Mafia blanca

Jacques Rouffio, habitual guionista y productor, toma en esta ocasi¨®n sobre, sus hombros la responsabilidad de dirigir por segunda vez tras su buen filme titulado L'Horizon, condenado por supuesto antimilitarismo hace ya doce a?os. Esta vez se ha servido de la novela que da t¨ªtulo a la pelicula y que se refiere a un suceso recogido por la prensa francesa en su tiempo. La an¨¦cdota es, por tanto, real, al igual que sus verdugos y sus v¨ªctimas profesionales y especuladores en el mar proceloso y no claro siempre de la medicina privada.A Georges Conchon, autor del libro, le llam¨® la atenci¨®n cierto d¨ªa el hecho de que dos profesionales de la cirugia se suicidaran en parecidas circunstancias con diez a?os de intervalo. Uno, joven, ambicioso y brillante; el otro, modesto, venido de las colonias, dispuesto a abrirse paso en la metr¨®poli. Los dos eran sabios, sinceros, justos; tan s¨®lo cometieron un error: intentar invadir el coto cerrado de otro m¨¦dico mayor, decano de la zona, cabeza de un aut¨¦ntico clan capaz de controlar en su departamento las ping¨¹es ganancias de sus pacientes y sus enfermedades.

El filme nos cuenta c¨®mo esta mafia especial patriarcal y familiar va pasando de la simple advertencia a la amenaza, de las campanas de desprestigio al riesgo de la vida, siempre en nombre del bien com¨²n, de la salud, de los derechos y deberes impuestos por la ciencia encargada de la salud del cuerpo. Cuando el m¨¦dico v¨ªctima de tales presiones est¨¢ a punto de poner fin a su vida, descubre justamente el caso de un colega muy parecido al suyo, y con la ayuda de un comisario acaba por encontrar la raz¨®n de sus problemas, que inevitablemente acabar¨¢n llev¨¢ndole hasta una soluci¨®n similar a la de su compa?ero.

Lo m¨¢s importante del Filme no es su ataque a cierto tipo de medicina mercantil, sino que, como en cierto tipo de relatos, su historia va m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites puramente profesionales para convertirse, apuntando a la violencia ejercida por los hombres contra los mismos hombres, en la lucha por el poder a costa de la vocaci¨®n y la vida de los dem¨¢s, incluso de compa?eros y pacientes. La oposici¨®n, cuando no la persecuci¨®n sistem¨¢tica llevada a cabo por tales clanes contra todo aquel que lucha a solas, de modo independiente, trasciende as¨ª a cualquier otro estamento de la vida desde este agudo cuadro provinciano. En esta cr¨®nica negra y social se incluye tambi¨¦n, aparte de unos perfiles psicol¨®gicos certeros, un montaje que hace a¨²n m¨¢s claro en su paralelismo el sentido definitivo de la an¨¦cdota.

Tres actores evidencian la categor¨ªa del cine franc¨¦s en lo que a generaciones se refiere. Charles Vanel es el temible patriarca. Michel Piecoli y Gerard Depardieu son sus v¨ªctimas, junto a una eterna Marina VIady y Jane Birkin que dan carne y sentido a una historia que en su d¨ªa s¨®lo gan¨® los titulares apresurados de los diarios, con diez a?os de diferencia, y que hoy nos llega unida y vertebrada, contada con sobriedad y arte.