Fuerte impulso a la investigaci¨®n agraria en Espa?a en los ¨²ltimos a?os
El d¨¦ficit de la balanza comercial agraria es uno de los fundamentales problemas con que se enfrenta el sector agrario en Espa?a. El asunto ya viene de lejos y ha visto pasar los a?os sin que las t¨ªmidas medidas adoptadas por los sucesivos titulares del Ministerio de Agricultura hayan dado el resultado apetecido. En el sector agrario, igual que en el industrial, cualquier intento de suprimir importaciones y equilibrar su balanza comercial pasa obligadamente por la investigaci¨®n y el desarrollo tecnol¨®gico.
A lo largo de los ¨²ltimos a?os y bajo la tutela financiera y t¨¦cnica del Banco Mundial, Espa?a ha ido desarrollando una muy importante red a lo largo y ancho de todo el territorio nacional de centros de investigaci¨®n agraria que, por los resultados obtenidos merece, sin duda, una atenci¨®n preferente, m¨¢xime cuando se trata de un pa¨ªs que, como Espa?a, los recursos dedicados a la investigaci¨®n tecnol¨®gica han estado relegados de cualquier tipo de previsiones realizadas por los dirigentes pol¨ªticos.Nueve Centros Regionales de Investigaci¨®n Agraria (Crida) con sus respectivos departamentos de investigaci¨®n diseminados por sus ¨¢reas de competencia, todos ellos con un equipamiento t¨¦cnico m¨¢s que aceptable; m¨¢s de ochocientos titulados de grado medio y superior, buena parte de ellos con ampliaci¨®n de estudios al lado de los mejores expertos mundiales en investigaci¨®n agraria, y la coordinaci¨®n del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA), ¨®rgano del Ministerio de Agricultura, son un claro exponente del nivel de desarrollo que ha alcanzado la investigaci¨®n agraria en Espa?a, pa¨ªs que cuenta con un sector agrario con un cierto peso espec¨ªfico dentro del Producto Interior Bruto.
El sector agrario, como el resto de las actividades econ¨®micas en Espa?a, ha visto cubiertas sus deficiencias utilizando la v¨ªa de la importaci¨®n, sin haberse preocupado por hallar soluciones que permitiesen una sustituci¨®n parcial de los productos importados, una mejora de nuestra ganader¨ªa o un mayor incremento de su productividad. En este orden de cosas la situaci¨®n para un pa¨ªs como Espa?a ha llegado a l¨ªmites insostenibles: Tenemos una fuerte dependencia exterior de piensos, para lo cual debemos importar grandes cantidades de ma¨ªz y semillas oleaginosas, hasta el punto que en 1976 estas dos importaciones se situaban en cuarto y tercer lugar, respectivamente, de las importaciones espa?olas, detr¨¢s de las compras de petr¨®leo y de productos qu¨ªmicos org¨¢nicos.
Pero no solamente son estos temas los prioritarios dentro de la investigaci¨®n agraria en Espa?a, hay otros importantes y de enorme incidencia dentro del sector primario espa?ol. Cabr¨ªa enumerar los programas de lucha contra las enfermedades de los productos agr¨ªcolas y el estudio y control de las plagas y enfermedades, con especial referencia a los m¨¦todos de lucha qu¨ªmica, natural e integrada, contra dichos agentes; lucha contra la peste porcina y contra la parasitolog¨ªa animal transformaci¨®n de tierras; mejora de las producciones y todos los aspectos relacionados con ellas, desde el cultivo a la recolecci¨®n; producci¨®n forestal; ecolog¨ªa; agua y suelo, y econom¨ªa y desarrollo agrario.
Los Crida, en un n¨²mero de nueve, se encuentran situados en igual n¨²mero de ¨¢reas geogr¨¢ficas naturales, encarg¨¢ndose de cubrir las dos zonas en donde no existe todav¨ªa ning¨²n centro de investigaci¨®n los m¨¢s pr¨®ximos y afines.
La labor de estos centros est¨¢ dedicada, por una parte, a programas de investigaci¨®n de car¨¢cter nacional, cuyo inter¨¦s rebasa el de la propia regi¨®n, y por otra, a la resoluci¨®n de los problemas exclusivos del entorno de su ¨¢rea natural. Cada Crida cuenta con una serie de unidades perif¨¦ricas distribuidas por la regi¨®n, que ayudan a una descentralizaci¨®n de la tarea investigadora y de la gesti¨®n.
Falta de planificaci¨®n
Hasta ahora el investigador ha elegido el nivel de objetivo que solicita, teniendo en cuenta su preparaci¨®n y sus gustos personales, debido principalmente a que no ha existido dentro del INIA una pol¨ªtica planificadora en tomo a la investigaci¨®n. Este es quiz¨¢ el m¨¢ximo reproche que se puede hacer a la labor investigadora de los centros, aunque los logros alcanzados por los investigadores han sido importantes desde el punto de vista cient¨ªfico y desde el punto de vista de su aplicaci¨®n pr¨¢ctica, aunque en estos ¨²ltimos ha fallado en buena medida su difusi¨®n a la opini¨®n p¨²blica y especialmente a los agricultores, que a la postre son los principales destinatarios de los logros obtenidos por la investigaci¨®n.Los expertos del sector consideran como otro de los puntos d¨¦biles de la pol¨ªtica de investigaci¨®n agraria de Espa?a la falta de evaluaci¨®n econ¨®mica de los resultados aplicables, por lo que resulta que un ¨¦xito desde el punto de vista cient¨ªfico puede resultar inaplicable en la pr¨¢ctica por ser antiecon¨®mico.
Al realizar el estudio de los logros del INIA nos encontramos con que los resultados pr¨¢cticos, aplicables por la agricultura o la industria derivada, son muy escasos, predominando los resultados intermedios. Dentro de los resultados pr¨¢cticos, muy pocos est¨¢n evaluados (¨²nicamente los han encontrado en maderas). El resto puede evaluarse sin incidencia positiva (con ciertas reservas), pero no es posible hacerlo del coste de aplicaci¨®n.
El dinero, factor fundamental
El INIA tiene un presupuesto anual cifrado en tomo a los 2.000 millones de pesetas, de los cuales cerca de 1.300 van destinados a sueldos de personal, trescientos a compra de material y setenta a becas y subvenciones, cuotas a organismos internacionales y otras transferencias.Esta cifra, en opini¨®n de los expertos, resulta realmente insuficiente para llevar a cabo un coherente programa a largo plazo de investigaci¨®n agraria. As¨ª nos encontramos con que los titulados superiores que prestan su labor diaria en estos centros de investigaci¨®n tienen unas remuneraciones que no est¨¢n en absoluto acordes con su labor y con los conocimientos que este tipo de trabajo requiere. Una medida ponderada de los titulados superiores que se dedican a la investigaci¨®n dentro del INIA nos indica que sus salarios oscilan entre las 40.000 y 50.000 pesetas mensuales. En estos momentos la principal aspiraci¨®n de estos investigadores es que el Ministerio de Agricultura les reconozca la dedicaci¨®n plena, dedicaci¨®n que est¨¢n realizando en la actualidad, sin que ¨¦sta les sea admitida.
Otro aspecto que requiere especial atenci¨®n es la participaci¨®n del sector privado en la financiaci¨®n de las investigaciones. En este sentido cabe resaltar que en varios Crida las cooperativas, organizaciones aportadoras o comercializadoras vienen a participar en el presupuesto investigador (no se incluyen salarios) con un 40-45 % de la inversi¨®n, porcentaje ¨¦ste que es considerado como muy bajo si se tiene en cuenta que es el sector privado el principal receptor de las investigaciones.
Respalda esta afirmaci¨®n el hecho de que en otros pa¨ªses es el sector privado el que cuenta con sus propios centros de investigaci¨®n, independientemente de los que pueda contar el Estado.
La investigaci¨®n agraria debe ser el instrumento orientador de toda pol¨ªtica de cultivos, que si bien tropieza en nuestro pa¨ªs con la deficiente estructura de las explotaciones y una escasez de inversiones, no puede verse privada de un elemento orientador tan esencial. La escasa productividad del sector agr¨ªcola espa?ol tiene uno de sus or¨ªgenes m¨¢s relevantes en las t¨¦cnicas utilizadas, que en muchos casos llevan siglos sin experimentar una renovaci¨®n que, con la creciente necesidad de mecanizaci¨®n de las explotaciones, se hace imprescindible para que el sector agrario espa?ol deje de ser un peso.
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