La leche, o la necedad de una pol¨ªtica agraria

En 1974, Espa?a import¨® un total de 350 millones de litros de leche. Cuatro a?os m¨¢s tarde, el mismo pa¨ªs puede llegar a tener un excedente de 500 millones de litros. Esta cambio radical, fomentado por el propio Gobierno, est¨¢ a punto de crear uno de los m¨¢s serios problemas de orden p¨²blico que puedan producirse en el sector agrario, y cuyos responsables no ser¨¢n otros que aquellos que en su momento se lanzaron a deshacer un entuerto y cuyas consecuencias no las sufren los mismos que las crearon.La falta de una pol¨ªtica agraria consciente y consistente en Espa?a es algo que puede figurar en una antolog¨ªa. Si falta az¨²car en un momento determinado, no hay que preocuparse, ya que siempre hay un ministro que se va a Cuba y compra az¨²car para un lustro aunque posteriormente el remedio resulte peor que la enfermedad y los excedentes desborden las posibilidades de consumo de este pa¨ªs. Si falta soja, el responsable de turno se ir¨¢ al mercado de Chicago a comprarlo, aunque previamente lo anuncie a bombo y platillo, lo cual provocar¨¢ un extra?o y fuerte aumento de los precios de la soja en dicho mercado, que volver¨¢n a bajar tras cerrarse la operaci¨®n. Si falta leche, como en 1974, el mismo responsable de turno se encontrar¨¢ con la imposibilidad de importarla para un lustro como a lo mejor hubiese sido su deseo -la leche no es un producto f¨¢cilmente conservable-, pero en su lugar se dedicar¨¢ a comprar vacas lecheras a destajo que le sacar¨¢n circunstancialmente del problema, pero que hipotecar¨¢ al sector en los pr¨®ximos a?os.

En la actualidad, ganaderos del Norte claman al cielo en demanda de unos precios rentables para su producto y est¨¢n en su pleno derecho al hacerlo as¨ª. Ellos no son los culpables de tener unas estructuras prehist¨®ricas -seis cabezas por ganadero de media-; de vender su leche a diecis¨¦is pesetas, y cobrarla -cuando la cobran- tarde y mal; de que el precio de venta al p¨²blico doble, con muchas creces, su precio de venta; ellos, en fin, no son culpables del desatino de unos gobernantes cuyos objetivos eran unas m¨¢s altas cotas pol¨ªticas.

Ahora, y a la vista de las informaciones que hemos podido recoger, todo parece indicar que la intenci¨®n del Gobierno tiende a mantener estable el precio de la leche para la pr¨®xima campa?a. As¨ª no vamos a ninguna parte.