Giscard inicia la campa?a electoral con una f¨¢bula a los agricultores
, Esopo y La Fontaine estaban en los labios de todos los apologistas de la mayor¨ªa de derechas para cantar al nuevo fabulista franc¨¦s, Valery Giscard d'Estaing, que en su primer gran discurso electoral, dirigido a los agricultores, en Normand¨ªa, cont¨® una leve trama inventada por ¨¦l para decirles simplemente: lo bueno es la mayor¨ªa, lo malo es la izquierda. En los medios de la oposici¨®n se estimaba que el m¨¦todo parab¨®lico giscardiano ?es una manera como otra cualquiera de tratar de tontos a los franceses?.
?Erase una vez..., un agricultor, propietario de una casa. Dos equipos de alba?iles, los alba?iles de un grupo, no se entend¨ªan entre ellos, ni sab¨ªan calcular el costo de los trabajos a realizar en la casa, que deseaban destruir por completo. Los alba?iles del otro equipo ten¨ªan concepciones diferentes, pero una idea fundamental les un¨ªa: no hay que destruir la casa, sino realizar ciertas reformas. Por fin el agricultor due?o de la casa (Francia), se cans¨® de las discusiones del primer equipo (la oposici¨®n de izquierdas) y confi¨® el trabajo al segundo equipo de alba?iles (la mayor¨ªa de derechas), y, seg¨²n el fabulista se?or Giscard el agricultor y su familia, en la casa renovada, vivieron d¨ªas felices?.As¨ª inici¨® el presidente franc¨¦s la campa?a electoral de la derecha para indicarles a sus conciudadanos ?la buena elecci¨®n? en los comicios legislativos de marzo de 1978. El agricultor y los aIba?iles, t¨ªtulo de la f¨¢bula, marcar¨¢ un hito en la historia de la lucha por el poder desencadenada por las pr¨®ximas elecciones legislativas Esto, en opini¨®n de la derecha, y, por otra parte, la intervenci¨®n, parab¨®lica esta vez, del se?or Giscard en la campa?a, preludiarla la que realizar¨¢ dentro de algunas semanas para dirigirse a toda la naci¨®n e indicarle ?qui¨¦nes son los buenos y qui¨¦nes los malos?, sin par¨¢bolas, probablemente.
El fabulista, Giscard d'Estaing, ha provocado carcajadas en la oposici¨®n de izquierdas, que considera al mundo rural, al que se dirig¨ªa expresamente el jefe del Estado, lo bastante inteligente como para que, ?como Mar¨ªa Antonieta, no confunda con los borregos a los labradores?, estimaba el diario independiente Le Quotidien de Paris. En estos medios progresistas, por el contrario, se resaltaba el ?bombo costoso de la fiesta organizada por Giscard
Una carpa, construida en Par¨ªs, para guarecer de la intemperie a los 10.000 espectadores prefabricados, puesto que un servicio de orden transportado desde la capital, en autocares, con subvenciones que oscilaban entre 4.500 y 6.000 pesetas, seg¨²n el grado, vedettes de la radio y de la TV, partidarias del se?or Giscard y empleadas en la animaci¨®n del personal para que la acogida al presidente resultara a la altura deseada.
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