Las elecciones municipales ratificar¨¢n el bipartidismo

La primera jornada del debate parlamentario sobre el proyecto de ley de Elecciones Locales anticip¨® lo que ser¨¢ toda la discusi¨®n de esta normativa, que regular¨¢ la democratizaci¨®n de los ayuntamientos y corporaciones provinciales heredados del franquismo: un forcejeo constante de los partidos peque?os para arrancar a los dos grandes -UCD y PSOE-, la mayor cantidad posible de modificaciones al texto actual, mediante las cuales aminorar el efecto desfavorable que ejercer¨¢ sobre sus espectativas electorales una ley que reproducir¨¢, a escala local, el bipartidismo que predomina en las c¨¢maras del Parlamento.

El PCE, a trav¨¦s del diputado Sim¨®n S¨¢nchez Montero, mostr¨® un gran sentido pr¨¢ctico. Lejos de cargar la mano en los ataques hacia los dos bloques que convertir¨¢n a su partido en el gran perdedor, inici¨® una estrategia de aproximaci¨®n a uno u otro, en un intento de obtener la ruptura de la coalici¨®n coyuntural y obtener para su partido los m¨¢ximos frutos posibles.Con todo, el debate general sobre el proyecto de ley, al que los comunistas ten¨ªan presentada una enmienda a la totalidad, permiti¨® al se?or S¨¢nchez Montero atacar la filosof¨ªa pol¨ªtica del mismo, favorable a un bipartidismo. El diputado comunista vino a identificar los intereses de los peque?os partidos, que resultan perjudicados por la aplicaci¨®n de las normas electorales utilizadas para el 15 de junio, con los intereses de la democracia en general y reprodujo, a escala local, los argumentos en favor del Gobierno de concentraci¨®n para consolidar la democracia.

La elocuencia del silencio socialista ante estas razones y la defensa que UCD hizo del proyecto de ley, como democr¨¢tico y democratizador, aunque no a la medida del PCE, contest¨® a las objeciones comunistas. De uno y otro lado hubo apelaciones a la democracia, aunque los medios electorales para llegar a ella son diferentes. El punto capital de la elecci¨®n de los alcaldes divide a los diputados entre quienes -UCD y PSOE- se repartir¨¢n pr¨¢cticamente los municipios espa?oles, por el procedimiento made in Espa?a de que sea proclamado alcalde el n¨²mero uno de la lista de concejales ganadora, y entre las minor¨ªas parlamentarias que, por variados sistemas, desean participar en la elecci¨®n de los alcaldes. En cambio, se registr¨® una curiosa unanimidad entre todos los partidos: ninguno defendi¨® que los alcaldes sean elegidos de forma espec¨ªfica y directa por el pueblo.

S¨®lo un diputado, a t¨ªtulo particular, Ant¨®n Canyellas, de la minor¨ªa catalana, defendi¨® que en las poblaciones de menos de 15.000 habitantes el alcalde fuera elegido directamente por el pueblo. Fue derrotado abrumadoramente: por unanimidad.

Por lo dem¨¢s, alguna divisi¨®n de criterio en el seno de la ponencia (integrada por trece diputados, cuatro de ellos de UCD, tres del PSOE y uno por cada minor¨ªa), dej¨® ver que las restantes minor¨ªas har¨¢n causa com¨²n con los comunistas en numerosos puntos, aunque ser¨¢ in¨²til el intento si ninguno de los dos grandes se inclina de su lado.

De ah¨ª que la estrategia comunista aparezca como la m¨¢s inteligente y eficaz. Lejos de limitar su papel a una protesta airada contra los vencedores y a capitalizar pol¨ªticamente las adhesiones de las peque?as minor¨ªas, el PCE juega a ganar en lo poco, ya que no puede ganar en lo mucho. Sim¨®n S¨¢nchez Montero elogi¨® ayer al partido gubernamental, y m¨¢s tarde prest¨® su adhesi¨®n a una enmienda del PSOE, tras renunciar a la suya.