Eleg¨ªa de Extremadura
Como es de rigor, antes de comenzar la sesi¨®n, el presidente del Senado, Antonio Font¨¢n, lament¨® el asesinato del director general de Instituciones Penitenciarias. Y despu¨¦s se extendi¨® en un silencio sonoro sobre el apaleamiento hasta la muerte del anarquista Agust¨ªn Rueda, a cargo de unos carceleros de Carabanchel. Hubo una falta de simetr¨ªa en el dolor de la mesa. Pero este quejido r¨ªtmico por sucesos de sangre se ha convertido ya en un estribillo parlamentario, en una oratoria dolida y amanerada, que se levanta como un frontispicio literario a la cabeza de cualquier orden del d¨ªa.Ayer se ve¨ªa mucho aparato de fuerza en la puerta del Senado, bajo la consigna de la mosca en la oreja, aunque en el interior de la casa no hubiera otra cosa que vigilar que el aburrimiento casi cient¨ªfico de un temario trillado, mil veces lamido por el vals de las olas. Ayer los senadores extreme?os formularon un canto lastimado al abandono de su tierra por parte del poder central. Ca?ada Castillo convirti¨® los problemas de Extremadura en una eleg¨ªa tercermundista en forma de paro, emigraci¨®n, riqueza no explotada, discriminaci¨®n presupuestaria y todas esas maldades que provoca un Gobierno, aunque sea de UCD. Extremadura va camino de convertirse s¨®lo en una finca de recreo, en un cementerio de ilusiones y a este paso, dentro de poco, su renta ser¨¢ la m¨¢s c¨¢pita de todo el pa¨ªs, porque all¨ª no va a quedar m¨¢s que alg¨²n encargado de coto. Jos¨¦ Luis Leal, por parte del Gobierno, le contest¨® que no hab¨ªa que levantar catedrales en el desierto, pero despu¨¦s us¨® un cuarto de hora en demostrar que Extremadura no era un desierto. Y todo as¨ª de ?o?o y bonito, entre la literatura redentorista y las promesas de ver un d¨ªa la tierra de promisi¨®n desde la loma.
Cuando la sesi¨®n iba mediada, aunque parezca mentira, volvi¨® a aflorar el caudal del Tajo en mitad de la C¨¢mara. El concierto fluvial para flauta lo trajo a colaci¨®n otro senador extreme?o de UCD, el se?or Hurtado de Sim¨®n, armado con la lira de la hispanidad y la convicci¨®n de que su pueblo es cuna de conquistadores. Lo del Tajo-Segura es el mito de Osiris, que describe un meandro de expedientes en cada distrito electoral. Una vez m¨¢s Joaqu¨ªn Garrigues con una desgana infinita elevada al cuadrado ha tenido que contestar a una ristra de preguntas sobre el hecho surrealista: una pol¨¦mica de Obras P¨²blicas que se abre cuando la obra ya est¨¢ casi terminada y se han desenvainado m¨¢s de 10.000 millones de pesetas. El concierto musical Tajo-Segura son disquisiciones sobre hechos consumados. En la tarde de ayer, hasta el humor del ministro del flequillo newyorquino, naufrag¨® en una papelera de informes. El hombre ha cruzado este r¨ªo a nado lo menos siete veces.
El aburrimiento del Senado no hay quien lo remedie. Ni siquiera Moreno de Acevedo hablando de preautonom¨ªas, que es un tema de charco de avispas. Y all¨ª en la calma chica de terciopelo en el Senado se ve¨ªa a Mart¨ªn Villa haciendo los deberes en el banco azul, a Lamo de Espinosa, tan fino, con sus orejas desabrochadas, con cara de nuevo, bajo el tedio gen¨¦rico y a Camilo Jos¨¦ Cela y V¨ªctor de la Serna hablando de angulas en el bar. Y el resto, nada entre pan.
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