Ilustraciones del Quijote de Joaqu¨ªn Ibarra
La reciente publicaci¨®n de una excelente reproducci¨®n facs¨ªmil del Quijote, editado en 1780 por la Real Academia Espa?ola, merece un comentario especial desde un punto de vista art¨ªstico. La raz¨®n de este merecimiento apunta en dos direcciones: por un lado, la extraordinaria calidad de la impresi¨®n realizada por Joaqu¨ªn Ibarra, que convierte a esta edici¨®n de la genial obra de Cervantes en una joya de la bibliograf¨ªa espa?ola, y, por otro, la serie de l¨¢minas grabadas que la acompa?an, que, a su vez, constituyen un hito en la historia del libro ilustrado de nuestro pa¨ªs. Pues bien, sin desde?ar el primero de los dos aspectos citados, el que se refiere a la calidad art¨ªstica de la impresi¨®n de Ibarra, con cuya simple menci¨®n se avala la pulcritud de la edici¨®n de cualquier libro, vamos a centrar nuestro breve comentario sobre la importancia de los grabados. En este sentido, cabe rese?ar el car¨¢cter de excepcionalidad que, desde un principio, quiso dar la Real Academia a las ilustraciones, como lo demuestra la creaci¨®n de una comisi¨®n especial, formada por Lardiz¨¢bal, R¨ªos y Trigueros, uno de cuyos fines principales fue el de seleccionar los 33 pasajes que deber¨ªan inspirar posteriormente a los grabadores. Por otra parte, se trat¨® tambi¨¦n de seleccionar cuidadosamente los nombres de los artistas que habr¨ªan de encargarse de semejante cometido, resultando elegidos Manuel Salvador Carmona, Jer¨®nimo Gil, Francisco Montaner y Joaqu¨ªn Ballester para la ejecuci¨®n del grabado, y Fernando Selma -?por ser el mejor y por estar desocupado?- para los dibujos. Posteriores complicaciones alteraron este plan inicial, siendo finalmente los artistas Carnicero, Castillo, Brunete, Barranco, Arnal, Gil y Ferro los que llevaron a cabo los. dibujos, y los grabadores: Selma, Moles, Fabregat, Montaner, Cruz y Barcel¨®. La relaci¨®n de los nombres de los artistas citados nos sirve para hacernos una idea aproximada de la alta calidad media de los seleccionados, y si a esto le a?adimos la cuidadosa atenci¨®n que puso la Real Academia en vigilar el rigor arqueol¨®gico de las composiciones, tratando de esta manera de no volver a incurrir en los mismos disparatados anacronismos que conten¨ªa en sus ilustraciones la famosa edici¨®n de Tonson, tendremos como resultado la excelencia y el inter¨¦s de las l¨¢minas grabadas para esta impresi¨®n acad¨¦mica del Quijote. Antonio Carnicero, Jos¨¦ del Castillo y Gregorio Ferro se encuentran en una posici¨®n destacada dentro de la pintura del ¨²ltimo tercio del siglo XVIII y no es tampoco preciso hacer especial ¨¦nfasis al resaltar la importancia art¨ªstica de un arquitecto como Pedro Arnal; otro tanto habr¨ªa que decir acerca de grabadores como Fernando Selma y el excepcional Manuel Salvador Carmona. Partiendo de semejantes premisas, en cuanto a rigor y calidad, el resultado no pod¨ªa dejar de ser muy positivo, tal y como lo enjuicia la opini¨®n autorizada de Armando Cotarelo, para quien las ilustraciones ?vencen sin dudar a todas las precedentes, que ya eran muchas, as¨ª en colecci¨®n como en libro, tanto las modestas espa?olas como las decantadas inglesas y holandesas.... y vencen tambi¨¦n a las inmediatamente sucesivas, como las de la edici¨®n de Sancha, por ejemplo?. En nuestro pa¨ªs, en realidad, hay, que esperar hasta casi a fines del XIX. y principios del XX para encontrar grabados que sirvieran de ilustraci¨®n del Quijote de calidad semejante a los de la impresi¨®n de Ibarra. En una palabra, que nos encontramos ante una reedici¨®n facs¨ªmil de una obra ejemplarmente Livipresa e ilustrada, algo desgraciadamente poco frecuente en la historia del libro espa?ol. Como quiera, adem¨¢s, que el cuidado que se ha puesto en la realizaci¨®n del facs¨ªmil est¨¢ a la altura de las cirjunstancias, s¨®lo nos queda felicitar a Ediciones Turner por la oportunidad y el esmero de esta publicaci¨®n, que entra de lleno en un important¨ªsimo terreno muchas veces olvidado por las grandes casas editoriales espa?olas: el de las ?bellas? ediciones, que deben serlo no s¨®lo por su contenido...
Ediciones Turner
Madrid, 1977
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.