La otra desamortizaci¨®n
Despu¨¦s de la desamortizaci¨®n de Mendiz¨¢bal -necesaria, pero mal hecha-, ha habido en Espa?a otra desamortizaci¨®n de los bienes religiosos que es la que la Iglesia espa?ola ha hecho por s¨ª misma, desde el abandono de las ermitas rom¨¢nicas de Arag¨®n, que yo he visto convertidas en silos, hasta la venta de im¨¢genes barrocas en el Rastro, venidas bajo la sotana de un listo, de un p¨¢rroco enteradillo, modernizador y cambatachero. Me parece que la-Igles¨ªa espa?ola tambi¨¦n es un poco delenda.Me recordaba Manolo Vicent una cosa que cuenta Josep Pl¨¢. A Pl¨¢ lo llevaban de peque?o a la catedral y la mujer que le llevaba, hablaba siempre del ?pobre Dios?:
-Pero yo miraba para el altar -dice Pl¨¢- y aquel se?or ten¨ªa cara de tener una salud de hierro.
Bueno, pues no. Los dioses, entre nosotros, no pueden estar seguros de su salud de hierro ni de que no salga un cura trabucaire que los venda por treinta monedas devaluadas entre los mercaderes del Rastro. He recordado aqu¨ª el otro d¨ªa una frase de Paco Nieva en su versi¨®n de La Paz de Arist¨®fanes:
-A los dioses siempre les ha atra¨ªdo mucho labisuter¨ªa.
Somos los espa?oles, claro, quienes nos hemos propuesto recamar de bisuter¨ªas de precio a los Cristos y V¨ªrgenes de las distintas devociones. Pero con igual generosidad que se lo hemos dado, se lo hemos quitado. Se acumulan millones, se yuxtaponen fortunas sobre el manto de la Virgen del Pilar, pero mientras tanto se cae arbotante a arbotante la catedral de Le¨®n, a cuya sombra g¨®tica tengo paseado mucho, y la catedral de Burgos, que te la encienden por la noche desde un bar que hay enfrente, si te tomas un vino, para que vea el forastero c¨®mo tanta grandeza se viene abajo.
He estado mirando en La tourn¨¦e de Dios, de Jardiel, y ya en ese libro queda claro -al menos para Jardiel- que Dios Padre no acaba de hacerse una idea clara de los espa?oles. Yo creo que desde entonces no ha podido perfilar mucho m¨¢s su juicio sobre este pueblo fan¨¢tico y ladr¨®n,que le reza toda la semana y le roba los domingos, para santificar el d¨ªa. La Iglesia espa?ola, que ha tenido cuarenta a?os de eternidad y jubileos en Espana, que ha metido mucha mano en los asuntos p¨²blicos del franquismo, parece que no ha dedicado mucho dinero, ni suyo ni del Estado, ni de las grandes y devotas fortunas a salvar las hermosas naves g¨®ticas de nuestras catedrales, los raros nav¨ªos de nuestras ermitas rom¨¢nicas, la imaginer¨ªa barroca de los altares ni la pinacoteca ilustre y misteriosa de las hondas sacrist¨ªas. La Iglesia espa?ola, tan conservadora, aqu¨ª no ha conservado nada, o m¨¢s bien poco.
Dice Areilza en su inestimable Diario que la Iglesia est¨¢ llevada por un pu?ado de italianos maquiav¨¦licos y refinados. Estas cosas s¨®lo las puede decir un cat¨®lico que es el que tiene opci¨®n a ser perdonado, porque si las dice un laico -de peque?o,- yo cre¨ªa que laico era igual que ateo-, se condena por toda la eternidad. Ahora que el Senado vuelve al Palacio de la Plaza de la Marina Espa?ola resulta que el Consejo Nacional del Movimiento y los cuarenta de Ayete eran muy camastrones, ten¨ªan aquello muy descuidado como un piso de soltero golfo, y habr¨¢ que invertir doce millones en restaurar valiosas pinturas maltra tadas por el tiempo de la injuria (alguna se ha perdido o ha sido robada), como asimismo habr¨¢ que ordenar y colocar la biblioteca, que estaba como dispendiada en moritones de vol¨²menes, cerca de la chimenea. ?Qu¨¦ hac¨ªan all¨ª lo cuarentones cuarenta de Ayete: jugaban a las prendas con los cua dros del tenebrismo espa?ol, reproduc¨ªan la batalla del Ebro con trincheras de libros?
Muy conservadora tambi¨¦n, aquella ¨¦lite de los cuarenta, ha conservado bastante mal el Palacio y sus riquezas. Porque la derecha clerical y feligresa se reclama en Espa?a de tradicionalista y vestal de la tradici¨®n, pero luego quien les salva la tradici¨®n y les ordena la casa peri¨®dicamente es la izquierda. Siempre tiene que venir don Francisco Giner de los R¨ªos a poner orden en la cultura espa?ola Men¨¦ndez Pidal a poner orden en la Historia de Espa?a, don Manuel Aza?a a tasar conprecisi¨®n y amor el Museo del Prado.Ya se sabe que la derecha -Iglesia y oligarqu¨ªa- es la que de verdad ama a Espa?a, que para eso es suya. Pero la izquierda es la asistenta que viene por horas (nunca le han dejado m¨¢s tiempo) a adecentar un poco la casa.
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