica espa?ola, con una raci¨®n de filosof¨ªa perennis elaborada en el palacio de Santa Cruz, marca de la casa, cien a?os de antig¨¹edad al servicio de su distinguida clientela.
La sensaci¨®n que daban estos se?ores es que en pol¨ªtica internacional los espa?oles tenemos tantos platos rotos, que estan grande el c¨²mulo de desaguisados fuera de nuestros litorales, que son tan graves los problemas que lo mejor es olvidarse y barajar. Bien, yo les paso lo de las bases, pero no les perdono el tedio. Si lo s¨¦, no vengo.
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