El problema del paro de nuestra econom¨ªa
La econom¨ªa espa?ola, una vez superado el primer plan de estabilizaci¨®n, que se traz¨® en el a?o 1958 ha mantenido una situaci¨®n con un nivel de empleo muy elevado hasta, pr¨¢cticamente, los umbrales de 1974. La apertura de nuestro pa¨ªs al exterior y una ¨¦poca caracterizada por el gran auge de las econom¨ªas industrializadas de Occidente fueron factores que incidieron favorablemente en nuestro desarrollo. La tasa media de crecimiento sobrepas¨® el 7% en t¨¦rminos reales a lo largo de una d¨¦cada, lo que permiti¨® una oferta creciente de puestos de trabajo. Paralelamente, la v¨¢lvula de la emigraci¨®n coadyuy¨® al desarrollo en Europa mediante la aportaci¨®n de mano de obra que se polariz¨® esencialmente hacia Alemania, Francia, Suiza y B¨¦lgica. Estos hechos permitieron alejar temporalmente el fantasma del paro de nuestras tierras, que durante tanto tiempo hab¨ªa constituido una desgarradora pesadilla para Espa?a.A finales de 1973, una recesi¨®n incipiente fue agravada por la crisis energ¨¦tica, que en pocos meses cuadruplic¨® el precio del petr¨®leo y cuyos efectos reforzaron las tendencias depresivas de numerosas econom¨ªas a lo largo de los a?os 1974 y 1975. En este ¨²ltimo a?o, en el ¨¢rea geogr¨¢fica de la OCDE, el crecimiento del PNB fue negativo (-2%) y las secuelas de este proceso incidieron tambi¨¦n en la econom¨ªa espa?ola.
Catedr¨¢tico de Econ¨®micas en la Aut¨®noma de Madrid
Gui¨®n y direcci¨®n Ricardo Franco. Fotograf¨ªa: Cecilio Paniagua. M¨²sica: David C. Thomas. Canci¨®n: T¨² me has de querer, de I. Villa, interpretada por Angela Molina. Int¨¦rpretes: Fernando Fern¨¢n G¨®mez, Angela Molina, Ricardo Franco, Alfredo Mayo, Felicidad Blanc y Luis Ciges. Hispano-francesa, 1978. Local de estreno: Azul
En junio de 1977 la econom¨ªa espa?ola padec¨ªa una tasa de inflaci¨®n que, elevada al a?o, sobrepasaba el 30%, con fuerte tendencia a la aceleraci¨®n, y nuestras reservas eran de 3.700 millones de d¨®lares, que s¨®lo cubr¨ªan 2,5 meses de importaciones. Muchos economistas pens¨¢bamos que nuestro pa¨ªs pod¨ªa desembocar en un modelo an¨¢logo al de numerosos pa¨ªses latinoamericanos, con tasas de inflaci¨®n galopantes, devaluaci¨®n permanente y fuertes tensiones sociales, resultando al final imposible la soluci¨®n del problema.
El cambio de Gobierno, y la entrada en el mismo del profesor Fuentes Quintana, que con su prestigio y competencia hizo posible el ?Programa de saneamiento y reforma econ¨®mica?, nos ha llevado a una situaci¨®n totalmente diferente: la inflaci¨®n ha sido reducida. Los ¨ªndices del ¨²ltimo semestre, elevados a tasa anual, nos dan una cifra del orden del 12,5%, con tendencia a decrecer, habi¨¦ndose roto las expectativas inflacionistas, y el nivel de reservas ha superado los 7.000 millones de d¨®lares, con una cobertura de 4,4 meses de importaciones.
Partiendo de estas nuevas coordenadas en que se desenvuelve actualmente la econom¨ªa espa?ola, y dado que la tasa de desempleo alcanza ya niveles preocupantes, es urgente articular una pol¨ªtica realista de empleo.
Por diversas razones y condicionamientos de pol¨ªtica econ¨®mica nacional, y entre otras, por el grave d¨¦ficit estructural de nuestra balanza de pagos, la econom¨ªa espa?ola no podr¨¢ crecer en los pr¨®ximos cuatro o cinco a?os a una tasa media superior al 4 %. Ello va a originar una fuerte tasa de paro, ya que no s¨®lo no podr¨¢ absorberse el paro hoy d¨ªa existente, sino que adem¨¢s puede ir en aumento, pues cada a?o van a acceder en demanda de petici¨®n de trabajo, por primera vez, unas 200.000 personas.
Una pol¨ªtica de reactivaci¨®n econ¨®mica de forma indiscriminada es seguro que, de tener moment¨¢neo ¨¦xito, producir¨ªa a corto plazo un fuerte desequilibrio en las cuentas exteriores, y los resultados obtenidos por el programa de saneamiento de la econom¨ªa quedar¨ªan anulados.
Como expusimos en nuestro art¨ªculo ?Desarrollo para todos?, publicado en la revista Cambio, de 22 de marzo de 1976, una actuaci¨®n del sector p¨²blico en equipamientos colectivos de car¨¢cter social (educaci¨®n, vivienda, sanidad) lleva consigo una gran demanda de personal, pocas importaciones y un menos componente de equipo capital, por lo que su incidencia sobre la balanza de pagos ser¨ªa escasa.
Sin embargo, no hay que hacerse ilusiones, estas inversiones del sector p¨²blico no pueden por s¨ª solas resolver el grave problema del para
Para aquellos que se encuentran en paro por p¨¦rdida de su puesto de trabajo, es necesario instrumentar un seguro de desempleo adecuado y bien controlado, cuya financiaci¨®n debe recaer tanto sobre la empresa como sobre los que conservan su puesto de trabajo; se trata de un seguro que debe ser financiado por todo el colectivo que trabaja y utiliza el factor trabajo.
No obstante, conviene tener presente que del paro existente hoy d¨ªa en Espa?a, casi el 60% corresponde a una poblaci¨®n juvenil que tiene menos de veinticinco a?os y que no ha accedido a¨²n a puestos de trabajo.
Las medidas para resolver este problema del paro juvenil podr¨ªan ser las siguientes:
- Adelantar la edad de jubilaci¨®n, tanto en el sector p¨²blico como en el privado, rebaj¨¢ndola paulatinamente hasta alcanzar los 65 a?os.
- Exenci¨®n de la cuota de empresa de seguros sociales, para los empresarios que contraten j¨®venes menores de veinticinco a?os, que hayan terminado sus estudios universitarios, de formaci¨®n profesional o de cualquier otro ciclo, siempre que la duraci¨®n del contrato sea superior a seis meses.
- Cursos de aprendizaje o de formaci¨®n en empresas, financiados conjuntamente por las empresas y el Estado.
- Contratos de empleo-formaci¨®n en empresas, subvencionando el Estado parte del salario pagado.
- Ayudas a los que se desplazan al extranjero con contrato de trabajo.
A pesar de estas medidas y de otras an¨¢logas que pudieran implantarse, es evidente que, por su volumen, el paro juvenil no podr¨ªa ser eliminado en una gran parte. Para estos j¨®venes que no han cotizado a la Seguridad Social y que, por tanto, no pueden acceder al seguro de desempleo, es necesario encontrar una soluci¨®n.
Como expuse en mi art¨ªculo ?Los problemas de la Seguridad Social?, publicado en la revista Cambio, de 8 de mayo de 1977, si para la comunidad resulta m¨¢s conveniente mantener en paro un cierto porcentaje de la poblaci¨®n activa, que lanzar a la econom¨ªa a un crecimiento por encima de sus posibilidades, ha de ser la comunidad, v¨ªa impuesto, la que sufrague este poste de ayuda de paro juvenil.
Si, como se ha indicado, no es posible absorber el paro juvenil al ciento por ciento, y considerando las posibilidades de una prolongaci¨®n de la formaci¨®n profesional, esta ayuda s¨®lo podr¨ªa percibirse para los mayores de veinti¨²n a?os. Transcurrido el plazo que se considere procedente, despu¨¦s de terminados los correspondientes estudios, una vez demostrado que no se ha encontrado un empleo, ni tampoco haber sido posible disfrutar de los que han sido enumerados anteriormente (creados especialmente para combatir el paro juvenil) y que la renta del hogar familiar no sobrepasa las cuant¨ªas fijadas en funci¨®n del n¨²mero que lo componen, se tendr¨ªa acceso a la mencionada ayuda.
Cualquier pol¨ªtica de empleo que se instrumente debe evitar indudablemente un nuevo relanzamiento de las tensiones inflacionistas. La financiaci¨®n ortodoxa de esta pol¨ªtica es condici¨®n necesaria para ello; ser¨ªa ut¨®pico pensar que tal pol¨ªtica pudiera financiarse aumentando a¨²n m¨¢s el d¨¦ficit presupuestario, pues sus consecuencias sobre la in fiaci¨®n ser¨ªan inmediatas. Un sistema fiscal renovado, .m¨¢s justo y m¨¢s flexible, que proporcione al sector p¨²blico una mayor participaci¨®n en la renta producida, deviene condici¨®n necesaria para una nueva pol¨ªtica de empleo.
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