Caza de brujas
La ?caza de brujas? a que se refiere esta pel¨ªcula tuvo lugar en Hollywood a partir del a?o 47. Casi una completa generaci¨®n reci¨¦n llegada en parte de los escenarios de Broadway, influida por el neorrealismo europeo y la escuela documental de Nueva York, corri¨® el riesgo de quedar in¨¦dita. Algunos, como Dassin y Losey emigraron a Europa, otros, como Huston, Rossen o Zinnemann, se adaptaron m¨¢s o menos a las nuevas circunstancias y algunos, en fin, como Dimytrik y Kazan siguieron trabajando sin contratiempos graves. Mas por debajo de tanto nombre ilustre hoy, una legi¨®n de oscuros profesionales fueron acusados ante el Tribunal de Actividades Antiamericanas, que los incluy¨® en sus famosas listas negras, conden¨¢ndolos al paro forzoso, cuando no a dar con sus huesos en la c¨¢rcel.A estos a?os que culminaron con la subida de Mac Carthy a su ef¨ªmero trono inquisitorial vuelve ahora Martin Ritt en su filme The front. Su fama de realizador pol¨¦mico y pol¨ªtico, queda apagada sin embargo al servirnos un alegato en tono, menor, a medias entre el humor y el drama, sin llegar a conseguir una unidad de estilo.
The front
Direcci¨®n: Martin Ritt. Int¨¦rpretes: Woody Allen, Zero Mostel y Herschel Bernardi.Dram¨¢tica. Estados Unidos Local de estreno: Cine Alexandra. Versi¨®n original subtitulada
Woody Allen encarna a un pobre tipo que establece un pacto con cierto amigo, a quien su pasado filocomunista impide trabajar para la televisi¨®n. El firmar¨¢ sus guiones a cambio de un jugoso tanto por ciento. Dichos guiones, sin embargo, son un ¨¦xito y la productora pide m¨¢s. Su fama crece y ante la demanda es preciso la colaboraci¨®n de otros amigos en circunstancias parecidas.
Pero los acontecimientos se precipitan y el amor tambi¨¦n, hasta llevar al supuesto escritor ante el temible comit¨¦ ya mencionado. Hasta entonces se hab¨ªa resistido a tomar partido, a arriesgar su nuevo bienestar, pero ahora, ante el amor y los hechos consumados, se niega a dar los nombres que le piden, acabando en prisi¨®n.
Bien concebida y desarrollada la historia, en un estilo entre incisivo e ir¨®nico, peca a veces de un excesivo esquematismo que le hace pesar en ocasiones, llev¨¢ndole a vacilar entre la farsa y la denuncia.
Se dir¨ªa que Martin Ritt, condicionado, cuando no influido, por su protagonista, no se hubiera decidido por una clave concreta y precisa, a la hora de narrarnos su historia. Quiz¨¢ el trabajo de Zero Mostel, m¨¢s cercano a la farsa, a pesar de su tragedia, contribuya en cierta medida a descompensar su desarrollo no obstante su buen arte, pero aparte de alg¨²n que otro momento de aut¨¦ntica emoci¨®n, la ambientaci¨®n perfecta y el documental que recuerda al espectador aquellos a?os, no consiguen borrar un aire excesivamente intelectual que aleja al p¨²blico en los momentos cruciales del relato.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.