Cuatro variaciones sobre el amor
El filme se abre con un pensamiento de La Rochefoucauld. Aludiendo al sexo, viene a decirnos que el placer er¨®tico se halla, antes que en el placer en s¨ª, en la forma de darse u ofrecerse. No se nos dice a qu¨¦ edad se escribi¨® esto, pero tal formalismo, por llamarlo de alg¨²n modo, parece por lo menos discutible, ya que el amor como tantas experiencias entre humanos, suele darse, tomarse o producirse, tanto ante el ojo atento del voyeur, como tras los ojos cerrados de los amantes tradicionales. Pero m¨¢s all¨¢ de tales disquisiciones, tal cita sirve bien de p¨®rtico y explicaci¨®n a estos cuatro episodios que suponen otras tantas variaciones sobre el amor, desde el m¨¢s ¨ªntimo erotismo, hasta la burla o la iron¨ªa encarnadas en un ins¨®lito espect¨¢culo.El primero de ellos alude a un cierto amor en el que participa en gran medida la naturaleza. En un paralelismo riguroso y siguiendo la prosa preciosista de Andre Pieyre de Mandiargues, su aventura nos lleva, m¨¢s all¨¢ del puro juego f¨ªsico, al rito de la naturaleza en torno, encarnada en el mar y las gaviotas. El mar es, a la vez, testigo y protagonista, dram¨¢tico, s¨ªmbolo del amor que junto a ¨¦l se desarrolla, con su paisaje descarnado que parece despojar al momento de toda complacencia amable, de toda relaci¨®n con los relatos restantes.
Cuentos inmorales
Direcci¨®n: Walerian Borowczyk. Sobre un relato de Andre Pieyre de Mandiargues, una noticia de 1890, y dos personajes c¨¦lebres: la condesa Erzsebet Bathory y Lucrecia Borgia. Francia. Er¨®tico. Local de estreno: Rickmond, Drugstore, Urquijo.
El segundo, con su ¨²nico personaje, alude al descubrimiento del amor a trav¨¦s del placer solitario. Con su iron¨ªa a veces sosegada, hiriente, a veces, y a ratos escabrosa, nos muestra el despertar de una adolescente en la que el deseo carnal sufre m¨ªsticas alucinaciones. Por encima de su an¨¦cdota leve e intencionada como un cuento perverso para inocentes de principios de siglo, lo que en esta ocasi¨®n cuenta, sobre todo, es su saber darnos tal proceso carnal sin envilecer, la forma, sino por el contrario, dando al desnudo un tratamiento muy por encima de lo que el cuento o la noticia exigen. Muy a menudo y al hablar de los desnudos de Borowczyk se suele aludir a Ingres. Este es uno de los momentos que m¨¢s lo justifican por su armon¨ªa de las formas, m¨¢s all¨¢ de la pura epidermis.
El cuarto episodio es, sin duda, el m¨¢s superficial, el m¨¢s elemental, aunque al p¨²blico le divierta como todas las historias irreverentes. Los amores de Lucrecia Borgia con su padre y hermano no a?aden nada fundamental a un tema ya cl¨¢sico, agotado por la literatura y el cine, en busca de razones o justificaciones.
Si el erotismo en arte debe marchar -tal como se afirma-, lejos de todo sentimiento, este cuento tercero revela demasiado el sentir de su autor al realizarlo. Este ataque al pasado no alcanza la altura del fin elegido, ni en el fin, ni en la falta de medios refinados con los que Borowczyk suele emprender empe?os tales. Su modo de contar, elaborado sobre el ritual y la fr¨ªa ceremonia, borra aqu¨ª su lucida pasi¨®n, m¨¢s cerca del libertino cerebral que de la elemental picaresca de un Chaucer.
El placer por el placer, el amor como exaltaci¨®n m¨²ltiple, el sexo por el sexo m¨¢s all¨¢ de barreras morales se nos da en toda su altura y emoci¨®n, a trav¨¦s de la historia de la famosa condesa Bathory ?Barba Azul?, de Hungr¨ªa, que sol¨ªa ba?arse en la sangre de sus v¨ªctimas, simples muchachas campesinas elegidas en sus viajes. Aqu¨ª s¨ª reconocemos al mejor Borowczyk de las brillantes ceremonias donde el desnudo es protagonista como en las bacanales de Ticiano. Aqu¨ª su arte va m¨¢s all¨¢ de lo omamental o santuario hasta alcanzar lo verdaderamente humano en la org¨ªa final y el asalto de las futuras v¨ªctimas a su amante y verdugo, admirablemente encarnada en el desnudo ambiguo y vigoroso de Paloma Picasso. Peque?a obra maestra, en ella el sexo alcanza la exquisita categor¨ªa de un placer rigurosamente meditado, una estudiada rehabilitaci¨®n del amor.
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