La fobia anti-argelina
Recluir el problema al antagonismo Marruecos-Argelia es simplemente fraudulento; esa es la l¨ªnea del r¨¦gimen marroqu¨ª, que ve argelinos por todas partes (pronto ver¨¢ cubanos), pero que no ha conseguido exponer a la prensa internacional ni uno solo, despu¨¦s de MGala; y es la ¨²nica forma de descalificar el hecho saharaui, junto a los dichosos ?derechos hist¨®ricos?. Goytisolo reconoce virtudes en el r¨¦gimen argelino (?reconoce defectos en el marroqu¨ª?) a rega?adientes; por eso intenta descalificarlo tambi¨¦n, globalmente, mediante una definici¨®n de socialismo en pa¨ªses atrasados de indudable inter¨¦s: ?Capitalismo de Estado controlado por una peque?a o mediana casta de bur¨®cratas que expropia la plusval¨ªa del proletariado en beneficio de sus propios intereses.? No me suena esta definici¨®n, que tomar¨¢ de referencia el modelo argelino, pero le sugiero que intente ahora definir el capitalismo en pa¨ªses atrasados, a ver qu¨¦ sale; o a que informe de alguna tercera o cuarta v¨ªa que pueda haber encontrado.La man¨ªa eurocentrista
Poco hay que saber de Tercer Mundo y de socialismo (en general, sin apelar al dogma marxista,habitualmente chasqueado en estas altitudes) para que resulte inexistente un r¨¦gimen de ?libertad, participaci¨®n y democracia?, que Goytisolo parece encontrar en Marruecos. Esto me parece imposible, m¨¢xime si esperamos encontrarlo aplicando nuestros conceptos eurocentristas y convencionales, al pie de la letra burguesa.
La fobia anti-Bumedian parece tener sus ra¨ªces en el golpe de junio de 1965 que, para Goytisolo, pudo haber significado una degradaci¨®n de la revoluci¨®n argelina. La causa, por otra parte, de la liberaci¨®n de Ben Bella (que parece interesarle vivamente) es meritoria y me adhiero: espero que pronto pueda recuperar la libertad el l¨ªder enterrado en vida. Pero he visto con desolaci¨®n (?humanitarismo selectivo o cuantitativo?) que no firma manifiestos contra la represi¨®n -feroz, por cierto- en Marruecos. Seamos claros: esta postura anti-represi¨®n liquidar¨ªa la entusiasta experiencia marroqu¨ª del escritor.
Si el que el r¨¦gimen argelino ha perdido, me gustar¨ªa conocer la interpretaci¨®n a aquella guerra expansionista -muy hassanista- de octubre de 1963, desencadenada con el mismo lema que en el caso del Sahara. No me parece adecua do utilizar el ?paralelismo? entre aquel Estado sahariano que Francia quer¨ªa imponer a la naciente Rep¨²blica argelina con el proceso de emancipaci¨®n del Sahara occidental. ?Qui¨¦n ped¨ªa aquella inde pendencia sino Francia y sus aliados econ¨®micos? Desde luego, pensar que s¨®lo un ?Estado fantoche? puede tener lugar en el Sahara (antes sometido a Espa?a y ahora con respecto a Argelia), es decir, demasiado y, evidentemente, no mejora la situaci¨®n el convertirlo, en provincia anexionada.
Mantener el "statu quo"
Pero ?qui¨¦n invalida a priori la causa de la autodeterminaci¨®n: Argelia reconociendo a la RASD o Marruecos invadiendo militarmente el territorio? Goytisolo se escapa frecuentemente, apelando a la bestia argelina, cuando sus recursos no son del todo aiortunados. Proponer la autodeterminaci¨®n para los erguibats, chaambas y tuaregs argelinos, tema interesante para cuando ellos lo pidan, no hace sino sacar a flote la esperanza de que se transfieran territorios actualmente argelinos al marco del ?Gran Marruecos?.
La influencia de Argelia en un futuro Estado saharaui ser¨ªa evidente (y, por cierto, bien ganada). Y es verdad que Marruecos no estar¨ªa entonces en condiciones de, competir con esta influencia ni, mucho menos, de contagiar ese nacionalismo territorialista a los saharauis excluidos de la f¨¦rula de Rabat. Los anti-autodeterministas lo que quieren, es mantener como sea el actual statu quo, en cuya prolongaci¨®n basan su optimismo. Como Argelia, pacientemente, se opone a ello, resulta la enemiga que exaspera.
Creo que empe?arse en que la guerra la lleva Argelia es un error importante e interesado. La verdad m¨¢s parece estar en que el Ej¨¦rcito marroqu¨ª no re¨²ne condiciones pol¨ªticas y morales para enfrentar se a un en emigo heroico, con alta moral, buen armamento e ideales progresistas. Reconozcamos que ni el Ej¨¦rcito marroqu¨ª recuperador ha sido recibido con ramos de flo res ni est¨¢ exhibiendo un valor y un coraje parejos con el sentido ?hist¨®rico? que se le supone... En cualquier caso, la ayuda militar de Francia, EEUU e incluso Espa?a a Marruecos es muy superior que la de Argelia al Polisario.
?Qui¨¦n cerca a qui¨¦n?
?Qui¨¦n cerca a qui¨¦n? Argelia quiere salir al mar y, a ser posible, influir en un Estado saharaui progresista y agradecido. Pero para sacar al mar el hierro de Gara Yebilet tiene la mitad de distancia llev¨¢ndolo a Ifni que a El Aai¨²n.. Argelia quiere limitar el exp¨¢nsionismo territorial ( que la amenaza directa y claramente) y pol¨ªtico marroqu¨ª, cosa loable, a mi pobre entender. Marruecos quiere impedir el hegemonismo de Argel, en la perspectiva propia, pero tambi¨¦n francesa y norteamericana, y esto me preocupa personalmente, como progresista que me tengo.
Curiosamente, con la presencia espa?ola se manten¨ªa el equilibrio; tras la ?hist¨®rica? (si se me permite) salida de Espa?a del territorio todos quieren recuperar el equilibrio perdido, pero en ventaja propia. El problema es que el nacionalismo surgido en el Sahara occidental (o, para ser m¨¢s exacto, entre los saharauis, tambi¨¦n los que nomadean por Marruecos, Argelia y Mauritania) es diametralmente opuesto al marroqu¨ª, por la praxis (forzosamente anti-expansionista) y la ideolog¨ªa (progresista de la mejor especie).
He de reconocer que no es la pr¨¢ctica pol¨ªtica de los Estados lo que me admira, precisamente; pero as¨ª es la vida y la pol¨ªtica, como puede verse, especialmente, en Marruecos (y no s¨®lo en Argelia). La perversi¨®n del lenguaje revolucionario (Etiop¨ªa, quiz¨¢s Argelia, quiz¨¢s Angola, etc¨¦tera) es un hecho. Pero la perversi¨®n que afecta al lenguaje ?hist¨®rico? me parece m¨¢s c¨ªnica a¨²n. ?Derechos hist¨®ricos impuestos a punta de bayoneta!, Si de elaborar la lista de pecados se trata (internos y externos), reto a Goytisolo a que intente hacer, contra Argelia, una m¨¢s amplia que yo contra Marruecos.
Buteflika, buen ministro, chantaje¨® y chantajea con frecuencia. Pero decir que la guerra entre Espana y Marruecos (que yo considero imposible), en 1975, hubiera sido un desastre (para Espa?a, hay que entender) me parece otro chantaje a posteriori, con el fin de adormecer las buen as conciencias satisfechas del acuerdo tripartito.
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