La prensa, factor decisivo de propaganda de los grupos terroristas
Desde hace algunos a?os el terrorismo ha entrado a formar parte de la dieta diaria de la informaci¨®n, un fen¨®meno irreversible en la mayor parte de las democracias occidentales. Siete de los nueve pa¨ªses actuales de la CEE soportan en mayor o menor grado, el azote y el chantaje del terrorismo. Espa?a tampoco es una excepci¨®n.Cada pa¨ªs tiene un tipo de terrorismo espec¨ªfico, y no se puede, por tanto, buscar -aun en el caso de que pudiera encontrarse- una soluci¨®n com¨²n al enemigo n¨²mero uno de las democracias. S¨ª, en cambio, hay una circunstancia com¨²n en los pa¨ªses en que existe una prensa libre y, por consiguiente una capacidad ilimitada de informaci¨®n: el principal caldo de cultivo del terrorismo, tal como hoy se entiende y se practica, es la informaci¨®n que sobre ¨¦l dan los medios de comunicaci¨®n.
Parece evidente que el terrorismo pol¨ªtico no hubiera podido desarrollarse en la forma en que lo ha hecho si no contase con el efecto multiplicador que son los medios de comunicaci¨®n, en tanto que son utilizados por los grupos armados como veh¨ªculos de propaganda al servicio de sus acciones. Los sucesos terroristas de la banda alemana Baader-Meinhoff, con los secuestros y posteriores asesinatos de Konrad Lorenz y de Hans Martin Schleyer, presidente de la patronal alemana, y el a¨²n m¨¢s reciente y dram¨¢tico de Aldo Moro, asesinado por las Brigadas Rojas italianas despu¨¦s de 55 d¨ªas de secuestro, han venido a poner de mapifiesto la responsabilidad de los mass-media frente al terrorismo.
Durante tres d¨ªas m¨¢s de cincuenta expertos de Estados Unidos, Gran Breta?a, Jap¨®n, Alemania, Italia y Espa?a (entre pol¨ªticos, jefes de polic¨ªa y periodistas) estudiaron en la ciudad italiana de Florencia, bajo el patrocinio del Instituto Internacional de Prensa y de la revista Affaire Esteri, de Roma, la influencia y la responsabilidad de la prensa en el tratamiento informativo del terrorismo.
En las modernas sociedades industrializadas, el arma de la informaci¨®n es de una potencia sin l¨ªmite. Ci?¨¦ndonos al caso del terrorismo, hubiera sido impensable de otro modo que un grupo terrorista, las Brigadas Rojas, pudiera paralizar completamente la vida de un pa¨ªs como Italia, provocando poco menos que una crisis del Estado, con las dimisiones del ministro del Interior y, posteriormente, del presidente de la Rep¨²blica.
Ni hubiera sido posible en Alemania la ascensi¨®n del grupo terrorismo Baader-Meinhoff, que empieza a ara?ar los cimientos de una de las m¨¢s s¨®lidas democracias occidentales. Por poner ejemplos m¨¢s cercanos, ejemplos de casa, sin el aporte involuntario de los medios de comunicaci¨®n espa?oles, un peque?o y extra?o grupo armado, los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO), no hubieran podido poner en peligro de crack el singular tr¨¢nsito espa?ol desde la dictadura hacia la democracia.
Conflicto de intereses prensa-Gobierno
El terrorismo utiliza la informaci¨®n para sus fines, como la utiliza cualquier grupo de presi¨®n, partido pol¨ªtico o grupo econ¨®mico. En cualquier caso, la peor de todas las utilizaciones es la del terrorismo, que pone en peligro no s¨®lo la seguridad del individuo o de la colectividad, sino la propia seguridad y supervivencia de los Estados.Aqu¨ª se plantea el principal problema, el primer conflicto de intereses entre la prensa y los Gobiernos. El primer deber del periodista es informar de los hechos que ocurren, sean cuales fueren estos hechos, y el primer derecho de la opini¨®n p¨²blica es estar informada. Pero los Gobiernos acusan a los mass-media, m¨¢s o menos de forma directa, de entorpecer la represi¨®n contra el terrorismo y de favorecer la g¨¦nesis y el desarrollo de este tipo de lucha armada.
Para Brian Jenkis, de la Rand Corporation, de Estados Unidos, considerado en la actualidad como uno de los mayores expertos mundiales en materia de terrorismo, los medios de comunicaci¨®n aumentan el drama del terrorismo, ponen en peligro la vida de los secuestrados e inciden directamente en la sensibilidad de la opini¨®n p¨²blica. Jenkis es partidario de que se informe sobre el desarrollo de un hecho terrorista y opina que la prensa no es responsable frente al Gobierno, pero cree que los mass media no deben publicar nada que pueda poner en peligro, aun m¨ªnimamente, la vida del secuestrado.
Barbielini Amidei, subdirector del Corriere della Sera, opina que la prensa se abroga un excesivo protagonismo en materia de informaci¨®n sobre hechos terroristas. ?Los media son un eco enorme y por tanto, pueden ser inductores al terrorismo. La prensa debe de informar, pero hasta ciertos l¨ªmites. En los ¨²ltimos tiempos hemos asistido a una competici¨®n entre med¨ªos por ver qui¨¦n informaba mejor, lo que, indudablemente, es perjudicial. No se deben hacer scoops, es preferible llegar con la noticia al d¨ªa siguiente.?
Harris of Greenwich, ministro del Home Office (Interior) brit¨¢nico, y Robert Mark, director de Scotland Yard, opinan que debe de llegarse a un convenio entre medios de comunicaci¨®n y polic¨ªa, para silenciar ciertos temas, con el compromiso de que la polic¨ªa, finalizado el hecho terrorista, suministre toda la informaci¨®n a la opini¨®n p¨²blica.
Zamberletti, ex subsecretario del Interior durante el secuestro de Aldo Moro, declara que las fuerzas del Estado parten siempre en desventaja con respecto a los terroristas. Por tanto, no es justo, opina, hacerse eco de su informacion propaganda. ?El terrorismo no se combate s¨®lo con armas policiales, sino, dentro de una estrategia global, con todos los poderes del Estado, y dentro de ¨¦ste, con todos los poderes, en especial el de la prensa, que tienen influencia directasobre la sociedad.?
Chujo Watanabe, editor de una importante cadena de medios de comunicaci¨®n japonesa, es partidario de un acuerdo prensa-polic¨ªa para silenciar ciertos temas que puedan afectar a la seguridad nacional. Armin Gruenewald, portavoz del Gobierno federal alem¨¢n, mantiene la misma tesis, que igualmente es suscrita por Patrick Murphy, presidente de la Fundaci¨®n de la Polic¨ªa de Washington.
La frontera entre propaganda e informaci¨®n
Del encuentro entre autoridades y representantes de medios de comunicaci¨®n celebrado en Florencia se saca una primera conclusi¨®n: Ante ciertas situaciones terroristas son necesarias una serie de limitaciones a la informaci¨®n, mientras est¨¦ sucedi¨¦ndose un hecho terrorista. Limitaciones que deben de ser ampliamente compensadas con abundante informaci¨®n una vez resuelto el caso.Pero, ?qui¨¦n debe poner las fimitaciones a los medios de comunicaci¨®n? Aqu¨ª las opiniones se reparten. Mientras una minor¨ªa de los asistentes al congreso de Florencia opina que dichas limitaciones deben de llegar por la v¨ªa de un acuerdo entre med¨ªos de comunicaci¨®n y autoridades, la mayor parte de aqu¨¦llos insisten en que tienen que ser los propios peri¨®dicos, emisoras de radio y televisi¨®n los que se autolimiten. Y dicha autolimitaci¨®n, piensan, debe de llegar a trav¨¦s de un consenso entre los directores de los medios o personas responsables de la informaci¨®n de los mismos, una vez estudiados aquellos casos que pueden afectar gravemente a la seguridad de los ciudadanos, a la del Estado o a la vida de las democracias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.