"Los vigilantes jurados no estamos bien preparados para ejercer nuestro cargo"
Cinco d¨ªas despu¨¦s de la muerte ocurrida en el subterr¨¢neo de Azca, una representaci¨®n de vigilantes jurados, miembros de Comisiones Obreras y Uni¨®n Sindical Obrera, se entrevistaron con Rodolfo Mart¨ªn, ministro del Interior, para denunciar la falta de preparaci¨®n de todo tipo con que prestan sus servicios estos trabajadores, que, armados con un rev¨®lver, representan a la autoridad en entidades bancarias y comercios.?Firm¨¦ un contrato laboral y a las veinticuatro horas estaba trabajando en un banco, sin haber hecho uso del arma ni una sola vez?, manifest¨® uno de los vigilantes jurados que se entrevist¨® con el ministro del Interior. ?No disparamos, en ejercicios, ni veinte cartuchos al a?o. Yo entr¨¦ en marzo de 1975; desde entonces s¨®lo he ido a ejercicios de tiro una vez, en la que me dejaron disparar cinco veces?, inform¨® uno de sus compa?eros.
Seg¨²n los decretos oficiales, una persona que sea espa?ola, mayor de veinti¨²n a?os, con el servicio militar cumplido, que posea una aptitud f¨ªsica precisa para el desempe?o del trabajo, tenga una instrucci¨®n suficiente y carezca de antecedentes penales por delito doloso, puede ser vigilante jurado. Junto a estos requisitos se pide, asimismo, que el solicitante observe buena conducta p¨²blica y privada y no haya sido expulsado de ning¨²n centro u organismo del Estado, provincia o municipio. ?Pero esto no es suficiente. Yo llegu¨¦ con un certificado de buena conducta, uno de penales, un certificado m¨¦dico y una partida de nacimiento y empec¨¦ a trabajar. Los mismos trabajadores reconocemos ahora que no estamos demasiado preparados, ya que las empresas no nos dan los medios para ello, a pesar de que estamos hartos de denunciarlo.?
Los miembros del comit¨¦ estatal de Vigilancia y Seguridad est¨¢n de acuerdo: ?La gente est¨¢ mal preparada en todos los terrenos. Hay personas a las que se les ha dado una pistola y no ten¨ªan que llevarla. ?
El motivo de esta deficiente preparaci¨®n se debe principalmente a que, si bien al principio las empresas de seguridad, de acuerdo con el decreto regulador, contrataban con preferencia a personal de la Polic¨ªa Armada, Guardia Civil o Polic¨ªa Municipal que hubiera estado en activo por lo menos cinco a?os, el auge que experiment¨® este tipo de empresas en 1974 y 1975 hizo que la demanda fuera muy importante, motivo por el que numerosas personas que se encontraban sin trabajo pudieron acceder a este puesto con escaso o nulo conocimiento de armas y autodefensa.
De los 1.500 vigilantes que existen en Madrid en la actualidad, una cifra ?siempre superior al 50%?, seg¨²n las empresas, y ?cercana al 30%?, seg¨²n los trabajadores, proceden de las fuerzas de orden p¨²blico. ?Como es l¨®gico, no todos los que procedemos del servicio civil somos cazadores, miembros de la Federaci¨®n de Tiro o sabemos defensa personal.?
Ante esta situaci¨®n los trabajadores que se entrevistaron con el se?or Mart¨ªn Villa solicitaron y consiguieron la creaci¨®n de una comisi¨®n que, formada por vigilantes jurados, un miembro del Ministerio, el subsecretario de Orden P¨²blico y el comisario general de Documentaci¨®n y Personal de la Guardia Civil, estudiara el borrador de un Reglamento del Vigilante Jurado, del que s¨®lo existe, por el momento, uno propuesto por los trabajadores y sobre el que se va a trabajar.
Seg¨²n ¨¦ste, la preparaci¨®n tanto t¨¦cnica como f¨ªsica en sus variantes te¨®rica y pr¨¢ctica estar¨ªa regulada por unos art¨ªculos en los que los trabajadores, en su borrador, solicitan ?clases intensivas de dos horas durante cinco d¨ªas, en las que se aprenda identificaci¨®n, manejo, funcionamiento del arma, as¨ª como manejo de sistemas de alarmas, pr¨¢cticas de tiro, defensa personal, desarme y reducci¨®n del individuo, colocaci¨®n de esposas y manejo de la porra o defensa reglamentaria?.
Junto a estas peticiones de clases, otros art¨ªculos del borrador, referidos a la periodicidad en la preparaci¨®n, regulan ?la pr¨¢ctica del tiro una vez cada sesenta d¨ªas, en la que se realizar¨¢n quince disparos y dos sesiones, una te¨®rica y otra pr¨¢ctica, de dos horas de duraci¨®n, tambi¨¦n cada dos meses?.
Las empresas dicen cumplir
?Seleccionamos a nuestro personal, bien entre las fuerzas de orden p¨²blico, como ocurre en casi la totalidad de las provincias, o entre personas que han practicado artes marciales, tienen inquietud por las armas, o que, carentes de trabajo, se sienten identificadas con el vigilante jurado. Esto ¨²ltimo, sucede en Madrid y Barcelona?, manifest¨® Mario Gonz¨¢lez Chamorro, directivo de la empresa Esabe Express, con quien EL PAIS habl¨® sobre el tema.
?El hecho de que escojamos a personal jubilado de las FOP no se debe a que sea m¨¢s barato, como se ha dicho, sino a que el haber estado veinte o veinticinco a?os de servicio ha creado una disciplina en el individuo y una costumbre al arma que lleva.?
Con respecto a la contrataci¨®n de personal, el se?or Gonz¨¢lez manifest¨® que tras la solicitud, comprobaci¨®n de referencias y cuestionario, los trabajadores deben pasar un test sicot¨¦cnico ?en el que se pretende medir su perfil f¨ªsico y som¨¢tico, su estado de agresividad, inestabilidad emocional, criminalidad, ascendencia y sumisi¨®n y otros factores que nos servir¨¢n de ¨ªndice a la hora de la entrevista, que con los antecedentes son los puntos m¨¢s importantes en los que nos basamos para contratar a una persona. Sin embargo, y aunque esto es necesario, le puedo asegurar que somos la ¨²nica empresa que ha hecho esto?.
Aunque ning¨²n vigilante ha tenido que usar el arma, reciben un entrenamiento en el que se les explica el funcionamiento del rev¨®lver, calibre 38, que van a recibir. Despu¨¦s de cada dos meses van a tiro en la galer¨ªa del regimiento Inmemorial del Rey, en donde hacen quince disparos tanto de precisi¨®n como de tiro instintivo. ?De todas formas, y a pesar de que les pagamos las dos horas extraordinarias que usan para practicar el tiro, el ¨ªndice de absentismo llega a un 20%.?
Sobre la preparaci¨®n recibida de defensa personal, el se?or Gonz¨¢lez manifest¨® que ?los trabajadores no pusieron un inter¨¦s especial. Adem¨¢s, el vigilante jurado no es un hombre de choque; una persona que se enfrente a un arma no puede usar la defensa personal?.
Consultada la empresa Prosesa, compa?¨ªa en la que trabajaba el vigilante jurado protagonista de los sucesos de Azca, su apoderado en Madrid, Gregorio Alvarez, manifest¨® que ?estamos dentro de las normativas y no tenemos nada m¨¢s que decir. Elegimos a nuestros hombres en las fuerzas de orden p¨²blico, seg¨²n el decreto, en un ochenta o 90%. Los requisitos que pedimos son los que marca el decreto. Naturalmente que se hacen tests y ejercicios de tiro. Los trabajadores van a tiro tres o cuatro veces al mes, y nunca menos de dos?.
Entretanto trabajadores de todas las empresas representados en el Comit¨¦ de Vigilancia y Seguridad comentan, ?sin dar nombres, porque cualquier comentario sobre mejoras y servicios es falta grave, seg¨²n el convenio?, que no existe el per¨ªodo de entrenamiento fijado por convenio en quince d¨ªas; ?no hay retenes suficientes, alguna empresa ha llegado a dar a sus vigilantes de seguridad que no pueden ir armados pistolas de juguete, de esas detonadoras, en tanto otras se niegan a darnos los t¨ªtulos gubernativos que nos acreditan. Todo ello, unido a la falta de entrenamiento y de preparaci¨®n, hace que al no adoptar los patronos las medidas oportunas, nos seguir¨¢n colgando el sambenito de que casos como el de Azca, sobre el que no hemos obtenido ninguna clarificaci¨®n, se puedan producir en cualquier momento?.
Incierto futuro de la profesi¨®n
El articulo s¨¦ptimo del decreto 2.113, fechado el 23 de julio, dice que ?los gobernadores civiles dispensar¨¢n la obligaci¨®n de mantener vigilantes jurados a los bancos, cajas de ahorro y entidades de cr¨¦dito que re¨²nan una serie de requisitos t¨¦cnicos, entre los que se encuentra tener un dispositivo de alarma conectado con centros policiales, protecci¨®n del recinto de caja con blindaje antibala, c¨¢maras acorazadas con sistema de apertura autom¨¢tica retardada, c¨¢maras fotogr¨¢ficas y circuitos de televisi¨®n?.
?Eso es poner en la calle a todos los que hemos sido contratados para una misi¨®n espec¨ªfica, -dicen los vigilantes-. Rescindido el contrato por los bancos, nos dejan sin trabajo, ya que las empresas no buscan nuevos puestos para nosotros. Si a algunas personas mal preparadas emocionalmente se les une a la falta de entrenamiento una inestabilidad laboral, lo verdaderamente extra?o es que no ocurran m¨¢s hechos en los que el vigilante sea el protagonista y el pagano de la situaci¨®n.?
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