Los directivos de la Ciudad Sanitaria de Cruces-Baracaldo exigen del delegado del INP
La junta de gobierno de la ciudad sanitaria de Cruces-Baracaldo exigi¨® ayer la dimisi¨®n del delegado provincial del INP, para que el Consejo General vasco se haga cargo inmediatamente de las funciones que esta instituci¨®n desarrolla en Vizcaya, al margen de la negociaci¨®n espec¨ªfica que se lleva a cabo para el traspaso de competencias.
En opini¨®n de los actuales responsables de la ciudad sanitaria, la situaci¨®n ha alcanzado ya cotas insostenibles, hasta el punto de que en breve plazo podr¨ªa llegar a paralizarse la actividad del ¨²nico centro hospitalario que tiene la Seguridad Social en Vizcaya. En una reciente entrevista, el subdelegado general del INP les manifest¨® que el Ministerio de Sanidad est¨¢ m¨¢s preocupado del futuro que del presente y que, al estar actualmente en estudio la transferencia de competencias en materia sanitaria al Consejo General vasco, no se pensaba dar ninguna soluci¨®n a los problemas actuales.En buena l¨®gica, el personal de Cruces exige que si el Ministerio no piensa abordar los problemas existentes, el Consejo General vasco se haga cargo del hospital. Este traspaso at¨ªpico de competencias podr¨ªa acordarse en una entrevista tripartita entre representantes del Ministerio, el consejero de Sanidad y responsables de Cruces.
Previamente a este traspaso, la junta de gobierno del hospital entiende que el INP debe satisfacer la deuda contra¨ªda con la ciudad sanitaria, que puede cifrarse en torno a los quinientos millones de pesetas, en concepto de obras de la tercera fase no realizadas, equipos no adquiridos y d¨¦ficit de plantilla.
El tema de las obras de la tercera fase es el que, entre otras razones, ha motivado la petici¨®n de cese del delegado provincial, Luis Tena Ibarra. Pese a que la junta se hab¨ªa negado reiteradamente a recibir las obras ya realizadas, por entender que hab¨ªa defectos graves, el se?or Tena suscribi¨® los documentos correspondientes sin consulta previa.
La falta de camas y equipos t¨¦cnicos se traduce en un deterioro asistencial en el que las quejas de pacientes y familiares se han convertido en una rutina m¨¢s del trabajo diario. Ha habido que cerrar algunas consultas, las listas de espera se han prolongado hasta per¨ªodos de varios meses, las altas precoces y en situaci¨®n precaria son ya cuesti¨®n de cada d¨ªa y, en fin, aumenta peligrosamente el riesgo con el que se trabaja en distintas ¨¢reas del hospital.
El d¨¦ficit de la plantilla se cifra por encima de los mil trabajadores. Mientras que en los hopitales de la Seguridad Social el promedio de trabajadores por cama oscila entre tres y cuatro. En Cruces no pasa de 2,14 y se reduce a¨²n m¨¢s, a 1,72, en la residencia general.
El traspaso de competencias inmediato es posible que no encuentre dificultades por parte del Ministerio de Sanidad, ya que, a juicio de los responsables de Cruces ?esto es un muerto con el que no quiere cargar nadie?. Pero los facultativos exigen que, en primer lugar, se cubra ese d¨¦ficit estructural, ya que ha sido el INP el que lo ha creado, al no hacer frente a los compromisos adquiridos.
El hecho de que los directores actuales, a diferencia de lo que ocurre en los dem¨¢s centros de la Seguridad Social, fuesen elegidos por los trabajadores al producirse el ¨²ltimo relevo, ya significa, en cierto modo, que el Ministerio no encontr¨® a quien quisiera ponerse al frente de este hospital, con los problemas que ten¨ªa planteados. La forma de salir de ellos, a juicio del personal, es entrar en la ¨®rbita del Consejo General Vasco. En caso de que no se les atienda, podr¨ªan recurrir a f¨®rmulas de presi¨®n tales como el cierre temporal de consultas y movilizaciones del personal.
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