Necesidad de un programa intenso de inversi¨®n p¨²blica
En diversos medios informativos se viene ofreciendo, recientemente, una determinada soluci¨®n a la grave crisis econ¨®mica que estamos sufriendo y que puede resumirse de la siguiente manera: de los muchos problemas que caracterizan la crisis, Inflaci¨®n, paro, d¨¦ficit exterior e incremento de quiebras y suspensiones de pagos, el principal es la inflaci¨®n, y su soluci¨®n ser¨ªa el comienzo de la mejor¨ªa de los restantes. La reducci¨®n de la inflaci¨®n pasa por el convencimiento de que todos, Gobierno-, consumidores, empresas y asalariados, reconozcan su parte de culpa y, por tanto, acepten medidas de moderaci¨®n. En una palabra, ?el pa¨ªs gasta demasiado?, y es necesario detraer al consumidor rico de parte de.sus rentas patrimoniales mediante impuestos, y al consumidor asalariado -rico o pobre- imponerle un techo austero a sus reivindicaciones salariales. Lograda la moderaci¨®n en el gasto de consumo, aumentar¨ªa la tasa de ahorro privado y, conseguida una fuerte desaceleraci¨®n del crecimiento salarial, crecer¨ªa la tasa de rentabilidad de la empresa. De esta forma mejorar¨ªan las expectativas empresariales y, l¨®gicamente, la inversi¨®n privada saldr¨ªa de su estancamiento actual. Al haber aumentado la tasa de ahorro, el incremento de la inversi¨®n privada, no ser¨ªa inflacionario y simult¨¢neamente crear¨ªa puestos de trabajo. En cuanto al gasto p¨²blico, el Gobierno racionar¨ªa sus gastos de acuerdo con sus ingresos impositivos y, en la medida de lo posible, intentar¨ªa aumentar el gast¨® de inversi¨®n p¨²blica a cost¨¢ de una mayor austeridad en sus gastos de consumo.Estamos totalmente de acuerdo en la necesidad de combatir prioritariamente la inflaci¨®n, y de que ello s¨®lo se lograr¨¢ moderando el consumo p¨²blico y privado, deteniendo las reivindicaciones salariales y aumentando la presi¨®n fiscal a los poseedores del territorio y riqueza de este pa¨ªs. No estamos de acuerdo, sin embargo, en la forma en que se pretende trasvasar el ahorro que se generar¨ªa para solucionar el resto de los problemas que caracterizan a la crisis.
En efecto, si las expectativas empresariales andan deprimidas -muchas empresas al borde de la quiebra- una mayor austeridad de los consumidores, desacelerar¨ªa o disminuir¨ªa las ventas y, en consecuencia, no har¨ªa m¨¢s que agravar el estado de expectativas. Y si el nivel de utilizaci¨®n de la capacidad productiva es bajo, por mucho que la moderaci¨®n de los asalariados permita, por otra parte, ayudar a mejorar su rentabilidad, no van a invertir si sus ventas no dan se?ales de crecimiento.
En consecuencia, dif¨ªcilmente podr¨¢n crearse nuevos puestos de trabajo y, por el contrario, seguir¨¢n produci¨¦ndose ?reajustes de plantilla? que incrementar¨¢n el paro. Si estamos de acuerdo en que la contenci¨®n del gasto incrementar¨¢ lentamente la tasa de ahorro, pero este ahorro en vez de canalizarse hacia la inversi¨®n productiva por la empresa privada, terminar¨¢ por canalizarse hacia la especulaci¨®n inmobiliaria de nuestro territorio que, parad¨®jicamente, cuanto m¨¢s se deprime la posibilidad de usarlo rentablemente, m¨¢s aumenta de precio.
La inversi¨®n productiva s¨®lo la llevar¨¢n a cabo un reducido grupo de empresas din¨¢micas, es decir, que tienen una decidida pol¨ªtica de ampliar la parte del mercado que dominan, a pesar de las desfavorables expectativas a corto plazo, y que cuentan con el apoyo financiero de un grupo bancario o multinacional. Pero para estas empresas, l¨®gicamente, lo rentable es incrementar el grado de automaci¨®n de los circuitos productivos -mayor intensidad de capital-, lo que indudablemente ayuda a restablecer la rentabilidad empresarial, pero a cambio de incrementar el coste para el'Gobierno de sostener -v¨ªa subsidio de paro- nuestras actuales cifras de desempleo.
Por todas,estas razones, estamos de acuerdo en la necesidad urgente de moderar el gasto para poner fin a la inflaci¨®n. Ello per mitir¨¢ el crecimiento de nuestra deteriorada tasa de ahorro y es imprescindible para que las expectativas empresariales cambien de signo. Sin embargo, no creemos que el impacto sobre la inversi¨®n privada sea suficiente para generar nuevos puestos,de trabajo en la medida que requiere nuestra actual tasa de desempleo. Es el Gobierno, a trav¨¦s de una fuerte inversi¨®n p¨²blica que, poco a poco, mejorar¨¢n las econom¨ªas externas del sector privado. La generaci¨®n de empleo que ello supondr¨ªa producir¨¢ mayores ventas a las empresas y permitir¨¢ el crecimiento de la tasa de inversi¨®n privada.
La reforma fiscal tiene, desde este punto de vista, dos objetivos: por una parte, servir de instrumento, junto con la moderaci¨®n salarial, de limitaci¨®n del gasto privado para combatir la inflaci¨®n. Por otra parte, dar mayores ingresos al Gobierno para financiar la inversi¨®n p¨²blica.
La reforma fiscal, sin embargo, aunque se corra mucho en su elaboraci¨®n, tardar¨¢ en producir resultados, por lo que a corto plazo ni sirve para combatir la inflaci¨®n, ni para financiar un programa de inversi¨®n p¨²blica extraordinario.
Por ello, si verdaderamente querembs combatir la inflaci¨®n, hace falta lanzar un empr¨¦stito p¨²blico de absorci¨®n obligatoria para el sector privado. Y, si verdaderamente queremos combatir el paro, dicho empr¨¦stito debe ser suficiente para financiar un programa de inversi¨®n p¨²blica consonante con nuestro nivel de desempleo.
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