El sistema municipal para controlar la contaminaci¨®n no merece cr¨¦dito
Las condiciones climatol¨®gicas que, en los ¨²ltimos d¨ªas, se han dado en Madrid han hecho pensar en que la contaminaci¨®n en la ciudad habla subido hasta l¨ªmites preocupantes. El Ayuntamiento desde el primer momento, se ha .empe?ado en asegurar que no existe tal contaminaci¨®n, a pesar de que eran muchos los ciudadanos que insist¨ªan en que s¨ª, sin dar una explicaci¨®n convincente a tal negativa, ¨²nicamente basado en los datos su ministrados por la llamada Red Autom¨¢tica de Control de la Contaminaci¨®n Atmosf¨¦rica.La explicaci¨®n que EL PAIS pudo obtener de esa visi¨®n de la contaminaci¨®n por parte de medios responsables es que, en una situaci¨®n climatol¨®gica como la presente, en la que imperan las altas presiones y las temperaturas elevadas, se produce una mayor refracci¨®n del aire, que da como consecuencia un efecto ¨®ptico de la sombra que las nubes proyectan sobre el suelo que hace apreciar una gran boina contaminante que se cierne sobre la ciudad.
Fiabil idad de un computador
Pero, llegados a este punto, el tema que se plante¨® ayer, durante la rueda de prensa con el alcalde de Madrid, es la fiabilidad que pueden ofrecer los datos suministrados por la red autom¨¢tica. Exactamente, la pregunta que se le hizo ayer al delegado de Saneamiento y Medio Ambiente es no ya si son ciertos o falsos los datos de esa red, sino si son reales o no.
Hay una serie de datos que propician estas dudas. En primer lugar, durante la rueda de prensa de ayer por la ma?ana, los informadores municipales recibieron una extensa informaci¨®n acerca de las condiciones actuales de la contaminaci¨®n en la ciudad, que inclu¨ªa una serie de gr¨¢ficos obtenidos por la propia red autom¨¢tica. Uno de esos gr¨¢ficos era resumen de los niveles de contaminaci¨®n sufridos por Madrid a lo largo de los ¨²ltimos cinco a?os, expresando el momento en que las mediciones que dieron lugar a ese gr¨¢fico comenzaban a proceder de la red autom¨¢tica. Es justamente a partir de ese momento cuando los niveles de contaminaci¨®n bajan hasta los m¨ªnimos previstos. La pregunta fue: ?no ser¨¢ que las mediciones ofrecidas por la red autom¨¢tica eran muy inferiores a las que daba la antigua -y dicen que caduca- red manual? La respuesta fue que no, que lo que pasaba es que, a partir de la fecha de entrada en funcionamiento de la red autom¨¢tica, las condiciones climatol¨®gicas de Madrid han sido tan buenas que han favorecido la reducci¨®n de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica en la ciudad.
Seg¨²n t¨¦cnicos privados consultados por EL PAIS, el equipo de medici¨®n y procesamiento de la actual red autom¨¢tica no est¨¢ homologado a nivel internacional por nadie, en tanto que otros equipos que hab¨ªan presentado sus ofertas al concurso que se convoc¨® en su d¨ªa para instalar la red s¨ª lo estaban. La respuesta del delgado municipal se redujo a decir que s¨ª, que el equipo estaba homologado por la agencia estadounidense dedicada a los problemas del medio ambiente. Sin embargo, no present¨® una documentaci¨®n que testificara la aseveraci¨®n.
Toma de muestras entre los ¨¢rboles
En el tema de la Fiabilidad que pueden ofrecer las mediciones realizadas por la red autom¨¢tica de control de la contaminaci¨®n, es importante considerar d¨®nde est¨¢n enclavadas las estaciones medidoras. Resulta curioso el hecho de que all¨ª donde se ha instalado una estaci¨®n medidora de la red autom¨¢tica ha dejado inmediatamente de funcionar la estaci¨®n de la red manual que exist¨ªa anteriormente, con lo que se ha perdido la gran oportunidad de comprobar exactamente si la red autom¨¢tica funciona hoy de acuerdo con las premisas de medici¨®n que han venido imperando en esta ciudad desde hace m¨¢s de cinco a?os.
Muchos. de los lugares que, en un principio, se se?alaron como los ¨®ptimos para que en ellos fuera instalada una estaci¨®n medidora de la red autom¨¢tica no han sido los que, al final, han recibido una instalaci¨®n de este tipo. Pero el caso m¨¢s espectacular es el de la estaci¨®n medidora que se encuentra en la plaza de Roma ,(antes, de Manuel Becerra).
En un principio, el sitio se?alado para ella era la esquina que, da a la calle del doctor G¨®mez Ulla. y a la calle de Alcal¨¢. Despu¨¦s, fue cambiada la ubicaci¨®n y se prefiri¨® -problemas de vibraciones, se dijo- la esquina entre G¨®mez Ulla -y la calle de Francisco Silvela, al lado de la Iglesia de Covadonga. Al final, la estaci¨®n medidora fue instalada dentro del parque de Eva Duarte, junto a la valla que limita con la plaza de Roma. Sin embargo, los sensores para la toma de muestras de esta estaci¨®n caen en me dio de las ramas de un ¨¢rbol, lo que parece presuponer que la medici¨®n de la contaminaci¨®n no ser¨¢ precisamente la misma que la que podr¨ªa realizarse en mitad de la plaza.
El delegado de Saneamiento insiste en que lo que hay que medir no es la emisi¨®n de contaminantes procedentes de los veh¨ªculos, sino la inmisi¨®n, es decir, la contaminaci¨®n que se deposita en la atm¨®sfera. Y a?adi¨® que, en este caso, la contaminaci¨®n es la misma en el centro de la plaza que bajo las ramas de un, ¨¢rbol.
La estaci¨®n de la plaza de Roma es la ¨²nica de las diecis¨¦is instaladas en la red autom¨¢tica que ofrece un nivel de conaminaci¨®n por anh¨ªdrido sulfuroso de cero microgramos por metro c¨²bico, lo que no se daba en la red manual en ning¨²n momento. Incluso, t¨¦cnicos consultados por este peri¨®dico han asegurado que un nivel de baja contaminaci¨®n ser¨ªa de unos quince microgramos por metro c¨²bico. Conclusi¨®n: no hay contaminaci¨®n en la plaza de Roma.
El Ayuntamiento, mientras tanto, fi¨¢ndose de los datos suministrados por su red autom¨¢tica de control de la contaminaci¨®n, asegura que est¨¢ redactando una nueva ordenanza municipal de contaminaci¨®n que permitir¨¢, gracias a su cuadro de sanciones anejo, establecer una autoridad con respecto a aqu¨¦llos que rebasen los l¨ªmites permitidos de contaminaci¨®n atmosf¨¦rica en la ciudad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.