Obertura constitucional
Y con esto ha terminado la obertura. Lo de ayer fue el compendio musical formulado con grandes acordes que acompa?a la lenta subida del tel¨®n de la ¨®pera constitucional. Una obertura sirve para resumir el car¨¢cter de cada instrumento, el drama o la festividad interior del ritmo y la psicolog¨ªa de la narraci¨®n. En la comisi¨®n constitucional ya han hablado todos. Cada grupo parlamentario, todos los primeros solistas, ha trenzado su arpegio en el aire alrededor del diapas¨®n de Landelino Lavilla, que tra¨ªa el tono oficial del Gobierno. Ahora ya se sabe, m¨¢s o menos, qui¨¦n va a tocar el timbal en este debate, qui¨¦n va a llevar el relato de los violines y sobre todo qui¨¦n va a desafinar.El timbal lo tocar¨¢ Manuel Fraga, de eso no cabe duda. Los gallos de fagot estar¨¢n a cargo de Heribert Barrera con el tema de la rep¨²blica. Y la trompa silvestre con ecos de cacer¨ªa la soplar¨¢ Letamend¨ªa desde el monte. Lo dem¨¢s ser¨¢ un tono, consenso o acorde medio, con los socialistas y comunistas percuti¨¦ndose p¨ªcaramente entre s¨ª, como esas bandadas de fusas y semifusas que se persiguen en el aire en las fugas de Bach, con la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico al pie del atril del se?or Attard arrastrando el grueso de la melod¨ªa y el resto de los ejecutantes que har¨¢ pr¨®ximamente lo que se le diga.
En esta obertura musical de la Constituci¨®n las cabezas de serie han usado ese timbre de voz con que se confecciona la Historia. Ellos est¨¢n conscientes de su responsabilidad y eso se nota en el tr¨¦mulo de las palabras. Hablan como si esculpieran en granito, como canteros de un texto hecho para durar y que un d¨ªa estudiar¨¢n en el aula los hijos de sus hijos hasta la s¨¦ptima generaci¨®n. A menos eso es lo convenido. Y as¨ª citan a fil¨®sofos antiguos, sueltan sentencias sonoras y componen ese perfil de medall¨®n o de retrato color sepia de ¨ªriclitos padres constituyentes.
Peces-Barba ha recordado a La Bruy¨¨re. Todo est¨¢ dicho, porque hace 10,000 a?os que los hombres piensan. Pero en la Comisi¨®n Constitucional, el concierto de palabras sagradas no ha hecho m¨¢s que empezar. Ba.lo ese esmero tan civilizado por construir un futuro estable palpitan unos temas ardientes que van a calentar el labio a los diputados instrumentistas. Sobre el garabato pol¨ªtico de las autonom¨ªas, el hilado sofista de los t¨¦rminos naci¨®n y nacionalidades, el asunto de la Monarqu¨ªa, de la ense?anza, del lock-out laten las agrias tensiones de la concepci¨®n del Estado y la convivencia de los espa?oles, que no va a poder cubrir la urbanidad de sal¨®n. Ayer ya hubo un adelanto de las dos puntas el¨¦ctricas de la dial¨¦ctica. Entre Fraga y Letamend¨ªa salt¨® un chispazo muy rudo, uno con la ira de la patria en la lengua y otro con los venablos de cazador iluminado y justiciero. Y en medio Tierno Galv¨¢n con el ung¨¹ento. Y el presidente Attard dirigiendo a los solistas con una batura de un bello dise?o antiguo. El texto de la ponencia ha sido aprobado por unanimidad, con un gran golpe de platillos. Los aguadores de la fiesta, Barrera y Letamendia, tienen la voz, pero no.el voto. Y a la hora de levantar el brazo, el presidente les invit¨® amablemente a que abandonaran el pentagrama.
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