El juego de la guerra
Hace tan s¨®lo unos meses, el cine b¨¦lico conoci¨® un corto apogeo. Pel¨ªculas como Mac Arthur, Un puente lejano y La batalla de Midway muestran hasta qu¨¦ punto se debati¨® entre el colosalismo m¨¢s burdo y la m¨¢s evidente mediocridad. Esto de los g¨¦neros va por modas, modas que, c¨ªclicamente, llegan y se van. Anterior a este reciente resurgir, el g¨¦nero b¨¦lico conoci¨® otro en los a?os 1967-70 cuya vitalidad fue infinitamente mayor. En ¨¦l coexistieron dos tendencias: una que continuaba el g¨¦nero en su vertiente m¨¢s tradicional, a la que pertenecen t¨ªtulos como Doce en el pat¨ªbulo (Aldrich), Playa roja (Wilde). La batalla de Inglaterra (Hamilton), Patton (Schaffner), iTora! iTora! iTora! (Fleischer), etc¨¦tera, y otra formada por filmes como El juego de la guerra (Watkins), Como gan¨¦ la guerra (Lester). La fortaleza (Pollack), M.A.S.H. (Altman), Matadero 5 (Roy Hill) y Catch-22 (Nichols). Estas ven¨ªan a proponer una renovaci¨®n del g¨¦nero, a trav¨¦s de: a) la asimilaci¨®n de un lenguaje modernista y b) un incremento de dosis cr¨ªtica de la que tan necesitado estaba el g¨¦nero. Hoy, pocos a?os m¨¢s tarde, es parad¨®jico que sean este segundo tipo de filmes los que m¨¢s han envejecido: sus innovaciones aparecen como un gran artificio intelectual tras el que asoma el gran complejo. -rid¨ªculo e infundado- del cine americano: mientras que los europeos siempre envidiaron a los americanos su vitalidad, su lenguaje claro y directo, los americanos codiciaban el culturalismo de los europeos, su cerebralismo.
Catch-22 (Trampa-22)
Director: Mike Nichols. Gui¨®n: Buck Henry. Fotograf¨ªa: David Walkin. Int¨¦rpretes: Alan Arkin, Martin Balsam, Olimpia Carlisi, Jon Voight. Art Garfunkel, Buck Henry, Anthony Perkins, Richard Benjamin, Orson Welles, Austin Pendleton, Marcel Dalio, Martin Sheen y Paula Prentiss. Norteamericana, 1970. Local de estreno: California.
Gui¨®n sofisticado
Catch-22 se basa en un inteligente y sofisticado gui¨®n de Buck Henry, de quien Nichols ya hab¨ªa filmado El graduado (1967) y, m¨¢s tarde, filmar¨ªa El d¨ªa del delf¨ªn (1973). Buck Henry es uno de los m¨¢s prestigiosos y cotizados guionistas de Hollywood, no s¨®lo por estos guiones, sino tambi¨¦n por los de Candy (Christian Marquand, 1968) y ?Qu¨¦ me pasa, doctor? (Peter Bogdanovich, 1972).Rodar Catch-22 era un proyecto largamente acariciado por Orson Welles, pero finalmente tuvo que contentarse con un peque?o pero significativo papel, mientras se hac¨ªa con la empresa Mike Nichols, artesano eficiente, brillante, rentable e impersonal, venido del teatro, cuya ¨²nica virtud consist¨ªa en conocer la secreta f¨®rmula del ¨¦xito.
Catch-22 es el absurdo de la guerra. Para no combatir hay que demostrar que se est¨¢ loco. Si uno no quiere combatir quiere decir que est¨¢ cuerdo. Luego si est¨¢ loco le tiene que gustar la guerra. Esta trampa es el art¨ªculo veinticuatro, art¨ªculo que, adem¨¢s, da a quien tiene el poder el derecho de hacer cualquier cosa, sin ning¨²n tipo de explicaci¨®n. Si alguien encuentra esto fant¨¢stico o de ciencia-ficci¨®n. si alguien cree que no existe en realidad el art¨ªculo veintid¨®s es que est¨¢ loco o ciego. Esta es la delirante y kafkiana tragedia del capit¨¢n Yossarian, correctamente interpretada por Alan Arkin, un Jack Lemmon de cuarta fila.
Bufonada y tragedia
F¨¢bula inquietante y claustrof¨®bica, con su dura cr¨ªtica del ej¨¦rcito. ilustra una libertad de expresi¨®n que en nuestro pa¨ªs desconocemos. A caballo entre la bufonada y la tragedia, Catch-22 adolece de la falta de imaginaci¨®n habitual en su director, ya que la puesta en escena, que se adivina escrita entre l¨ªneas en el gui¨®n, nunca levanta los pies del suelo, siempre r¨ªgida y controlada. Sin embargo. a la realizaci¨®n de esta historia no le habr¨ªa venido nada mal una buena dosis de locura. Piense qu¨¦ habr¨ªa sido en manos de Welles o, si prefiere que Catch-22 le siga gustando, mejor no piense nada.
Babelia
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