Un conficto de todos el sector educativo
Se trata de dos huelgas distintas, que nadie, al parecer, tiene el menor inter¨¦s en convertir en un solo gran conflicto, que afecte a todo el sector educativo. la prudencia, esa santa prudencia que hoy domina nuestra vida p¨²blica, limita a las centrales sindicales que las han convocado y paraliza apenas nacida toda iniciativa que tienda a desbordar la frontera que separa lo p¨²blico de lo privado, rompiendo, de esta forma, el marco espec¨ªfico en el que se sit¨²a cada una de estas huelgas.Esta primera constataci¨®n es importante, ya que nos permite razonablemente suponer que no existe en esta ocasi¨®n la intenci¨®n pol¨ªtica de ligar estos conflictos a la promoci¨®n y apoyo de una alternativa de la izquierda en materia de ense?anza, pese a que en estos momentos existen algunos importantes aspectos de esta alternativa que se debaten a nivel pol¨ªtico, como son las subvenciones al sector privado, la redacci¨®n del art¨ªculo veintis¨¦is del proyecto de Constituci¨®n (el que recoge la materia educativa), que provoc¨® la salida del representante del PSOE de la comisi¨®n redactora, y el brote primaveral de la ya vieja y debatida cuesti¨®n sobre la ?libertad de ense?anza? y la ense?anza p¨²blica y privada.
Todo parece indicarnos hasta ahora que, pese a incluir en las tablas reivindicativas aspectos de fondo relativos a la participaci¨®n de profesores, padres y alumnos en la gesti¨®n y control del centro y otras materias relacionadas con las alternativas pol¨ªticas, los conflictos se encuadran en el conjunto de acciones que actualmente se desarrollan en torno a la mejor aplicaci¨®n de los pactos de la Moncloa en materia de retribuciones, y que tampoco en este caso van a representar una ruptura del ?consenso? pol¨ªtico que caracteriza al per¨ªodo. Lo cual no significa que no existan fuerzas interesadas en desestabilizar el conflicto, que es la ¨²ltima forma de rizar el rizo en desestabilizaciones, pero hasta ahora, repetimos, las asambleas se encuentran dominadas por las centrales, que logran, sin dificultad, aislar amablemente, aunque sin discusi¨®n, a cuantos pretenden llevar las aguas a otros cauces menos tranquilos.
Sin embargo, la coincidencia de los dos conflictos, que no es casual, sino deliberadamente buscada, y el que los conflictos reivindicativos se produzcan en una situaci¨®n de tensi¨®n pol¨ªtica provocada por el visible endurecimiento de las posiciones de la derecha, y aun del mismo Gobierno, ante la redacci¨®n del proyecto de la Constituci¨®n, endurecimiento que en materia de ense?anza ha quedado plasmado en la redacci¨®n modificada por la comisi¨®n del art¨ªculo veintis¨¦is, hace pensar que las centrales -al menos las mayoritarias- van a tratar de aprovechar el temor del Gobierno a que los conflictos desborden el marco reivindicativo y se politicen. Eso inmediatamente supondr¨ªa la fusi¨®n de las dos huelgas en una sola, y aun su extensi¨®n a los distintos grados de la ense?anza todav¨ªa tranquilos, para que medie en el conflicto de la ense?anza privada presionando a las organizaciones patronales a que inicien las conversaciones del convenio y aun acepten la funci¨®n arbitral del Ministerio de Trabajo. Y tambi¨¦n, desde luego, para que en el conflicto de la ense?anza estatal se avenga al menos a prometer considerar las reivindicaciones.
Posturas ante el conflicto
Aun cuando lo previsible es que los conflictos lleguen al r¨¢pido final se?alado, y que la normalidad se produzca, en el primero, al iniciarse las negociaciones con una patronal dispuesta al pacto econ¨®mico dentro de los l¨ªmites del acuerdo de la Moncloa y, en el segundo -el estatal-, ante la simple promesa del Ministerio de Educaci¨®n de tomar en consideraci¨®n las peticiones de los profesores, no puede descartarse un cambio espectacular de la situaci¨®n de los conflictos, en el caso de que se produzcan despidos de profesores o el Ministerio de Educaci¨®n recurra a sanciones econ¨®micas u otros expedientes disciplinarios a los huelguistas.
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