La imprevisi¨®n oficial fomenta el desprestigio de los maestros
A las puertas de los colegios, en presencia de sus hijos, las madres han ironizado durante estos d¨ªas sobre las largas vacaciones de los maestros, la lentitud en la iniciaci¨®n de la actividad escolar normal, los recreos que se alargan indefinidamente, las prolongadas reuniones de los claustros o el absurdo que supone la adjudicaci¨®n de un aula de primero de EGB a un maestro que posee la condici¨®n de licenciado en ciencias exactas, en base al argumento de que ha sido el ¨²ltimo en incorporarse y tienen preferencia para elegir curso los m¨¢s antiguos.Por otra parte, la irritaci¨®n de miles de familias que ven c¨®mo, un a?o m¨¢s, se les escapa de las manos ese puesto escolar prometido ha sido la t¨®nica dominante en la primera semana del curso tanto en determinados pueblos y barrios de Madrid (Fuenlabrada, Alcal¨¢ de Henares, M¨®stoles, Arganda, Majadahonda ... ) como en un buen n¨²mero de provincias espa?olas. Estas mismas familias han asistido asombradas al espect¨¢culo que a diario se ha producido en las delegaciones provinciales de Educaci¨®n y Ciencia: maestros y licenciados en paro que solicitan un puesto docente; opositores aprobados que piden una plaza que no existe; maestros desplazados a la fuerza que quisieran recuperar su plaza; profesores en vacaci¨®n forzosa que esperan su nombramiento; interinos suspendidos en las ¨²ltimas oposiciones, despu¨¦s de veinte a?os de ejercicio docente, que exigen se reconsidere su supenso...
La inexistencia de un reglamento que racionalice todos los aspectos de este gigantesco caos propicia el desprestigio de los centros docentes estatales y el de su profesorado, y contribuye a embellecer la imagen de cierto sector importante de la ense?anza privada, como han denunciado una y otra vez los representantes sindicales de aquellos profesores.
Los llamados ?colegios de ¨¦lite?, con un profesorado estable, un calendario m¨¢s r¨ªgido y una estricta concepci¨®n empresarial,. acrecientan as¨ª su chance con vistas al generoso reparto de ayudas econ¨®micas futuras, que, en t¨¦rminos de pura rentabilidad, ser¨¢ dif¨ªcil negarles.
Un ejemplo de ese desprestigio de los profesores y una clara consecuencia de hasta d¨®nde llega a veces la irritaci¨®n de los padres ha tenido ocasi¨®n de vivirla la directora del instituto madrile?o de bachillerato G¨®mez Moreno. Hace un par de d¨ªas su coche fue destrozado a pedradas. El hecho ha sido comentado, que no denunciado por los propios profesores del centro en una carta dirigida al director de este peri¨®dico.
?No se, trata -dicen los profesores- de una gamberrada de tipo habitual, sino del acto de desesperaci¨®n de una persona, que, como tantas otras, casi quinientas en este centro, no podr¨¢n tener plaza para el curso 1978-79. Los padres de familia, fiados en las promesas de escolarizaci¨®n total anunciada a bombo y platillo por el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, consideran que los culpables de la situaci¨®n son los directores de los centros a los que agobian con protestas acompa?adas de insultos, bien fundadas pero mal dirigidas.?
La otra imagen del profesorado
La Administraci¨®n, por una parte, y los padres de manera refleja por otra, desconocen, sin embargo, el extraordinario potencial educativo que representa un amplio porcentaje de nuestro profesorado.A lo largo de los dos ¨²ltimos meses, cerca de 30.000 maestros han asistido a las numerosas escuelas de verano organizadas en muchas localidades espa?olas, poniendo de manifiesto una concepci¨®n progresista de la escuela y un af¨¢n de superaci¨®n y de renovaci¨®n pedag¨®gica insuficientemente conocido cuando no minimizado por las propias autoridades, educativas.
Una destacada personalidad del actual equipo ministerial de Educaci¨®n y Ciencia ha calificado al movimiento de las escuelas de verano de ?sarampi¨®n pasajero?.
El calificativo resulta bastante fr¨ªvolo para quienes hemos asistido como espectadores al desarrollo de la tercera edici¨®n de la Escuela de Verano de Madrid organizada por Acci¨®n Educativa.
Mil doscientos cursillistas, entre los que los maestros representaban el 54% y los licenciados en diversas ramas el 24%, demostraron en los 136 cursillos simult¨¢neos que funcionaron las posibilidades reales que hay para hacer una escuela m¨¢s humana, alegre y ¨²til, y que existen alternativas claras y viables frente a una escuela de cuya suerte podr¨ªa ser un buen s¨ªntoma la inocente convicci¨®n con que los ni?os aseguran estos, d¨ªas a sus padres que el trabajo no es todav¨ªa muy serio porque a¨²n no tienen todos los libros.
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