El "polvor¨ªn" andaluz
Secretario general del Partido del Trabajo de Andaluc¨ªa (Federaci¨®n Andaluza del PTE)
Durante estos d¨ªas, Andaluc¨ªa vuelve a estar en primer plano de la atenci¨®n de la prensa, de los partidos y del propio Gobierno. Se suceden r¨¢pidos y nerviosos encuentros en los pasillos de las Cortes entre l¨ªderes de fuerzas pol¨ªticas de significaci¨®n, al menos en apariencia, muy diversa, vuelve a plantearse -con finalidad claramente disuasoria respecto a los jornaleros sin tierra-, el fantasma de Casas Viejas, y se pronuncian frases tan tremendistas como la de Santiago Carrillo definiendo (?acusando?) a Andaluc¨ªa nada menos que como ?el polvor¨ªn que podr¨ªa acabar con la naciente democracia?.
No es por casualidad, ni porque en el verano los temas sean tradicionalmente escasos, por lo que todos miran, otra vez, a Andaluc¨ªa. Parece claro que, aparte la gravedad creciente de la situaci¨®n econ¨®mica y social del pa¨ªs andaluz, que en s¨ª rnisma, por su car¨¢cter permanente, incluso ha dejado de ser ?noticia?, son las jornadas del 12 y 13 de julio las que atraen hoy tantas miradas por una u otra causa expectantes.
Algo parecido ocurri¨® ya a finales de febrero cuando los jornaleros del Sindicato de Obreros del Campo; por primera vez desde la guerra civil, ocuparon simb¨®licamente en varios lugares de la Baja Andaluc¨ªa algunas fincas sin cultivar, en una jornada que el prestigioso historiador Edward Malefakis calificara de hist¨®rica, aunque alg¨²n comentarista y ciertos partidos y sindicatos la considerasen como ?un fracaso?, quiz¨¢ porque esperasen (?o tambi¨¦n, inconscientemente, deseasen?) incidentes violentos que la responsabilidad de los l¨ªderes del SOC y la cordura que, en general, mostraron las fuerzas de orden p¨²blico lograron afortunadamente evitar.
Ahora, el Sindicato Andaluz de Trabajadores, en proceso de constituci¨®n impulsado por la CSUT, donde se integra el SOC, ha promovido para el 12 y 13 unas nuevas jornadas bajo el lema ?Un¨¢monos por soluciones eficaces para Andaluc¨ªa?, en las que van a exigirse medidas para el campo, la industria, la pesca, la miner¨ªa y los servicios, que, partiendo de las amplias e infraexplotadas posibilidades de la regi¨®n ponga a ¨¦sta en una v¨ªa distinta a la actual de creciente subdesarrollo.
Es una realidad que la ¨²nica pol¨ªtica que el Gobierno tiene para Andaluc¨ªa es la que muchos han denominado de ?subvenci¨®n del orden p¨²blico?, consistente en conceder con cuentagotas varios cientos o unos pocos de miles de millones cuando la prolongada ausencia de trabajo y la inexistencia de fondos contra el paro hacen temer a las autoridades alteraciones de la ?paz ciudadana? por parte de los miles de parados de cada pueblo. O cuando, como ahora, se anuncian unas jornadas de lucha, que en este caso han conseguido ya un ¨¦xito inicial con su sola convocatoria y el anuncio oficioso de que se iban a producir de nuevo ocupaciones de tierras y de algunos organismos p¨²blicos: la concesi¨®n urgente de 2.000 millones de pesetas (que dar¨¢n para treinta d¨ªas escasos de trabajo a los parados agr¨ªcolas), para intentar frenar las propias jornadas. Intento en que parecen coincidir los intereses del Gobierno y de los sindicatos reformistas, que si en Andaluc¨ªa llegan incluso a convocar huelgas generales ¨¦stas son ¨ªnocuas ya que no poseen otro objetivo que ?expresar la protesta contra el paro? o ?pedir fondos para el empleo comunitario?, sin que jam¨¢s lleguen a reivindicar un conjunto de medidas concretas de realizaci¨®n posible en el actual marco pol¨ªtico, como est¨¢ haciendo el SAT al exigir la promulgaci¨®n de leyes espec¨ªficas (con anteproyecto preparado) de Laboreo Forzoso, de Repoblaci¨®n Forestal, de Vivienda Rural o de Jubilaci¨®n Anticipada, o la constituci¨®n de un fondo de recuperaci¨®n contra el paro, o la anulaci¨®n del tratado pesquero con Marruecos.
Pero es que, junto a este planteamiento sindical, ofensivo y responsable y no puramente defensivo y apegado al mal menor (?menor?, ?para qui¨¦nes?), en Andaluc¨ªa se refuerza cada d¨ªa m¨¢s la conciencia de que el inicio de la soluci¨®n de los grav¨ªsimos problemas regionales no puede tener otro cauce que el de un Gobierno aut¨®nomo con poderes reales que tome en sus manos firmemente la defensa de los intereses del pueblo andaluz. Un sindicalismo de clase para los trabajadores y un regionalismo decidido, radical -es decir, que tenga en cuenta de forma consecuente las ra¨ªces reales de los problemas de la regi¨®n-, por parte de todos los sectores progresistas del pueblo andaluz son las dos claves imprescindibles y obligatoriamente complementarias en la lucha por un futuro mejor para Andaluc¨ªa.
Por eso, la constituci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa fue recibida de forma esperanzada por un pueblo que el 4 de diciembre hab¨ªa salido a la calle en las ocho provincias e incluso en la ?novena?, en Madrid y Barcelona, uniendo a sus gritos y pancartas en favor de la autonom¨ªa otros que exig¨ªan ?m¨¢s trabajo y menos paro?, ?inversiones para la regi¨®n?, ?escuelas gratuitas? y varios m¨¢s demostrativos de que no s¨®lo se trataba -aunque tambi¨¦n- de conseguir contemplar la verde, blanca y verde en el balc¨®n de nuestros edificios p¨²blicos, sino sobre todo de conquistar ¨®rganos de autogobierno que hicieran posible la plasmaci¨®n de estas reivindicaciones.
Y ello explica tambi¨¦n la verdadera campa?a de obstaculizaciones, boicots e ¨ªncluso afrentas de que est¨¢n siendo objetos desde el momento mismo de su constituci¨®n la Junta de Andaluc¨ªa y su propio presidente, el magistrado Pl¨¢cido Fern¨¢ndez Viagas, socialista hoy pero comprometido desde mucho antes, en las filas de Justicia Democr¨¢tica, en los dif¨ªciles a?os de la dictadura: no asistencia de delegados provinciales de diversos ministerios a reuniones informativas convocadas por los correspondientes consejeros de la Junta, falta de respuesta de nada menos que seis de los ocho gobernadores civiles a un escrito en el que se ped¨ªan ciertos datos acerca del problema del paro, continuos ?fallos? y ?olvidos? en materia de protocolo, formaci¨®n de una Coordinadora de Diputaciones, sin base legal alguna y con funciones paralelas que si, por presi¨®n de la propia Junta acaba de disolverse lo ha hecho puntualizando que, ella supon¨ªa la mejor garant¨ªa de colaboraci¨®n r¨¢pida con el organismo preautonomico.
De lo que se trata, en definitiva, por parte de la Administraci¨®n central y perif¨¦rica, es de conseguir el deterioro de la imagen de la Junta, minimizando su presencia e incluso procurando ridiculizarla, para que el pueblo le vuelva la espalda ante su falta de operatividad o incluso se desentienda de ella, olvidando su propia existencia.
Es este objetivo el que explica la oleada de prohibiciones contra las m¨¢s de ochenta manifestaciones que el Partido del Trabajo de Andaluc¨ªa hab¨ªa convocado simult¨¢neamente para el d¨ªa 12 en otros tantos lugares de la regi¨®n, uniendo la exigencia de soluciones eficaces para los problemas de ¨¦sta al respaldo decidido de la Junta de Andaluc¨ªa. Dichas prohibiciones est¨¢n claramente encaminadas a tratar de impedir el apoyo popular a la Junta en unos momentos en que su propio presidente se lamenta, en declaraciones a la prensa, de la falta de colaboraci¨®n de los representanles de la Administraci¨®n y habla incluso de que algunos pretenden dinamitarla.
En especial, es muy grave la prohibici¨®n de una gran concentraci¨®n el d¨ªa 13 en Sevilla, ante la sede provisional de la Junta, dentro de la campa?a del PTA ?Defendamos Andaluc¨ªa, poderes para la Junta?, a la que, si bien los restantes partidos con influencia en la regi¨®n no quisieron adherirse, el propio Pl¨¢cido hab¨ªa manifestado p¨²blicamente su agradecimiento y aceptaci¨®n.
En la comunicaci¨®n oficial denegatoria, el gobernador civil de Sevilla llega a afirmar -?fijaci¨®n de otros tiempos, burla sarc¨¢stica?- que la prohibici¨®n se realiza ?precisamente en preservaci¨®n y salvaguarda de? prestigio de la propia Junta? y ?en defensa del buen nombre del ¨®rgano preauton¨®mico regional?, alegando la coincidencia con las acciones contra el paro y en demanda de medidas urgentes organizadas por el SAT. Lo que hizo que el consejo permanente de la Junta, en su reuni¨®n del d¨ªa 8, censurase que el Gobierno Civil no le hubiera comunicado previamente las razones de la prohibici¨®n y agradeciese al PTA su apoyo y colaboraci¨®n.
De cualquier forma, est¨¢ claro que para las fuerzas conservadoras la autonom¨ªa andaluza es un
Peligro que est¨¢n tratando de neutralizar, m¨¢xime cuando ya en las elecciones generales la izquierda fue mayoritaria y la tendencia en esa misma direcci¨®n est¨¢ creciendo. De aqu¨ª las agresiones, tanto reales como simb¨®licas, a la Junta de Andaluc¨ªa, que son agresiones al propio pueblo andaluz, ya que representa a ¨¦ste independientemente incluso de quienes sean los hombres que la compongan en cada momento concreto.
De aqu¨ª tambi¨¦n la absoluta necesidad de que todos los partidos con presencia significativa en la regi¨®n que est¨¦n dispuestos a comprometerse decididamente en la defensa de Andaluc¨ªa, asumamos conjuntamente una gran campa?a de respaldo popular a la Junta, exigiendo la transferencia urgente de funciones y capacidades desde las Diputaciones y la Administraci¨®n central y avanzando al m¨¢ximo en los trabajos de elaboraci¨®n del definitivo Estatuto de Autonom¨ªa.
Y si algunos, c¨®mo lamentablemente hay que esperar, senalaran que este compromiso supondr¨ªa un factor de ?desestabillizaci¨®n? que podr¨ªa incendiar el ?polvor¨ªn andaluz?, habr¨ªa que responder que quienes act¨²an en favor de la desestabilizaci¨®n son precisamente aquellos que se niegan a abrir perspectivas concretas y metas parciales de esperanza a nuestros hombres y mujeres; aquellos que dejan a nuestros trabajadores en brazos de la desesperaci¨®n, que es siempre mala consejera; aquellos por cuya falta de actuaci¨®n adecuada se sienten traicionados o abandonados muchos andaluces.
Si no existiese una fuerza pol¨ªtica que diese cauce decidido pero controlado y responsable, a la justa protesta, se?alando objetivos avanzados pero posibles en el actual marco pol¨ªtico y con la presente correlaci¨®n de fuerzas, amplias masas andaluzas, sobre todo en el campo, estar¨ªan hoy otra vez so?ando con las ut¨®picas ideas del ?gran d¨ªa? y dispuestas no ya a entablar reivindicaciones y objetivos parciales de forma organizada sino a emprender una ?lucha final? que ser¨ªa hoy completamente voluntarista, est¨¦ril y negativa para todos. Y esto si no hubiera aparecido ya alguna especie de terrorismo similar al de otros lugares del Estado. ?Qui¨¦nes constituyen, entonces, realmente, por encima de los t¨®picos grandilocuentes y a menudo demag¨®gicos al uso, factores de estabilizaci¨®n y qui¨¦nes de desestabilizaci¨®n de la democracla en la sin duda m¨¢s grave situaci¨®n de Andaluc¨ªa? ?Y cu¨¢ndo algunos van a dejar ya de hablar de polvorines, posibles explosiones y otros t¨¦rminos. de connotaci¨®n violenta y militar para referirse, llanamente, a los problemas reales, y sobre todo a las soluciones del pueblo andaluz?
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