"La libertad es ponerlo todo en cuesti¨®n"
Entrevista con Luis Eduardo Aute
Luis Eduardo Aute es uno de los autores y cantantes espa?oles que con m¨¢s coherencia y menos glamour han ido desgranando un trabajo que ha generado uno de los pocos persistentes cultos que existen en nuestro pa¨ªs. Luis Eduardo Aute parec¨ªa lejano, algo siniestro y tierno, encerrado enla ¨ªntima comunicaci¨®n que puede producirse alrededor de un disco sin gesto, sin expresi¨®n visual, puro sonido al cual s¨®lo es posible asociar la imagen err¨¢tica y moment¨¢nea de su foto en cualquier revista. Y, sin embargo, justo ahora, Aute, sale de su hibernaci¨®n y va a Cuba, invitado al Festival Mundial de la Juventud.
?Todo comienza de una forma bastante casual. Ya antes de ahora hab¨ªa cantado en alg¨²n festival de solidaridad con algo, pero lo que pasaba es que ten¨ªa miedo. Miedo a mis posibles limitaciones t¨¦cnicas, a no ser capaz de establecer la comunicaci¨®n adecuada con una masa que ha pagado para verte... Todo eso en disco se hace mucho m¨¢s indirecto, la responsabilidad se diluye. El caso es que, por cuestiones de amistad con Chicho S¨¢nchez Ferlosio y Moncho Alpuente, hago un par de recitales y me doy, cuenta de que me gusta, de que finalmente es una experiencia que tengo que realizar ya, ahora mismo. Y me lanzo al placer er¨®tico de comunicarme con la gente,No obstante, yo durante casi toda mi actividad, tanto en pintura como en la canci¨®n, siempre he mantenido una bipersonalidad muy acusada. Lo que me interesaba y me interesa es el hombre, sus contradicciones y el mundo externo que va impl¨ªcito en ellas. Esta comunicaci¨®n se puede mantener muy bien en el disco -en casa, el aparato, solos el disco y t¨², etc¨¦tera-. En el caso de los recitales, trato de mantenerla creando un estado tal de intimidad que reduzca la masa a un m¨ªnimo. Conseguir esto no es, por otra parte, una cuesti¨®n de susurros, se trata simplemente de no lanzar mensajes, sino datos que han de ser completados con las vivencias personales de cada uno de los que te escuchan.
Por otra parte, est¨¢n las canciones sat¨ªricas -que uno prefiere llamar pat¨¦ticas-. Para m¨ª son una distracci¨®n de la actividad general, aunque despu¨¦s resulten mucho m¨¢s ¨¢cidas que las de amor. Su patetismo reside, tal vez, en que al tomar a broma cosas muy graves, la componente tr¨¢gica de estas cosas se acent¨²a.
Pero resulta que, finalmente, toda canci¨®n es pol¨ªtica. Al fin y al cabo las posturas de cada uno en cualquier situaci¨®n es siempre pol¨ªtica, aunque no necesariamente politizada. A m¨ª me parece mucho m¨¢s efectivamente revolucionario El esp¨ªritu de la colmena que El puente, de Bardem, as¨ª como me parece mucho m¨¢s efectiva una pel¨ªcula de Woody Allen que otra de Rossi, por poner s¨®lo un par de ejemplos. En fin, lo subversivo puede ser aquello de plantear un lenguaje nuevo y ser conscientes de que la forma es el fondo. Si el fascismo se asienta en verdades inamovibles y universales, la libertad, l¨®gicamente, se asienta en las verdades que cambian, en ponerlo todo en cuesti¨®n.
Y esto ocurre en todo. Despu¨¦s de estar casi toda mi vida pintando, en este momento me deprime encerrarme en casa con unos pinceles o con un bol¨ªgrafo. Son las dudas que se me plantean en cuanto a la l¨ªnea experimental de Sarc¨®fago -que pienso continuar con la inclusi¨®n de elementos el¨¦ctricos y de ah¨ª ese primer avance de trabajo con Teddy Bautista en Albanta- y continuar al mismo tiempo haciendo canciones normales, que la gente puede cantar por la calle o donde quiera. Es el volver a reencontrarme con canciones antiguas como Rosas en el mar -que es la tercera- y darme cuenta de que me gustan. Es comprobar, despu¨¦s de no s¨¦ cu¨¢ntos discos, que puedo cantar mucho mejor de lo que lo hago, o de que llego m¨¢s alto. Imagino que todo ello es tratar de permanecer vivo, nada m¨¢s.?
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