Naranja y lim¨®n
A Santiago Carrillo le han dado una naranja y a Mart¨ªn Villa le han dado un lim¨®n, los chicos de la prensa. La naranja de Cardona, naranja de bronce en mano de sombra, es un poco la naranja er¨®tica del Bosco glosada por Henry Miller, y me dice Carrillo:-Estoy contigo en eso de la Tenaille. Est¨¢ muy mona.
-Pues hay que quit¨¢rsela a uced¨¦, Santiago.
El lim¨®n de Mart¨ªn Villa -premio inverso a la poca simpat¨ªa o falta de imagen- me recuerda los limones de oro de Lorca, aquellos limones redondos que cort¨® el Camborio, cuando iba a Sevilla a ver los toros, poco antes de que los siete primos de Benamej¨ª les dieran muerte a ambos: a Feder¨ªco y al Camborio. ?Tiene Mart¨ªn Villa previsto el orden p¨²blico para que los Benamej¨ª no sigan apedreando el coche de Alberti, a quien Carlos Luis llama algo as¨ª c¨®mo catafalco vivo de Lorca? Se levant¨® el ministro y dijo:
-Comprendo que mi oficio no es agradable y que por eso se me haya dado el premio lim¨®n.
Y me confiaba Carrillo, con Guadalupe de por medio:
-Qu¨¦ pronto ha identificado cargo con oficio.
El conde de Lavern (ap¨®crifo) hac¨ªa el protocolo, y le dije:
-Recuerdo el a?o en que el fenecido alcalde Viola nos trajo a todos corbatas de su f¨¢brica. Dile a Mart¨ªn Villa que si nos ha tra¨ªdo esposas y grilletes.
Y se lo dijo. A Massiel le daban un premio lim¨®n, por negarse a exhibir en cuatricom¨ªa sus embarazos intra/extrauterinos. Bien hecho, que eso no se co?ipra ni se vende. Sotillos le dio el premio y no s¨¦ si es que llor¨® dos l¨¢grimas o se le cayeron las lentillas en el profundo escote de la bella. L¨®pez V¨¢zquez estaba sentadojunto a una gran foto de do?a Pilar Franco. Mi querida se?orita. Entre ¨¦l e Ib¨¢?ez Serrador le dieron un lim¨®n, una naranja, no s¨¦, algo, quiz¨¢ una paraguaya, a la foto de la herman¨ªsima. No ha venido porque estaba Carrillo:
-A m¨ª no me importar¨ªa que estuviese -me dice Carrillo-, pero mejor que no.
-Y en esto que entra Lola, la Flores, l¨¢tigo negro de la noche alegre, para darle su naranja al secretario del Partido Comunista. La sierpe y la zambra de La Granja franquista, era zambra y sierpe abrazada al rojo, bajo un ametrallamiento de flashes que disparaba la historia. A Tierno le pone el seno Susana Estrada y a Carrillo le condecora de folk-franquismo do?a Lola Lazo. Estamos haciendo una democracia fotog¨¦nica, m¨¢s que nada. Una democracia para los fot¨®grafos. Carrillo habla y me dice que le apunte cuando se le va una palabra, pero no se me ocurre nada. Ruegos y preguntas.
El presidente (Lavern) se pone presidentisimo. Carlos Zayas, sonrisa de lfo socialista del barrio, le dice a Carrillo que ¨¦reurocomunismo estaba ya contenido en el PSOE hace muchos a?os. Carrillo, con el an¨ªs en la mano, encargado por Lola de continuar la paz de Franco, explica que hay tres socialismos: el de Largo Caballero, el de Prieto, el de Besteiro.
-El de Besteiro era la tendencia de derechas, y es el socialismo actual.
Tras la lecci¨®n de Historia con batallas y fechas de un Carrillo confortado por Lola, que le ha llamado simp¨¢tico, se abre paso la Masielona entre el revuelo de los tiempos, Agustina de Arag¨®n de su marido, Manolita Malasa?a de Leganitos, para decir que su hombre es su hombre y adem¨¢s es un hombre, que todos son muy majos. Me dir¨ªa Sotillos en la honda noche:
-Si mi se?ora me defiende en p¨²blico, la mato. Y Carrillo, ya con el abrigo puesto y el whisky en la mano:
-Mira, Umbral, yo venia aqu¨ª a recoger un premio y no sab¨ªa que me iban a meter un diputado socialista entre las piernas.
Se va con su naranja y me recuerda: ?Y duro con la Tenaille.?
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