S¨ªmplemente, penoso

Viendo El ¨²ltimo guateque uno no sabe si pensar que Juan Jos¨¦ Porto es el alma m¨¢s c¨¢ndida del pa¨ªs o si, lo que parece m¨¢s probable, nos est¨¢ intentando vender como nuevo un producto de segunda o tercera mano, por lo menos.El ¨²ltimo guateque viene a iniciar -con ninguna fortuna, por cierto- el g¨¦nero nost¨¢lgico espa?ol. Un g¨¦nero que ha producido obras tan notables como American Graffiti, en Estados Unidos, o Les zozos, en Francia.

Evocando las peripecias amorosas de una pandilla de j¨®venes en la Granada del a?o sesenta, a pesar de su tono casi autobiogr¨¢fico y pretendidamente sincero, El ¨²ltimo guateque es el filme m¨¢s impersonal que pueda imaginarse. Refrito y pastiche de todas las pel¨ªculas que la han precedido, cae inevitablemente, uno tras otro, en todos los t¨®picos habidos y por haber. Porto nos sirve escenas tan sobadas como la del adolescente que visita por primera vez un burdel acompa?ado por sus amigos iniciadores, la de la compra de preservativos, la del guateque con yumbina en la sangr¨ªa, y ?por si era poco! varias confesiones de lo m¨¢s grotesco y facil¨®n. Esto, imagino, dar¨¢ una idea de la originalidad de El ¨²ltimo guateque. Tampoco falta una referencia espa?ola ya que el filme se abre con un r¨®tulo en el que dice estar dedicado a una generaci¨®n nacida tras la guerra y educada ?en la represi¨®n, el silencio y el miedo?, r¨®tulo que remite descaradamente, s¨®lo que con me nos gracia, al que cerraba Asignatura pendiente, de Jos¨¦ Luis Garci, pel¨ªcula tras cuyo ¨¦xito, y recaudaciones, parece intentar ir El ¨²ltimo guateque.

Como complemento de programa se proyecta el cortometraje Madison de Carles Jover y Josep A. Salgot donde, a trav¨¦s de un guateque de ni?os-bien, se evoca la misma ¨¦poca.