Soares present¨® formalmente la dimisi¨®n de su Gobierno al presidente Eanes
Mario, Soares fue recibido ayer por el presidente portugu¨¦s, Ramalho Eanes, a quien entreg¨® su renuncia oficial como primer ministro. Un comunicado emitido por la Presidencia de la Rep¨²blica, a primeras horas de la noche, aceptaba la renuncia. Le ha sido pedido que permanezca en sus funciones de primer ministro hasta ladesignaci¨®n de su sucesor.
El palacio de Bel¨¦n ha sido durante todo el d¨ªa el centro de una intensa actividad pol¨ªtica. El presidente Eanes ha recibido, sucesivamente, a los representantes de los cuatro partidos principales representados en la Asamblea para conocer sus puntos de vista antes de la reuni¨®n del Consejo de la Revoluci¨®n, prevista para esta tarde. Despu¨¦s de consultar su consejo, el presidente podr¨¢ indicar ya el nombre de la persona encargada de formar nuevo Gobierno.Despu¨¦s de hora y media de conversaciones con el presidente, Mario Soares ha declarado a los periodistas: ?Naturalmente no he sido encargado de formar el nuevo Gabinete.? Para el primer ministro dimisionario esta responsabilidad incumbe ahora a los tres partidos que tomaron la iniciativa de hacer caer al Gobierno. El ex ministro sin cartera Jorge Campinos precis¨®, por otra parte, que un miembro del PSD deber¨ªa ser el primero a quien dirigir el encargo de formar Gobierno.
Por 159 votos contra cien, la Asamblea de la Rep¨²blica neg¨®, en la ma?ana de ayer, la confianza al Gobierno de Mario Soares. Rigurosamente solo, ya que no se registr¨® siquiera una abstenci¨®n, el Gobierno socialista, formado el 23 de julio de 1976, entreg¨® su dimisi¨®n al presidente de la Rep¨²blica pocas horas despu¨¦s.
El debate sobre la confianza, que dur¨® en total 43 horas, ha constituido un aut¨¦ntico marat¨®n. El ?suspense? se mantuvo hasta ¨²ltima hora. Se sab¨ªa que la comisi¨®n pol¨ªtica del Partido Comunista estaba reunida y el secreto de la decisi¨®n fue bien guardado. Cuando son¨® el timbre que llamaba a los diputados para el voto, en los pasos perdidos del palacio de San Bento, el ministro de Industria, Nobre da Costa, expresaba todav¨ªa a EL PAIS su convicci¨®n de que el Partido Comunista votar¨ªa a favor del Gobierno. La ¨²ltima intervenci¨®n de Mario Soares, particularmente conciliadora con los comunistas y dura para la derecha, fue interpretada por todos los observadores como una llamada en este sentido. Durante una hora y media, Mario Soares emple¨® a fondo su talento oratorio en convencer al Parlamento del dramatismo de una crisis abierta en este momento.
?No debo ocultarles -afirm¨®- que en caso de ca¨ªda del Gobierno me parece dif¨ªcil de evitar una ruptura cambial, con suspensi¨®n de nuestros pagos sobre el exterior, de consecuencias imprevisibles?; sin embargo, precisaba el primer ministro: ?El Partido Socialista no ha hecho ni har¨¢ ninguna concesi¨®n para mantenerse en el poder. No pedimos ni agradecemos los votos de nadie. No tenemos miedo del ma?ana, como no hemos tenido miedo, durante m¨¢s de cuarenta a?os de fascismo, que nos llamen comunista. Ser¨ªa bueno que la derecha portuguesa, por miedo al Partido Comunista, no se precipite entre los brazos de un nuevo Pinochet. Nos opondremos a esto con todas nuestras fuerzas?.
Todos los diputados estaban presentes, y las tribunas del p¨²blico, de "la prensa nacional y extranjera y de las representaciones diplom¨¢ticas estaban abarrotadas cuando el presidente de la asamblea inici¨® las votaciones por el procedimiento de sentados y de pie. Un silencio total se abati¨® sobre el hemiciclo cuando se levantaron los primeros diputados del PCP: la suerte del Gobierno estaba echada.
No hubo la menor reacci¨®n de j¨²bilo sobre los bancos de la oposici¨®n, sino, al contrario, expresiones de preocupaci¨®n y, visiblemente, una cierta sorpresa por parte del CDS y el PSD. Las explicaciones de voto que se siguieron se esforzaron en deshacer el dramatismo de la situaci¨®n. Las pr¨®ximas semanas exigir¨¢n de las fuerzas democr¨¢ticas un alto sentido de sus responsabilidades, afirmaba Joaqu¨ªn Gomes, del PCP. ?Estamos dispuestos a seguir buscando, con los dem¨®cratas portugueses y, en particular, los socialistas, un camino que garantice la democracia.?
Seg¨²n la Constituci¨®n portuguesa, el primer encargado deber¨¢ ser el propio Mario Soares. Pero ¨¦ste ha aclarado en su intervenci¨®n final que no aceptar¨¢ tal encargo antes de agotarse las otras posibilidades, que son, para ¨¦l, un gobierno PSD-CDS bajo el liderato del primer partido de oposici¨®n, el PSD o un Gobierno de mediaci¨®n presidencial, sin participaci¨®n de los partidos.
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