La CEE aprueba un nuevo mandato negociador con Espa?a
, Italia retir¨® sus reservas para la aprobaci¨®n del mandato de negociaci¨®n que deber¨¢ permitir la adaptaci¨®n del Acuerdo Comercial Preferente Espa?a/CEE, en vigor desde octubre de 1970.
Las escasas ofertas agr¨ªcolas y las fuertes peticiones industriales no levantan, que digamos, el entusiasmo de la delegaci¨®n espa?ola en Bruselas, que dirige el embajador Raimundo Bassols. ?Es prematuro para pronunciarme ante un documento bastante complejo. Deber¨¢ ser examinado atentamente por todos los servicios de la Administraci¨®n espa?ola antes de una reacci¨®n formal?, dijo el embajador a la prensa espa?ola.Una vez m¨¢s es la Comunidad la que marca el ritmo y nos pone entre la espada y la pared, con sus iniciativas propias. A lo sumo podremos decir que nos gusta, y presentar contrapartidas que no est¨¢n todav¨ªa preparadas. La pelota est¨¢ otra vez en el campo espa?ol. Cogido por un calendario estricto - 1 de enero de 1978- para adaptar comercialmente un acuerdo qge deber¨ªa funcionar plenamente desde enero de 1973, cuando la CEE pas¨® de seis a nueve miembros, desfasando el viejo acuerdo Espa?a/CEE de 1970.
El nuevo mandato, obra de la Presidencia belga del Consejo de la CEE, est¨¢ recortado por todas partes si se compara a otras ideas iniciales de la CEE. La obra de arte se debe a la estrategia astuta y tradicional de los italianos, que consiste en decir siempre que ?no?, hasta que obtenidas las contrapartidas deseadas -en este caso la promesa de mejorar la agricultura del sur italiano- dice un ?s¨ª? condicional.
?La oferta agr¨ªcola del mandato supone un m¨¢ximo para Italia?, dijo Forlani, ministro italiano de Asuntos Exteriores. Precisi¨®n que sirve de advertencia a Espa?a, por si acaso pretende, conseguir algo m¨¢s en agricultura en el curso de las futuras negociaciones.Acambio de rebajas arancelarias del 60 % en agrios -actualmente est¨¢n al 40 %-, peque?as concesiones en uva de mesa conservas de sardinas, conservas de tomates y conservas de frutas, los nueve pretenden que Espa?a desarme, en una media del 16 % sus aranceles industriales frente a la Comunidad.
?Nos piden un sacrificio del 16 % en lo industrial a cambio de una oferta suplementaria que supera ligeramente s¨®lo el 1%? se lamentan los expertos espa?oles de la misi¨®n de Espa?a en Bruselas.
?Cu¨¢l ser¨¢ la actitud del Gobierno espa?ol ante el mandato? No hay muchas alternativas. Rechazarlo supone prolongar el par¨¦ntesis y complicar el curso de los preparativos para las negociaciones de adhesi¨®n. Aceptarlo tal cual, supondr¨ªa un mal negocio para los industriales espa?oles que, encima de soportar las restricciones industriales para entrar en la CEE (siderurgia y textiles hoy, zapatos y otros para ma?ana), deber¨ªan aguantar mayor competencia comunitaria en el mercado interior.
Un compromiso medio, que ser¨¢ dif¨ªcil de lograr, ser¨ªa lo ¨®ptimo. Para alcanzarlo, la Administraci¨®n espa?ola deber¨¢ dar un giro total a la manera que ha venido enfocando hasta ahora sus relaciones con Europa. Debe acabar el vac¨ªo pol¨ªtico en Madrid en materia de relaciones ?pr¨¢cticas? con Europa, que no puede depender de un equipo de funcionarios de la misi¨®n de Espa?a ante las Comunidades Europeas. Hay que nombrar el tan esperado Mister Europa. No como hombre milagro capaz de resolver todos los contenciosos, pero s¨ª capaz de ocuparse a fondo, y con otra ¨®ptica, de los m¨²ltiples problemas hispano/ comunitarios. Y comenzar a presentar ideas propias ante los duros ?comerciantes? comunitarios. ?Para cu¨¢ndo? La respuesta, como la respuesta al mandato, est¨¢ en Madrid.
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