Descontento entre los jugadores por el desprecio hacia el hockey sala
El pasado domingo, y durante la ceremonia de apertura de la III Copa del Mundo femenina de hockey, un grupo de deportistas, pancarta en ristre, exteriorizaron su descontento almacenado durante a?os y pidieron p¨²blicamente la dimisi¨®n del presidente de la Federaci¨®n, Joaqu¨ªn Dualde. Este, mientras tanto, termin¨® su discurso a pesar de gritos y abucheos. El elitismo de la modalidad de hierba y el desprecio del hockey sala, fueron las causas.
El hockey puede practicarse seg¨²n dos modalidades, en sala o en hierba. Las diferencias vienen dadas por la clase de terreno de juego (madera o cemento en el primero y hierba en el segundo), por sus dimensiones y tambi¨¦n por el n¨²mero de jugadores que entran en cada modalidad. El hockey sala naci¨® en Alemania como consecuencia de que las bajas temperaturas del invierno no permit¨ªan la pr¨¢ctica sobre hierba. A fin de que la actividad deportiva no quedase paralizada se cre¨® el complemento de la sala. Al cabo del tiempo, el n¨²mero de practicantes creci¨® y el hockey sala, por la espectacularidad y viveza de su juego, cobr¨® gran popularidad. Su pr¨¢ctica permit¨ªa al jugador adquirir con m¨¢s rapidez la t¨¦cnica del stick, facilitaba sus dotes de agilidad al tener que moverse en peque?os espacios y ampliaba su potencial f¨ªsico por no existir tiempos muertos. Las instalaciones eran m¨¢s baratas y estaban al alcance de centros e instituciones. Posteriormente, la RFA fue medalla ol¨ªmpica de hockey hierba en Munich.En Espa?a, pa¨ªs meridional, no existe tanto ese problema. Sin embargo, y comoquiera que un campo de hierba para hockey requiere un c¨¦sped especial y un esmerado cuidado, se convierte en una instalaci¨®n prohibitiva para una entidad modesta. Con la sala ocurre todo lo contrario, pues puede ser cubierta o al aire libre y en su terreno se pueden practicar, adem¨¢s, otros deportes. En opini¨®n de muchos entrenadores y t¨¦cnicos consultados, si la Federaci¨®n colaborase en la promoci¨®n del hockey sala el n¨²mero de practicantes subir¨ªa como la espuma y rebasar¨ªa con claridad al de hockey hierba. Ello no obstante, no significar¨ªa detrimento del hockey sobre hierba a nivel competitivo, sino todo lo contrario. El progreso de instalaciones de hierba artificial, adem¨¢s, aten¨²a las diferencias entre ambas, especialidades. En este aspecto, por ejemplo, el entrenador de las jugadoras hind¨²es reconoce la inferioridad de su equipo ante las holandesas, no s¨®lo por la cuesti¨®n f¨ªsica, sino por estar ¨¦stas acostumbradas a jugar en sala, con lo que se habit¨²an mejor a la hierba artificial.
Ante todos estos razonamientos, Joaqu¨ªn Dualde, presidente de la Federaci¨®n, manifiesta contradictoriamente su disconformidad. Seg¨²n su parecer, el jugador que se inicie en hockey sala jam¨¢s podr¨¢ servir para el hockey-hierba. Si acaso al encontrarlo: un jugador de hierba podr¨¢ perfeccionar su agilidad y potencia f¨ªsica practicando la modalidad de sala. Niega que el hockey en sala haya potenciado el hockey hierba alem¨¢n, sino que con su masificaci¨®n ha contribuido a bajar su nivel con respecto a Munich. A esta cuesti¨®n hay que se?alar, sin embargo, que la RFA result¨® vencedora en la Copa de Europa celebrada a primeros del presente mes. De todas formas, Dualde se confirma en la creencia de que la modalidad de sala deber¨¢ estar siempre en un segundo plano. Si no es as¨ª, ¨¦l abandonar¨ªa el hockey.
Para el presidente la selecci¨®n absoluta
Todos los sectores descontentos con la gesti¨®n del presidente de la Federaci¨®n le culpan de dedicar toda su atenci¨®n a la selecci¨®n nacional absoluta, a la que dedica la mayor parte del presupuesto. Con ello, no ha conseguido que dicho deporte deje de ser una modalidad de ¨¦lite en la que los mismos apellidos se repiten generaci¨®n tras generaci¨®n. A este respecto, el mismo presidente aclar¨® los cuatro objetivos que orientan su actividad desde que tom¨® posesi¨®n de su cargo: campos de hierba artificial para Espa?a, clasificaci¨®n para la Copa de Europa en Amsterdam, quinto puesto en la Copa del Mundo de Bombay y clasificaci¨®n para los Juegos Ol¨ªmpicos de Mosc¨². Como se puede apreciar, ninguna menci¨®n para la sala y otras categor¨ªas.El hockey en sala, por otro lado, careci¨® de seleccionador nacional durante casi cuatro a?os, aunque ahora se ha encomendado esta labor a Horst Wein, entrenador y seleccionador de hierba, de nacionalidad alemana. Tampoco en cuatro anos ha existido actividad internacional en dicha modalidad. Dualde dice al respecto que nuestro nivel en sala es tan bajo que si acudimos a alg¨²n campeonato internacional ser¨ªamos vapuleados y luego la a criticar¨ªa el mal papel de los espa?oles. De. todas formas, se refiri¨® a una planificaci¨®n a cuatro a?os vista para elevar tal nivel. Nos alejar¨ªamos de competiciones internacionales y nos dedicar¨ªamos a realizar una concentraci¨®n con alemanes y, si acaso, una gira por dicho pa¨ªs.
Las quejas tambi¨¦n est¨¢n dirigidas hacia Horst Wein. Al parecer, cobra cerca de los dos millones de pesetas de contrato directamente del Consejo Superior de Deportes. Joaqu¨ªn Dualde, m¨¢ximo responsable del hockey, reconoce no saber la cifra exacta- aunque supone sobrepase el mill¨®n.
Por ¨²ltimo, la Federaci¨®n Gallega Sur est¨¢ dispuesta a demostrar que el citado Wein, en una gira celebrada antes de las elecciones, donde prometi¨® iba a realizar cursillos, pas¨® a la misma una factura de los gastos de estancia tanto de ¨¦l como de su mujer, cuesti¨®n esta que no compete a una federaci¨®n regional, sino a la Espa?ola, la cual l¨®gicamente ha de pagarle sus dietas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.