El conocimiento del tiempo atmosf¨¦rico, una necesidad social ineludible
La meteorolog¨ªa celebra hoy su d¨ªa internacional. En Espa?a se conmemora esta fecha con una conferencia que pronunciar¨¢ en el sal¨®n de actos del Instituto Nacional de Meteorolog¨ªa, en la Ciudad Universitaria de Madrid, el doctor Catal¨¢ de Alemany. Hablar¨¢ sobre meteorolog¨ªa e investigaci¨®n para el futuro.
Desde luego, no hay que se?alar que el inter¨¦s que el hombre siente por el tiempo (atmosf¨¦rico) y el clima es m¨¢s antiguo que la misma civilizaci¨®n. Y muchos esfuerzos fueron los que se emplearon hace siglos con la intenci¨®n de llegar a un conocimiento de los diferentes condicionantes de la meteorolog¨ªa. Pero hasta la invenci¨®n en el siglo XVII de instrumentos de medida por Galileo, Torricelli, Castelli y Santorio y la creaci¨®n por la Accademia del Cimento, de Toscana (Academia de Experimentaci¨®n) en 1653 de una sencilla red de estaciones meteorol¨®gicas de observaci¨®n, todos estos esfuerzos carec¨ªan de sentido.Pero podr¨ªamos asegurar que el verdadero acicate para el desarrollo de esta ciencia fue en un principio (y contin¨²a siendo hoy) el deseo de los medios comerciales de satisfacer su necesidad de disponer de un sistema de r¨¢pida concentraci¨®n de datos atmosf¨¦ricos, tema que qued¨® perfectamente de manifiesto en la primera reuni¨®n internacional de meteor¨®logos, celebrada en Bruselas en 1853, y en la que se trat¨® del por aquel entonces preocupante tema de la meteorolog¨ªa mar¨ªtima. Posteriores aportaciones cient¨ªficas, y en particular la de la teor¨ªa del frente polar por los cient¨ªficos noruegos Vilhem y Jacob Bjerknes, permitieron por vez primera la predicci¨®n de los principios termodin¨¢micos e hidrodin¨¢micos.
Realmente encantadora por su ingenuidad se nos antoja la idea que, en su libro Predicci¨®n meteorol¨®gica por c¨¢lculos num¨¦ricos, bosquej¨® para establecer una ?f¨¢brica de predicciones? dotada de instalaciones semejantes a las que se suelen encontrar en cualquier obra de ciencia-ficci¨®n. En una enorme nave circular, parecida a la rotonda de la sala de lecturas del museo Brit¨¢nico, imagin¨® que trabajaban 64.000 matem¨¢ticos con m¨¢quinas de calcular, d¨ªa y noche durante todo el a?o, con los datos suministrados por 2.000 estaciones, para lograr predecir el tiempo. Seg¨²n ¨¦l, el supervisor de esta fant¨¢stica operaci¨®n era como ?el director de una orquesta en la que los instrumentos eran reglas y m¨¢quinas de calcular?. Y tambi¨¦n sol¨ªa decir: ?Quiz¨¢ llegue el d¨ªa, en un futuro remoto, en el que ser¨¢ posible hacer los c¨¢lculos m¨¢s deprisa que la evoluci¨®n del tiempo.? Pero en realidad subestim¨® la extraordinaria rapidez del progreso t¨¦cnico. Un cuarto de siglo m¨¢s tarde, el matem¨¢tico Von Neumann, mediante una calculadora electr¨®nica curiosamente denominada Maniac, dirigida por un equipo de meteor¨®logos y matem¨¢ticos, analiz¨® y predijo el tiempo por medios matem¨¢ticos y mec¨¢nicos. Fue realmente el comienzo de la nueva era de la meteorolog¨ªa, en la que los medios t¨¦cnicos (sat¨¦lites, ordenadores, sistemas de medida y comunicaci¨®n) alcanzan una complejidad y sofisticaci¨®n incre¨ªbles.
El tiempo y el d¨®lar
De todas formas, un camino bastante largo queda todav¨ªa por recorrer para poder exigir a la meteorolog¨ªa una exactitud del cien por cien en todos y cada uno de sus cometidos, d¨ªa a d¨ªa m¨¢s extensos. Y la explicaci¨®n de ello nos la podr¨ªa muy bien dar J. D. Bernal, cient¨ªfico e historiador brit¨¢nico, cuando explica que el estado de desarrollo de las tres ciencias que podr¨ªamos denominar planetarias (geolog¨ªa, oceanograf¨ªa y meteorolog¨ªa) es distinto al correspondiente a las ciencias b¨¢sicas, como la f¨ªsica y la qu¨ªmica.El tema es demasiado serio e importante como para que pueda seguir siendo materia de controversia. Porque ?qu¨¦ hay realmente de cient¨ªfico en este tipo de actuaciones? La posici¨®n oficial de la OMM (Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial, dependiente de la ONU y constituida por 145 pa¨ªses miembros) no puede ser m¨¢s clara al respecto. En una declaraci¨®n publicada en 1975 titulada Estado actual de los conocimientos y posibles beneficios pr¨¢cticos en algunos aspectos de la modificaci¨®n artificial del tiempo indica que este tipo de acciones se encuentran en un per¨ªodo de investigaci¨®n, aunque se hayan obtenido ciertos resultados alentadores. Sin embargo, la OMM, a trav¨¦s de su VII Congreso, mostr¨® tambi¨¦n su car¨¢cter operativo, decidiendo establecer un programa de modificaci¨®n artificial del tiempo, dentro del cual la prioridad fundamental corresponder¨¢ al proyecto de intensificaci¨®n de las precipitaciones (conocido en nuestro pa¨ªs con las siglas PIP) y que, con gran seguridad, comenzar¨¢ a desarrollarse dentro de este a?o en Espa?a, eligi¨¦ndose concretamente una zona de la cuenca del Duero como ?laboratorio natural?. Nuestro pa¨ªs fue seleccionado entre otros cincuenta en virtud de las id¨®neas caracter¨ªsticas naturales y una adecuada estructura t¨¦cnica para protagonizar un experimento de esta ¨ªndole.
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