El primer ministro franc¨¦s dialoga con los sindicalistas
Como lo hizo ayer el secretario general de Fuerza Obrera (FO), Andre Bergeron, y lo har¨¢ Edinorid Maire, l¨ªder de la Confederaci¨®n Democr¨¢tica del Trabajo (CFDT), socialista autogestionaria, as¨ª como el l¨ªder de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), de tendencia comunista, Georges Seguytos sindicalistas franceses dialogar¨¢n en las pr¨®ximas horas con el primer ministro, Raymond Barre.
Intercalados, los representantes de la patronal y de organizaciones profesionales tambi¨¦n se entrevistar¨¢n con el jefe del Gobierno.
Esta ronda de conversaciones, despu¨¦s de la tregua impuesta por la celebraci¨®n de los recientes comicios legislativos, tiene por objeto, para el Gobierno, la elaboraci¨®n de un consenso que le permita conciliar los dos elementos determinantes de su pol¨ªtica, contradictorios en cierta medida: primero, no alterar de manera sensible el plan de alusteridad que, desde septiembre de 1976, impuso el se?or Barre, con el fin de paliar la crisis econ¨®mica, y, en segundo lugar, traducir en hechos, ?en la medida de nuestras posibilidades econ¨®micas?, las promesas de ?apertura? social del presidente de la Rep¨²blica, paralelas a la ?apertura? pol¨ªtica que, por ahora, es papel mojado, tanto porque la oposici¨®n de izquierdas no se presta a la labor, como por la actitud de los gaullistas contra un ?compromiso? que, en su opini¨®n y en la de todos los observadores, apuntar¨ªa a la creaci¨®n de una fuerza de centroizquierda destinada a desmembrar el gaullismo y a arrinconar al comunismo.
Los gremios, condicionados
El fracaso pol¨ªtico de la izquierda en laslegislativas ha condicionado las reivindicaciones de las centrales sindicales m¨¢s en punta, es decir, de la CGT y de la CFDT. Antes de la consulta del 12 y 19 de marzo, se consider¨® con insistencia la posibilidad de una ?tercera vuelta? social: los sindicatos, se crey¨®, iban a lanzar un asalto espectacular para exigirle al Gobierno las reivindicaciones que la victoria de la izquierda les hubiese ofrecido. Pero los cien esca?os de mayor¨ªa conseguidos por la derecha y los equ¨ªvocos que las estrategias y t¨¢cticas de los partidos de la oposici¨®n han dejado como rastro, en sus propios electores frenaron muchos impulsos.En la coyuntura actual, el se?or Barre no manifiesta, como los gaullistas, que ?no se trata de dominar nuestra victoria, sino de explotarla al m¨¢ximo?, pero en cierta medida, al menos, s¨ª pondr¨¢ en pr¨¢ctica esta f¨®rmula. Cualquier alteraci¨®n en materia de salarios y, mischo m¨¢s, por lo que toca a las estructuras socioecon¨®micas, derrumbar¨ªa el plan de austeridad que, desde hace a?o y medio, lucha contra la inflaci¨®n. Pero Barre tampoco puede presentarse con las manos vac¨ªas ante los l¨ªderes sindicales. Nadie imagina, por ejemplo, que los cuatro millones de trabajadores que cobran menos de 2.000 francos mensuales (36.000 pesetas) contin¨²en siendo los invitados privilegiados a la resignaci¨®n.
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