Aplaudir la demagogia
El desarrollo de la concentraci¨®n de empresarios catalanes, celebrada el pasado lunes en Barcelona, completa el espectro de tomas de posici¨®n ante la crisis econ¨®mica con un balance o demasiado alentador.Durante las casi tres horas que dur¨® la conntraci¨®n, representantes de distintos sectores el empresariado catal¨¢n expusieron una'ser¨ªe e autodenominadas ponencias, sin m¨¢s contenido real que la ya conocida sucesi¨®n de quejas elativas a los costes de la Seguridad social, descenso de la productividad, falta de regulaci¨®n de la acci¨®n sindical en la empresa, inestabilidad de las representaciones laborales en la negociaci¨®n, cargas fiscales y otras, as¨ª como las consabidas demandas de flexibilidad de plantias y despido libre, moratorias fiscales y legislaci¨®n a la europea, entre otras.
En l¨ªneas generales, las afirmaciones m¨¢s celebradas tuvieron escaso rigor y un buen componente demag¨®gico. As¨ª se antojan algunas de las peticiones posteriormente matizadas y puntualizadas por el presidente de Foment del Treball Nacional -entidad convocante-, Alfredo Molinas, como la de solicitar moratoria fiscal de cinco a?os o el proyecto de dirigirse al Consejo de Europa protestando por el trato que el Gobierno otorga a la empresa. Tampoco parece serio decir que la pol¨ªtica que sigue el Gabinete Su¨¢rez es socialista o que la reformafiscal en curso tiene car¨¢cter revanchista.
Este tono demag¨®gico no ha sido, por desgracia, privativo de los empresarios. Es t¨®nica habitual de cualquier acto medianamente multitudinario, ya sea de car¨¢cter sindical, empresarial o simplemente pol¨ªtico. Y no se confunda esto con la discrepancia, l¨®gica en todo contexto democr¨¢tico, porque no puede entenderse de tal modo el eco, ruidoso y discrepante, que hallaron las consideraciones finales de Carlos Ferrer, presidente de CEOE, cuando inst¨® a los empresarios catalanes a esforzarse nuevamente, ya que estaba enjuego el porvenir de toda Espa?a, incluido el de los propios empresarios a nivel individual.
Los empresarios, grandes, peque?os y medianos, perdieron el pasado lunes la oportunidad de no sumarse a un comportamiento tan peligroso como generalizado. La experiencia demuestra contundentem ente que cuando en un pa¨ªs comienza a aplaudirse masivamente la demagogia, puede pasar cualquier cosa.
Aqu¨ª ni empresarios, ni trabajadores, ni mucho menos el Gobierno, que sigue arbitrando pol¨ªticas dilatorias e inhibidoras, parecen dispuestos a evitarlo.
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