La izquierda lanz¨® todas sus bater¨ªas contra el acuerdo pesquero hispano-marroqu¨ª
Manuel Mar¨ªn (PSOE). Nuestro pa¨ªs cumpli¨® sus compromisos con los acuerdos tripartitos de Madrid. Marruecos, en cambio, se ha olvidado del acuerdo y de sus compromisos, incluidos aqu¨ª los de pesca. El acuerdo pesquero es inferior y peor que los anejos del acuerdo tripartito, favorece s¨®lo a los grandes empresarios pesqueros, a la creaci¨®n de un monopolio del sector con la marroquizaci¨®n de la flota y a la creaci¨®n, tambi¨¦n, de un monopolio de comercializaci¨®n. El nuevo acuerdo no incluye una sola palabra en defensa del derecho de los trabajadores que se ven afectados y que llegan a unos 30.000.El acuerdo somete, por otra parte, las aguas del Sahara a jurisdicci¨®n marroqu¨ª en contra de lo declarado por el Gobierno de que no ced¨ªa la soberan¨ªa del Sahara, sino su administraci¨®n hasta que se culmine el proceso de autodeterminaci¨®n del pueblo saharaui.
El PSOE propone como alternativa la renegociaci¨®n de un acuerdo, que es necesario, con la adecuaci¨®n apropiada de la Direcci¨®n General de Pesca de la Administraci¨®n (seg¨²n lo establecen los pactos de la Moncloa) y en favor del sector pesquero espa?ol, de las empresas que Io componen y de los trabajadores.
V¨ªctor Moro (UCD). La Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico fundamenta la defensa del acuerdo en el inter¨¦s de los armadores, de los pescadores y, en definitiva, de los intereses de Espa?a. Nuestra posici¨®n no es de bander¨ªa, de partido, ni de af¨¢n de protagonismo.
El representante socialista ha ofrecido una visi¨®n del tratado que no se ajusta ni a su contenido ni a sus consecuencias. Una visi¨®n parcial, absolutamente deformada, estableciendo una cr¨ªtica en sus aspectos t¨¦cnicos y econ¨®micos que carecen de la m¨ªnima consistencia. El acuerdo pesquero con Marruecos defiende, con mucho, los derechos hist¨®ricos de Espa?a en esas aguas y se ajusta a los dos elementos claves de toda negociaci¨®n pesquera; la firma de acuerdos y la creaci¨®n de empresas mixtas. Hemos escogido la segunda soluci¨®n porque creemos que es la mejor y la que beneficiar¨¢ a un mayor n¨²mero de empresas y de trabajadores.
El tratado no favorece a las grandes empresas. Nunca pens¨¦ que el grupo socialista tuviera un desconocimiento tan profundo de este sector. Las empresas pesqueras que faenan en pesquer¨ªas marroqu¨ªes ascienden a un total de 888, con 1.093 barcos; de estos barcos, 701 son menores de cien toneladas; 272 est¨¢n entre las 101 y las doscientas toneladas y s¨®lo 120 buques son superiores a las doscientas toneladas. El n¨²mero medio de barcos por empresa es de 1,23 y el n¨²mero medio de toneladas es de 145.
El acuerdo permite a los trabajadores espa?oles que faenan en barcos de pabell¨®n espa?ol y en buques fletados por sociedades marroqu¨ªes desembarcar libremente sus capturas y formar tripulaciones de nacionalidad espa?ola. Por lo que se refiere a los buques integrados en sociedades mixtas, podr¨¢n los espa?oles optar al 50% de la tripulaci¨®n. La preocupaci¨®n social sobre la poblaci¨®n marinera se extiende tambi¨¦n a la legislaci¨®n vigente que permite que los trabajadores hispanos en empresas extranjeras podr¨¢n acogerse a los efectos de Seguridad Social, donde tendr¨¢n que estar dados de alta.
No existen deficiencias t¨¦cnicas en el acuerdo en contra de lo que afirma el grupo socialista. El acuerdo incluye, adem¨¢s, la participaci¨®n de nuestros cient¨ªficos en la evaluaci¨®n de stocks, fijaci¨®n de nivel de capturas, zonas de pesca, artes, etc¨¦tera.
Sobre los aspectos financieros del acuerdo hay que se?alar que ninguna empresa puede acogerse a los beneficios de cr¨¦ditos a la exportaci¨®n de sus buques si no ha cancelado el cr¨¦dito a la construcci¨®n; no se puede chupar a dos carrillos.
L¨®pez Raimundo (PCE-PSUC). Estamos discutiendo sobre todo una cuesti¨®n capital de la pol¨ªtica exterior de Espa?a que influir¨¢ las relaciones de nuestro pa¨ªs con el Magreb y los acuerdos del Sahara. Si miramos hacia atr¨¢s habr¨ªa que decir que los logros actuales son consecuencias de los polvos acumulados en el per¨ªodo franquista por una pol¨ªtica colonial arcaica y trasnochada del Sahara.
De haberse aprobado la Constituci¨®n podr¨ªamos concluir que el acuerdo que discutimos es anticonstitucional, porque pone bajo jurisdicci¨®n marroqu¨ª aguas del Sahara que no son de Marruecos.
Hay que proteger los intereses de la seguridad de Espa?a y, en particular, de las islas Canarias, de acuerdo con las Naciones Unidas. Este acuerdo de cooperaci¨®n con Marruecos abandona esa perspectiva y reconoce a Marruecos como simple propietario del Sahara, lo que nos lleva m¨¢s all¨¢ del pacto tripartito. Ahora el Gobierno no podr¨¢ decir que no es responsable. Y no puede extra?ar que el Frente Polisario amenace con acciones de guerra y que haga responsables a los parlamentarios de UCD de las condiciones en que quedar¨¢ la flota canaria.
Felipe Lorda (Socialistas catalanes). El acuerdo pesquero es inferior y contradice las actas del tratado de Madrid y renuncia a las ventajas que ofrec¨ªa Marruecos de manera inexplicable o inconfesable.
Deja inciertos los derechos de autodeterminaci¨®n del pueblo saharaui y abandona el proceso de descolonizaci¨®n del Sahara.
La marroquizaci¨®n favorece a las grandes empresas capitalistas, y los trabajadores del mar ser¨¢n v¨ªctimas de los grandes intereses.
El responsable de UCD de las relaciones internacionales, Javier Rup¨¦rez, ha afirmado que Espa?a intervendr¨¢ militarmente en defensa de los barcos que puedan ser atacados por el Polisario. Hassan II no ha parado de hacer declaraciones apocal¨ªpticas en contra de los intereses de Espa?a. Este acuerdo debe ser archivado y renegociado. El cinismo y la doblez lo conforman.
Enfrentamiento Oreja-Tamames
Marcelino Oreja (ministro de Asuntos Exteriores). La declaraci¨®n de principios de Madrid qued¨® registrada en la ONU, y de ella tom¨® nota la resoluci¨®n 3.458 B. Al t¨¦rmino de las conversaciones que condujeron a la declaraci¨®n se suscribieron tres actas que recog¨ªan aspectos derivados de la transferencia de administraci¨®n del Sahara. Las actas deben ser consideradas como declaraciones de intenci¨®n a desarrollar en futu-
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ras negociaciones. La declaraci¨®n y las actas son documentos jur¨ªdicamente distintos y de distinto valor. Las actas no son parte de la declaraci¨®n.El convenio con Marruecos no es un acuerdo pol¨ªtico. El Gobierno entiende que de la declaraci¨®n de principios y de su interpretaci¨®n por Marruecos y Mauritania se desprende que estos pa¨ªses ejercen en todo el litoral una autoridad como administradores. Hay que distinguir entre autoridad, jurisdicci¨®n y soberan¨ªa. El convenio no reconoce la soberan¨ªa de Marruecos sobre el Sahara.
El Gobierno no puede admitir y no admitir¨¢ la amenaza del recurso a la fuerza contra sus intereses nacionales para que modifique sus posiciones de principios. El Gobierno sabr¨¢ responder en todo momento con la energ¨ªa necesaria.
El Polisario no ha sido reconocido como ¨²nico representante saharaui por el Gobierno, ni por la ONU, ni por la OUA.
Ram¨®n Tamames (PCE). Este tratado supone unas condiciones leoninas para Espa?a. Hay que suprimir la marroquizaci¨®n de nuestra flota, y no vamos a pasar por que se conceda una nueva subvenci¨®n a la expansi¨®n alauita. La concesi¨®n de cr¨¦ditos espa?oles a Marruecos con s¨®lo un 5,5 de inter¨¦s es ins¨®lita, y es un tratamiento que no se concede a las inversiones espa?olas.
Pero, sobre todo, est¨¢ la soberan¨ªa del pueblo saharaui. Se ha dicho aqu¨ª que este es el mejor tratado pesquero de Espa?a ?C¨®mo ser¨¢ el peor? ?Cu¨¢ntos acuerdos vamos a firmar con Marruecos que luego nadie cumpla? Si firmamos este acuerdo ignominioso, ?qui¨¦n nos garantiza que no caeremos m¨¢s adelante en otro a¨²n m¨¢s ignominioso y cafre? Espa?a ha negociado con una actitud derrotada este tratado; es una mascarada, porque ya est¨¢ todo en marcha; ya hay 31 barcos espa?oles marroquizados, uno de m¨¢s de 1.000 toneladas -todos superiores a las 200- no se trata de barquichuelos.
El se?or Oreja, en una entrevista concedida en diciembre de 1976, dijo que el tratado que estaba negociando era el m¨¢s ambicioso de los pactados hasta ese momento. Se olvid¨® de decir que era el tratado m¨¢s ambicioso que se ha planteado Marruecos. El acuerdo pesquero es sumamente ambiguo, y bajo la f¨®rmula ?aguas de jurisdicci¨®n marroqu¨ª? se est¨¢ refiriendo a todas las aguas de la costa del Sahara occidental.
Quiero decir que el acuerdo tripartito de Madrid no est¨¢ ratificado, y que no se ha publicado en el Bolet¨ªn de las Cortes. Para este acuerdo tripartito no hubo negociaci¨®n, sino abandono de responsabilidad por parte de los gobernantes espa?oles de entonces, a los que esta C¨¢mara ha llamado a declarar; lo que ellos hicieron con el Sahara no tiene nombre; la trataron como si fuera una finca, y los saharauis, un reba?o.
Yo pido al se?or Oreja que no nos d¨¦ m¨¢s clase de derecho internacional y que nos conteste claramente si el acuerdo pesquero afecta a las aguas del Sahara o no. El valor no se demuestra con discursos, sino frente a la ?marcha verde? y en alta mar (en este momento el presidente del Congreso le llam¨® la atenci¨®n en virtud de la cortes¨ªa parlamentaria).
Yo pido hoy que vot¨¦is contra la ratificaci¨®n del acuerdo, porque hay errores que hay que tratar de superar.
Actas anejas al acuerdo
Manuel Mar¨ªn (PSOE). El se?or Moro se ha referido a un presunto desconocimiento de este diputado en temas de pesca; quiero decir que todos los puntos que presenta el grupo socialista han sido elaborados con el asesoramiento de los mejores t¨¦cnicos espa?oles en la materia y que ninguno de ellos tiene intereses con los grandes empresarios. UCD ha olvidado en sus intervenciones muchas cosas. He llegado a la conclusi¨®n de que primero me habl¨® un gallego, despu¨¦s un moro y finalmente un sueco. El discurso de V¨ªctor Moro es un discurso al viejo estilo.
El grupo socialista puso de manifiesto en la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores que el acuerdo pesquero con Marruecos se hab¨ªa negociado con vistas a los intereses de los grandes empresarios, y responsabilizamos personalmente a un ex ministro y a un ex director general Leopoldo Calvo Sotelo y V¨ªctor Moro. Quiero centrar las circunstancias que apoyan este criterio socialista. Con la ley de 1961 para la protecci¨®n de la construccion naval, Pescanova, constituida el 26 de junio de 1970, se convirti¨® en una poderosa empresa; pero el 31 de diciembre de 1975 ten¨ªa ya un d¨¦ficit de m¨¢s de doce millones de pesetas.
El presidente de Pescanova era el se?or Moro, a su vez vicepresidente de Sodiga, cuya presidencia ocupaba Leopoldo Calvo Sotelo. Sodiga es una sociedad con el 51 % de capital del INI. A lo largo de 1975, Pescanova hizo gestiones para la venta de la sociedad con Uni¨®n de Explosivos R¨ªo Tinto, cuyo consejero-delegado era Leopoldo Calvo Sotelo, y con una multinacional. Posteriormente, quiso ser absorbida por el INI, pero la operaci¨®n fue fallida. El 12 de diciembre de 1975, Calvo Sotelo es nombrado ministro de Comercio; el 9 de enero de 1976, V¨ªctor Moro ocupa la Direcci¨®n General de Pesca. Se dicta entonces un decreto por el que se establecen beneficios para sociedades espa?olas que participen en sociedades mixtas: en ese momento no hay en Espa?a m¨¢s de una docena de empresas de esas caracter¨ªsticas, y de ellas, Pescanova participa en seis.
Se dicta tambi¨¦n un decreto para establecer primas al desguace. V¨ªctor Moro, a su llegada a la Direcci¨®n General, recibi¨® del director general anterior un proyecto de orden ministerial por el que se establec¨ªan primas de desguace para, presten atenci¨®n, buques de arrastre, cerco y otras artes de pesca que utilizasen fuel-oil. Pues bien, el real decreto que propuso V¨ªctor Moro, y que fue aprobado, establece primas para los buques inscritos en la lista tercera, y no se habla ya del fuel-oil. Curiosamente, el buque factor¨ªa Galicia, de Pescanova, que figuraba en la lista segunda de buques mercantes, hab¨ªa pasado ya a esa lista tercera. Los cambios introducidos entre la orden ministerial solicitada y el real decreto permitieron que Pescanova recibiera m¨¢s de ochenta millones de pesetas de prima por el desguace del Galicia, que si se hubiera desguazado s¨®lo como chatarra no hubiera valido m¨¢s de cinco o seis millones.
Pasando a otro punto, quiero decir al ministro de Asuntos Exteriores que los tratados que firme Espa?a se tienen que dar a la publicidad aqu¨ª, en Espa?a, y no en Estados Unidos o en la URSS. Pero adem¨¢s, ?de qu¨¦ sirve discutir si jurisdicci¨®n es lo mismo que soberan¨ªa si la otra parte entiende que tiene soberan¨ªa sobre esas aguas? Me parece muy bien que Marruecos, como ha dicho el se?or Oreja, nos impida pescar en sus aguas si no ratificamos este acuerdo; pero usted acaba de decir que Marruecos no tiene soberan¨ªa sobre las aguas saharauis. ?Por qu¨¦ nos va a impedir que pesquemos all¨ª?
En el acuerdo tripartito de Madrid y actas anejas se hablaba de cooperaci¨®n econ¨®mica entre Espa?a y Marruecos de diversas ¨¢reas. Todos esos campos de cooperaci¨®n no podr¨ªan comenzar, en buena l¨®gica, sin que antes se ratificara y publicara el acuerdo. Sin embargo, se han cumplido ya. El ministro Llad¨® firm¨® en Rabat el acuerdo pesquero, pero tambi¨¦n el desarrollo de estos otros campos de cooperaci¨®n fijados en el acuerdo tripartito.
Finalmente, quiero recoger aqu¨ª unas declaraciones del actual secretario general t¨¦cnico del Ministerio de Cultura, Jaime de Urzaiz, y diputado de UCD, que hace unos meses dijo textualmente: ?No puedo calificar el acuerdo pesquero hispano-marroqu¨ª sino de indignante y de aberraci¨®n jur¨ªdica. La mancomunidad de Las Palmas manifest¨® en marzo de 1977 que el acuerdo podr¨ªa conllevar la sustituci¨®n de la mano de obra canaria por la mano de obra marroqu¨ª.
Un ¨²ltimo punto es incomprensible: que en el acuerdo pesquero figure el compromiso por parte de Espa?a de impedir el desarrollo de la industria conservera canaria. ?C¨®mo es posible que un acuerdo internacional suponga tama?a discriminaci¨®n para una regi¨®n espa?ola? Y esto que digo yo est¨¢ respaldado tambi¨¦n por unas declaraciones del diputado de UCD y
(Pasa a la p¨¢gina 11)
La izquierda lanz¨® todas sus bater¨ªas contra el acuerdo pesquero hispano-marroqu¨ª
(Viene de la p¨¢gina 9)
asesor del presidente Su¨¢rez, Lorenzo Olarte.
Defensa personal de V¨ªctor Moro
V¨ªctor Moro (UCD). Estamos ante un ataque pol¨ªtico frontal contra un partido en la persona de uno de sus hombres m¨¢s insignificantes que, de hoy en adelante, habr¨¢ de agradecer al grupo socialista la posibilidad de notoriedad y audiencia nacional. El PSOE act¨²a con directriz monocorde y cansina, atribuy¨¦ndose la funci¨®n rid¨ªcula de expedir patentes de democracia. Esta funci¨®n no es posible ejercerla. El diputado que os habla ha estado ligado a los movimientos regionales gallegos desde su juventud y nunca se encontr¨® al PSOE en ellos, porque tradicionalmente fueron los enemigos de los movimientos gallegos. Hoy Galicia contin¨²a esperando y pido al Gobierno la inmediata concesi¨®n del r¨¦gimen preauton¨®mico para la tierra gallega.
En las elecciones democr¨¢ticas, a las que me present¨¦ encabezando la lista de UCD en la provincia de Pontevedra, arras¨¦ en los comicios y la lista obtuvo seis de los ocho esca?os. Me votaron obreros de Vigo, campesinos de Pontevedra, clases medias, profesionales y empresariales, y muy fundamentalmente la poblaci¨®n marinera de Pontevedra. Hasta el punto que en la r¨ªa de Arosa se dice que falt¨® que me votaran las bateas mejilloneras.
Conoc¨ª a Calvo Sotelo en 1936 y desde entonces nos une un afecto com¨²n, al margen de mi hoja profesional que me llev¨® en 1962 al ingreso en Pescanova como subdirector y en 1974 a director gerente, como justa promoci¨®n en el trabajo. Calvo Sotelo me llam¨® como director general de Pesca, sin que ello suponga una causa-efecto en mis retribuciones profesionales, y por el telegrama de la Agrupaci¨®n Nacional de Buques Congeladores, en la que s¨®lo era representante de mi empresa. Las l¨ªneas generales de mi actuaci¨®n pol¨ªtica y social son honestas y de su eficacia pueden juzgar los diputados. Pero puedo decir que es intachable y sin m¨¢cula, y que bastar¨ªa fuera igualada por el Partido Socialista Obrero Espa?ol, en su tan cacareada alternativa de poder, que no deseo y que no se producir¨¢ para el bien de la pesca espa?ola.
Cuando ceso de director general es precisamente la Cofrad¨ªa de Pescadores de San Pedro, de Bermeo, cuya insignia hoy me acompa?a en la solapa, la que me brinda horas de afecto en las cofrad¨ªas del litoral cant¨¢brico. A¨²n resuenan en mis o¨ªdos los sones del Agur Jaunak con el que fui despedido por un pueblo noble y generoso.
?D¨®nde est¨¢n el servicio a la convivencia y a los grandes intereses de la pesca? Lo que s¨ª hay es un profundo sentido social en mi actuaci¨®n.
El PSOE extiende ahora su fecunda labor a la expedici¨®n de patentes democr¨¢ticas y a cultivar la preparaci¨®n de un amplio dossier, bebiendo en fuentes tan ins¨®litas como el diario El Alc¨¢zar, donde se publicaron muchos de sus argumentos en enero de 1977. Ahora el PSOE extiende su labor a la expedici¨®n de patentes de honestidad. El PSOE ha picado el anzuelo. Ha sido instrumento de otros guiado por el resentimiento y la pasi¨®n incontenida.
Calvo Sotelo: el montaje de los socialistas
Leopoldo Calvo Sotelo (UCD). Mi nombre ha sido aludido cuatro veces a lo largo de esta sesi¨®n en un contexto que yo dir¨ªa parlamentariamente intolerable. Los socialistas han realizado un montaje; la palabra clave lanzada por el se?or Mar¨ªn ha sido la de operaci¨®n, operaci¨®n en la que un ministro de Comercio consinti¨® beneficios para las grandes empresas. Pero esa operaci¨®n no ha existido nunca, m¨¢s que en la obsesi¨®n del se?or Mar¨ªn. Se ha aludido a Sodiga. Esa sociedad se ocupa de ayudar t¨¦cnica m¨¢s que financieramente al peque?o y mediano empresario gallego, sin relaciones con ese gran empresariado.
Sigamos con el montaje del se?or Mar¨ªn. Para ¨¦l, el punto culminante de la actuaci¨®n del ministro de Comercio es el nombramiento de V¨ªctor Moro para la Direcci¨®n General de Pesca. Cuando fue nombrado, el ministro de Comercio se encontr¨® con una angustiosa situaci¨®n del sector pesquero nacional y busc¨® un hombre nuevo, experto, que pudiera encontrar soluciones. Busc¨® a ese hombre, digo, donde los hay, en las empresas, y ah¨ª lo encontr¨®. Nadie podr¨¢ poner en duda que V¨ªctor Moro era un candidato indiscutible.
Todo lo que ha dicho el se?or Mar¨ªn son patra?as, seg¨²n la definici¨®n del diccionario de la Real Academia de la Lengua. Las ¨²nicas intenciones que ha podido probar han sido las suyas, con menosprecio de las personas y calumniosamente. Se ha dicho tambi¨¦n que defend¨ªamos a las empresas. En un pa¨ªs libre, la defensa de los trabajadores coincide con la defensa de las empresas y si alg¨²n reproche me hago de mi estancia de seis meses en el Ministerio de Comercio es no haber tenido ocasi¨®n de apoyar m¨¢s a la empresa, peque?a, mediana y grande.
Desde esta tribuna yo habl¨¦ hace alg¨²n tiempo del nuevo estilo que quer¨ªamos dar a los debates parlamentarios, del respeto a la cortes¨ªa. Espero que no se haya perdido ese esp¨ªritu. Y espero que los socialistas salgan pronto de la duda entre la templanza de sus principales dirigentes y la demagogia de sus meritorios.
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