Pablo VI: agon¨ªa y muerte sin dramatismo
Ser¨¢ enterrado el pr¨®ximo s¨¢bado
Ha sido una agon¨ªa y una muerte r¨¢pida, sin dramatismos ni triunfalismos. La opini¨®n p¨²blica italiana, que gozaba sus vacaciones, ha reaccionado sin la emoci¨®n de la muerte de Juan XXIII, pero s¨ª con mucho respeto para este Papa anciano que, sobre todo en el ¨²ltimo per¨ªodo de su vida, hab¨ªa demostrado una gran carga de humanidad. En todos est¨¢ a¨²n impresa su carta a ?vosotros, hombres de las Brigadas Rojas?, a los cuales pidi¨® de rodillas, en nombre de Cristo, la liberaci¨®n de su amigo Aldo Moro. Y en la semana pasada el abrazo al anciano laico y socialista Pertini, nuevo presidente de la Rep¨²blica italiana, quien apenas supo la noticia de la muerte del Papa escribi¨® un telegrama pre?ado de emoci¨®n, sin ning¨²n protocolo: ?Una particular emoci¨®n me aprieta el coraz¨®n al recordar la conversaci¨®n que tuve con Pablo VI en un terreno de gran humanidad y de rec¨ªproca comprensi¨®n?. Pertini dice en su telegrama al cardenal secretario de Estado que con Pablo VI ?desaparece un gran Pont¨ªfice, una gu¨ªa espiritual y un int¨¦rprete de las aspiraciones de los pueblos a la paz, a la justicia social y a la solidaridad universal.?Todas las fuerzas pol¨ªticas, desde la derecha hasta la extrema izquierda, acaban de reconocer a Pablo VI, no obstante su tormento interior y sus dudas constantes. una gran misi¨®n universal de paz, una lucha sincera por los pobres del Tercer Mundo, un gran empe?o de di¨¢logo y una preocupaci¨®n constante por la unidad de la Iglesia, y al mismo tiempo una gran delicadeza con sus enemigos. Se muri¨® sin excomulgar a su mayor cr¨ªtico, el rebelde arzobispo franc¨¦s Lef¨¨bvre, que le acus¨® hasta el ¨²ltimo momento de ?hereje? y de ?traidor a la tradici¨®n de la .Iglesia?.
La opini¨®n de Benelli
El cardenal Benelli, que fue uno de sus mayores colaboradores y amigo ¨ªntimo, declar¨® en una entrevista para la radio italiana en el ochenta aniversario de Pablo VI que lo hab¨ªan hecho sufrir siempre mucho m¨¢s los extremistas conservadores que los progresistas. Pablo VI no pudo nunca olvidar que durante toda su vida, antes de llegar al trono de Pedro, hab¨ªa sido siempre criticado como ?revolucionario? por la parte m¨¢s conservadora de la curia romana.
En recuerdo de la triste historia de la muerte de P¨ªo XII, que tuvo lugar precisamente en Castelgandolfo hace veinte a?os, esta vez el Vaticano dar¨¢ s¨®lo una fotograf¨ªa oficial de Pablo VI muerto. Como manda el ritual, su cuerpo estar¨¢ expuesto al p¨²blico en San Pedro durante tres d¨ªas. A¨²n no ha sido, a la hora de redactar esta cr¨®nica, decidido el d¨ªa exacto del c¨®nclave que deber¨¢ elegir al nuevo Papa. No podr¨¢ ser de todos modos, antes de quince d¨ªas.
El pr¨®ximo Papa
Desde este momento, mientras los romanos y los turistas se recogen en oraci¨®n en Castelgandolfo y en la plaza de San Pedro, ha empezado lo que se llama la ?gran pol¨ªtica? de la elecci¨®n del nuevo pont¨ªfice. La prensa subraya que Pablo VI deja un ?gran vac¨ªo?. No es un momento f¨¢cil para la iglesia dividida entre quienes viven ya en el pr¨®ximo Concilio considerando el Vaticano II superado y quienes luchan a¨²n para enterrarlo como un concilio que produjo el ?nuevo modernismo? de la Iglesia. Los mayores expertos piensan que esta vez antes de hablar de papables es necesario hablar qu¨¦ imagen de Papa se desea crear despu¨¦s de estos a?os de profunda investigaci¨®n teol¨®gica acerca de la eclesiolog¨ªa, Y de qu¨¦ Papa para qu¨¦ pol¨ªtica de la Iglesia, porque hoy se sabe, por ejemplo, que Am¨¦rica Latina dentro de muy poco contar¨¢ con la mitad de los cat¨®licos del mundo, que la mayor primavera de vocaciones religiosas se observa en las iglesias del Tercer Mundo; que est¨¢ en plena ebullici¨®n el di¨¢logo entre cristianismo y marxismo. Se trata de saber si la Iglesia se prepara a un nuevo Concilio ?dogm¨¢tico? que condene errores como la curia deseaba que fuera el Vaticano II y que Juan XXIII y despu¨¦s Pablo VI convirtieron en su Concilio de ?renovacion pastoral?, o bien hacia un Concilio que d¨¦ respuesta a. las interrogantes abiertas por el Vaticano II y que el pontificado de Pablo VI no tuvo el valor de abordar.
S¨®lo despu¨¦s de la discusi¨®n de estos temas de fondo el c¨®nclave podr¨¢ decidirse a la elecci¨®n de uno u otro de sus miembros. De todos modos, la curiosidad. period¨ªstica y las primeras maniobras pol¨ªticas han empezado a lanzar los primeros nombres de papables.
En Italia, los tres personajes "favoritos? son monse?or Benelli, arzobispo de Florencia, que fue hasta el a?o pasado el sustituto de la secretar¨ªa del Papa y el gran confidente de Pablo VI; monse?or Ingnedoli, presidente del secretariado de los no cristianos, muy conocido internacionalmente porque ha dado cientos de veces la vuelta al mundo, v monse?or Baggio, prefecto de la Congregaci¨®n de Obispos que ha estado siempre en contacto con todo el episcopado mundial. Pero el juego apenas se ha abierto. La gran pregunta es si esta vez, cuando los italianos solos no pueden resolver la votaci¨®n, el nuevo Papa ser¨¢ de nuevo un italiano o bien un extranjero. En Italia la mayor¨ªa preferir¨ªa esta vez un no italiano para que no tuviera la tentaci¨®n de intervenir demasiado en la pol¨ªtica interna del pa¨ªs.
Elecci¨®n
Hasta la elecci¨®n del nuevo Papa, la Iglesia Cat¨®lica ser¨¢ gobernada por el secretario de Estado, el cardenal franc¨¦s Jean Villot. Villot fue nombrado ?camarlengo de la Santa Iglesia Romana? por Pablo VI el 16 de octubre de 1970 Muerto el Papa, el camarlengo asume todos los poderes en el palacio apost¨®lico, en el palacio lateranense de Roma y en los palacios de Castelgandolfo. Los cardenales que se reunir¨¢n en el c¨®nclave para la elecci¨®n del nuevo Papa deber¨¢n hacer ante Villot el juramento de mantener el m¨¢ximo secreto acerca de todo lo que suceder¨¢ durante el c¨®nclave.
En los ¨²ltimos cien a?os se dio s¨®lo un caso de secretario de Estado que fuera al mismo tiempo camariengo: el cardenal Eugenio Pacelli, secretario de P¨ªo XI. Villot fue nombrado secretario de Estado por Pablo VI el 30 de abril de 1969. Antes de Villot todos los camarlengos hab¨ªan sido siempre italianos. El gesto de Pablo VI fue interpretado como un deseo de internacionalizar la curia romana.
El cardenal Villot fue, junto con Benelli, el personaje clave en el pontificado de Pablo VI. Ambos entrar¨¢n a este c¨®nclave como papables.
Los cardenales del c¨®nclave
Tras la muerte de Pablo VI, los cardenales que participar¨¢n en el c¨®nclave son 116. En realidad, los cardenales actuales son 130, pero catorce de ellos han superado los ochenta a?os. Seg¨²n una norma creada por Pablo VI, en el c¨®nclave participan s¨®lo los cardenales que no han cumplido ochenta a?os de edad. De estos catorce cardenales, s¨®lo seis son Italianos.
La repartici¨®n geogr¨¢fica de los ?pr¨ªncipes de la Iglesia? es la siguiente: 65 europeos, 38 americanos, doce africanos y quince de Asia, Australia y Ocean¨ªa. El pa¨ªs que tiene m¨¢s cardenales es Italia, con veintisiete. Siguen Estados Unidos, con doce, y Francia y B¨¦lgica, con siete. Alemania tiene seis. Espa?a, cuatro. Ser¨¢ el mayor c¨®nclave de la historia. Al que eligi¨® a P¨ªo XII asistieron 63 cardenales y al de Juan XXIII, s¨®lo 51. Esta vez, seg¨²n las nuevas normas establecidas por Pablo VI, la elecci¨®n del nuevo Papa no ser¨¢ anunciada con la tradicional ?humareda blanca?. Ser¨¢ todo m¨¢s sencillo y moderno: con un comunicado oficial del Vaticano.
Por primera vez, el n¨²mero de pr¨ªncipes de la Iglesia no europeos que componen el colegio cardenalicio es superior a la cifra total de continentales, se incorpora as¨ª un nuevo elemento al proceso de elecci¨®n, que hace m¨¢s dif¨ªcil cualquier conjetura sobre la persona que puede salir elegida.
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