Naranjas envenenadas
LAS NOTICIAS llegadas hasta el momento no permiten explicar satisfactoriamente el tenebroso asunto del descubrimiento en varios pa¨ªses europeos de naranjas envenenadas con mercurio, en su mayor parte de procedencia israel¨ª, pero tambi¨¦n algunas de ellas de origen espa?ol.Puede tratarse de una nueva forma de terrorismo pol¨ªtico, centrado ahora en la guerra econ¨®mica, protagonizado por la resistencia palestina contra las exportaciones de c¨ªtricos de Israel. Es una hip¨®tesis que se ha barajado desde el primer momento. Seg¨²n ella, agentes palestinos habr¨ªan inyectado el mercurio en las naranjas, fruto por fruto, en los puertos europeos de desembarque o en los centros de distribuci¨®n. Es dif¨ªcil suponer que hubieran podido proceder a tan prolija inoculaci¨®n en el propio Israel.
En este caso no parece tener sentido el envenenamiento de frutos espa?oles, el cual s¨®lo ser¨ªa explicable por ?contagio?, esto es. por error de los terroristas que no distinguieron un tipo de naranjas de otro.
Motivaciones terroristas aparte, tambi¨¦n podr¨ªa explicarse este rocambolesco suceso por maniobras de estricta guerra comercial en la que podr¨ªan estar implicados otros pa¨ªses terceros, o exportadores o distribuidores. Es de esperar que la acci¨®n de las polic¨ªas alemana, y holandesa, pa¨ªses en los que ha surgido hasta ahora el vidrioso tema, puedan dilucidar estos aspectos con la mayor rapidez.
El problema, en cualquier caso, no es balad¨ª. Con el afaire de las naranjas envenenadas asistimos al nacimiento, en gran escala, de un nuevo tipo de terrorismo pol¨ªtico o comercial, que puede poner en peligro, con la salud de muchas personas, la estabilidad de las econom¨ªas.
En el caso de Espa?a, pa¨ªs tradicionalmente exportador de c¨ªtricos, el tema adquiere especial relieve. Bien es verdad que estos frutos, durante mucho tiempo primer cap¨ªtulo exportador del pa¨ªs, en competencia directa con el turismo, no llegan a representar actualmente un 4 % del total de las exportaciones. En la actual campana, por otra parte, y hasta el pasado d¨ªa 15 de enero, Espa?a hab¨ªa exportado 960.000 toneladas de c¨ªtricos, unas 60.000 m¨¢s que en la misma fecha del a?o anterior. Pero a¨²n quedan por exportar alrededor de medio mill¨®n de toneladas, que pueden tener dif¨ªcil acceso a los mercados tradicionales, fundamentalmente europeos, si se extiende una psicosis de p¨¢nico.
Son comprensibles algunas airadas reacciones de los exportadores valencianos, que ven en peligro sus leg¨ªtimos intereses. Pero algunas de estas reacciones se han extralimitado, como en el caso del presidente de su agrupaci¨®n, Julio de Miguel, quien ha amenazado con pedir responsabilidades a los medios de difusi¨®n. El antiguo presidente del sindicato vertical de Frutos y Productos Hort¨ªcolas no acaba de comprender -como no lo comprend¨ªa cuando fue presidente del Valencia Club de F¨²tbol, y hubo de dimitir- que los medios informativos est¨¢n obligados a dar las noticias de lo que sucede, y, desgraciadamente, estos casos ahora detectados de envenenamiento de naranjas, algunas de origen espa?ol, son bien reales. Tan reales como esos ni?os holandeses que han tenido que ser hospitalizados con s¨ªntomas de intoxicaci¨®n por haber comido esas naranjas.
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