El Rey, a Argentina

?El r¨¦gimen argentino parece claramente deslizarse hacia un proceso de normalizaci¨®n. No se trata de palabras m¨¢s o menos carentes de significado, sino de datos y hechos, que permiten dar un mar en razonable de cr¨¦dito al prop¨®sito de cambio de la Junta Militar amentina. El respaldo que en todo caso, sismificar¨ªa la visita del Monarca e spa?ol habr¨ªa que entenderlo. precisamente al proceso de cambio democr¨¢tico y nunca a la consolidaci¨®n de la actual dictadura.Ni las relaciones internacionales pueden montarse sobre el desprecio o la indiferencia respecto a los derechos humanos, ni tampoco una naci¨®n puede convertirse a s¨ª misma en guardi¨¢n celoso de la ¨¦tica de gobierno.En la b¨²squeda honesta de ese equilibrio, manifestamos en su d¨ªa nuestra reticencia a la visita a Ir¨¢n. Lo har¨ªamos hoy, sin duda, si el viaje fuera al ChiIe que padece el terror pinochetista, pero no nos parece que ¨¦ste sea el caso de Argentina, donde las razones de es peranza pueden, incluso, verse fortalecidas por este viaje del Rey, donde, desde luego, los hechos objetivos ofrecen ya una imagen muy distinta a la de otros pa¨ªses En suma, creemos que el viaje real a la Rep¨²blica Argentina puede inscribirse en un plano de normalidad pol¨ªtica y puede contribuir a la aceleraci¨®n de un proceso de cambio que, en el momento actual, parece incuestionablemente en marcha en aquel pa¨ªs.?

19 agosto