"Los problemas del sexo, un creciente desaf¨ªo para la cultura contempor¨¢nea"
EL PA?S. Es muy duro contra quienes reprimen la sexualidad y acusa pr¨¢cticamente a todos: Am¨¦rica, URSS, la Iglesia, la familia, ?por qu¨¦?John Money. Ciertas actitudes modernas sobre la sexualidad en la pr¨¢ctica repiten la Inquisici¨®n, para la que el sexo era una manifestaci¨®n diab¨®lica. A la Inquisici¨®n han subsistido los valores de la conformidad con la ideolog¨ªa de la sociedad. Por eso, en realidad, tanto Estados Unidos como la Uni¨®n Sovi¨¦tica poseen la misma actitud inconsciente: el primero hacia los homosexuales y la segunda hacia los disidentes pol¨ªticos considerados contagiosos de epidemolog¨ªa. Cuantos poseen el poder forcejean para castrar toda forma de disidencia. El poder nos acusa a los investigadores en el campo sexual de ser demasiado condescendientes. Pero se olvidan que la libertad sexual es un derecho de nacimiento. Crear sentimientos de culpa en quienes ejercitan el derecho inviolable de la libertad sexual, presentarla como un tab¨² para poderla frenar, es un truco formidable para manipular a la gente. Los pol¨ªticos lo saben muy bien, por eso se mueven tanto para que se mantengan los tab¨²s.
P. ?Y la religi¨®n?
R. Es un tema important¨ªsimo. En el congreso de sexualidad m¨¢s de uno se ha maravillado de que yo haya dado tanto espacio a este tema. No es una casualidad que los pa¨ªses donde la Iglesia cat¨®lica tiene m¨¢s peso la represi¨®n sexual es m¨¢s fuerte. En casi todas las religiones existen l¨ªderes que empujan la investigaci¨®n en este campo y rompen viejos prejuicios. Pero sobre todo las religiones organizadas son anti-sexo. Los problemas del sexo son el gran desaf¨ªo de la cultura moderna a todas las iglesias. No se puede olvidar que esta es la ¨¦poca del control de la natalidad. Que el primer preservativo tiene s¨®lo 102 a?os y que pr¨¢cticamente hace s¨®lo cincuenta a?os que los seres humanos pudiendo controlar en parte la natalidad han podido separar la sexualidad recreativa de la sexualidad procreativa. Pero es un tiempo demasiado breve para que las fuerzas conservadoras religiosas hayan podido asimilar un cambio tan radical en el comportamiento humano.
P. Se dice que es usted el mayor especialista mundial en la cuesti¨®n de la ?transexualidad?. ?Qu¨¦ significa este fen¨®meno?
R. Es uno de los problemas m¨¢s dram¨¢ticos y m¨¢s delicados que plantea la ciencia de la sexualidad. No es f¨¢cil explicarlo en pocas palabras. La ?transexualidad? no es la cura de un problema, no es una terapia. Es una rehabilitaci¨®n de la persona. Es la ?reasunci¨®n? del propio sexo. Existen muchas personas, m¨¢s de las que creemos, que ya desde muy ni?os poseen un sentimiento poderoso de pertenecer al otro sexo: el contrario a su estado morfol¨®gico. Parece ser que se trata de un problema de nacimiento, una falta de estructuras heteroxesuales. En la infancia estas personas parecen homosexuales o l¨¦sbicas. Muy afeminados o muy viriles. Terminan siendo travestis. Pero, en realidad, es algo m¨¢s profundo. La l¨¦sbica puede sentir inclinaciones hacia su propio sexo, pero se siente mujer. El ?transexual? es otra cosa. Es una mujer que advierte radicalmente su identidad masculina pero le falta el pene. En estos casos la crisis acaba siendo tan grande que la ¨²nica soluci¨®n es darles, morfol¨®gica y socialmente, su verdadera identidad interior. Y nosotros ponemos a su disposici¨®n todos los instrumentos necesarios para conseguirlo. Les pedimos dos a?os de prueba, durante los cuales se visten seg¨²n el sexo que sienten en su interior para que se acostumbren a soportar las pruebas externas de un contexto social hostil que presentar¨¢ resistencia a este cambio. Despu¨¦s actuamos con la psiclog¨ªa, la qu¨ªmica y la cirug¨ªa. Es un problema nuevo tambi¨¦n para la ¨¦tica y para la moral religiosa.
Droga y actividad sexual
P. ?Qu¨¦ relaci¨®n existe entre droga y sexo? Es decir, la droga ?favorece o impide la actividad sexual?R. Las dos cosas. Hay drogas que son contraproducentes como las que producen presi¨®n alta o las usadas en psiquiatr¨ªa. No existen las drogas afrodisiacas. Pero se empiezan a descubrir algunas drogas a base de hormonas que ayudan a recuperar la sexualidad perdida. Sirven s¨®lo en casos de carencia org¨¢nica. Y finalmente existen las drogas que estimulan la sexualidad. Por ejemplo, la marihuana. Pero no todas las personas reaccionan igual. Generalmente a quienes reaccionan positivamente a la droga ¨¦sta les aumenta la l¨ªbido y al contrario la inhibe a quienes les produce efectos desarm¨®nicos. Y es importante que la cantidad de droga sea correcta. Normalmente sirve para preparar o producir el orgasmo.
P. ?Existe un nexo entre sexo y violencia?
R. Creo que la violencia est¨¢ en relaci¨®n inversa con el sexo. Quienes viven una vida sexual serena y rica son menos violentos que quienes mortifican el sexo. En las sociedades, en las culturas o en las familias donde los ni?os no pueden tener un contacto f¨ªsico abundante con los padres o donde existe una formaci¨®n sexual r¨ªgida y maniquea, la violencia explosiona con mayor facilidad. Todas las sociedades violentas son anti-sexo y todas las sociedades cristianas son violentas. Quiz¨¢ esto tenga un origen antiguo. El cristianismo nace en Medio Oriente con historias de mucha violencia. De hecho, la Biblia, el Antiguo Testamento, es una historia de violencia.
P. Pero en la Biblia existe tambi¨¦n el Cantar de los cantares, que es la poes¨ªa m¨¢s bella que existe sobre el sexo.
R. S¨ª, pero el s¨ªmbolo del cristianismo sigue siendo para la mayor¨ªa la cruz, que es un s¨ªmbolo de violencia.
P. ?Puede existir verdadera sexualidad sin amor?
R. Por supuesto. Los seres humanos est¨¢n llamados a mantener una fuerte atraci¨®n rec¨ªproca. Dos personas pueden vivir mucho tiempo con esta fuerza y vivir intensamente la vida sexual. Otros, despu¨¦s de algunos a?os de casados, no est¨¢n ya enamorados, no se aman, pero siguen viviendo sexualmente. No importa el nombre que se de a este ?unirse?. Lo que s¨ª es cierto es que siempre lo mejor es que no muera esta atracci¨®n sexual. Lo contrario es la monoton¨ªa, el aburrimiento.
Vida sexual del ni?o
P. ?C¨®mo se debe preparar a los ni?os para una vida sexual seria y libre?R. A los ni?os hay que explicarles todo seg¨²n la edad. Hay que explicarles la sociolog¨ªa del sexo. Hace doscientos a?os la adolescencia era a los diecisiete a?os. Hoy mucho antes. Hoy a los doce a?os los chicos normalmente son maduros para procrear. Algunos se casan. Yo no estoy de acuerdo. Es mejor que no quemen las etapas para no aumentarles las dificultades futuras Pero esto no quiere decir que se les deban prohibir los juegos sexuales. En nuestra sociedad los castigamos y prohibimos demasiado. En realidad, deber¨ªan ser como un ensayo de teatro. Estas prohibiciones son generalmente la causa de todos los trastornos sexuales de chicos y grandes. Si se les permitiera con mayor facilidad estos juegos sexuales no procreativos ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil ense?arles el amor y la pr¨¢ctica madura del propio sexo. Las inhibiciones favorecen una visi¨®n futura del sexo como violencia. Normalmente, las personas adultas que viven con mayor riqueza y serenidad la propia sexualidad son aquellas que desde ni?os se acostumbraron a ver, sin morbosidades, todas las cosas relativas al sexo sin excluir las publicaciones pornogr¨¢ficas que excitan s¨®lo a los inhibidos. Para los dem¨¢s es s¨®lo curiosidad, y el ejercicio de la curiosidad es important¨ªsimo en los ni?os. Yo no me cansar¨¦ de decir que los juegos sexuales constituyen una importante parte del desarrollo normal del ni?o. En las experiencias hechas con los monos hemos comprobado que el aislamiento produce fen¨®menos de anomal¨ªas sexuales e impotencia. No son estos juegos sexuales quienes producen la perversi¨®n. La produce m¨¢s bien la represi¨®n. Si a los ni?os se les castiga demasiado por estos juegos se producen trastornos o el fen¨®meno que yo llamo parafilia.
P. ?Qu¨¦ piensa del movimiento feminista un especializado como usted en cuestiones sexuales?
R. Que representa un cambio radical de la historia. Es un imperativo del que ya no es posible huir. La verdadera conquista del feminismo es el control de nacimientos, es decir, la posibilidad de separar la sexualidad de los hijos. A mi parecer, los anticonceptivos han cambiado nuestra historia m¨¢s que el autom¨®vil. El feminismo ha puesto de relieve que despu¨¦s de milenios de ¨¦nfasis sobre lo que distingue al hombre de la mujer, hoy es necesario insistir sobre lo que es com¨²n, que es todo, menos la menstruaci¨®n, la concepci¨®n y el parto.
P. ?C¨®mo es la sexualidad de los dictadores?
R. Bueno, yo nunca visit¨¦ a un dictador, pero me imagino que la sexualidad de estos hombres sigue el estereotipo, seg¨²n el cual, el hombre puede hacer lo que quiere y la mujer no. Para ellos existen s¨®lo dos tipos de mujeres: la virgen y la puta. Con la esposa no pueden gozar sexualmente porque la sienten fr¨ªa. Por eso, si pueden, van con prostitutas, pero en este caso la relaci¨®n sexual est¨¢ impregnada siempre de violencia. Generalmente se busca una amante.
P. ?Por qu¨¦ se da hoy tanto ¨¦nfasis a la ciencia sexual?
R. En realidad somos pioneros, porque se trata de una ciencia muy joven. Ayer se cre¨® en Roma, por vez primera, la Sociedad Mundial de Sexualidad. Esta b¨²squeda pertenece a la lucha por las libertades civiles. Pero hoy es a¨²n m¨¢s importante que ayer, porque la edad media del hombre, sobre todo en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, ha aumentado enormemente. Antes la edad media era de treinta a?os. El tiempo justo para concebir hijos y criarlos. Hoy la media es de setenta a?os. Los hombres y las mujeres tienen por delante una segunda vida que no necesita una actividad sexual fecundativa, pero s¨ª recreativa. Es necesario que los hombres y las mujeres aprendan a usar el sexo como felicidad y no s¨®lo como deber, porque se trata de una actividad humana y de una libertad que les debe acompa?ar, con las l¨®gicas diferencias de la edad, durante toda la vida. Pero todo esto es necesario que se empiece a conocer, sin tab¨²s, en la escuela y en la familia, desde muy peque?os.
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